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Desde 1886, cuando se funda la primera escuela de enfermeras y masajistas de Buenos Aires, la participación femenina comienza a insinuarse.
A partir de 1939 los cursos eran validados por la Facultad de Ciencias Médicas. Los movimientos femeninos habían adquirido fuerza a principios del siglo XX con sus luchas por la igualdad de derechos, extendiéndose al derecho de poseer una profesión.
Es considerada como ocupación femenina. La Casa Cuna, ayudaba a las madres solteras, jóvenes e incultas. Les recibía el hijo y les conseguía trabajo.
Muchas de estas madres estudiaban para enfermeras y trabajaban en el hospital. Dado el origen marginal de las enfermeras, esta carrera pasa a ser poco “elegible” por sus características sociales.
En la Escuela Municipal de Nurses Cecilia Grierson, las estudiantes debían tener buena salud como condición básica.
Las enfermeras debían presentar ciertas características:
El reglamento interno expresaba:
La Universidad Nacional del Litoral creó la primera escuela de enfermería universitaria, comenzó en 1940 y cesó en 1944, funcionó anexa al Hospital Nacional Centenario.
La escuela exigía título de maestra o bachiller y se cursaba la carrera durante tres años con un sistema de internado obligatorio.
Desde 1946 la asistencia social se multiplicó. La capacidad hospitalaria del país se duplicó, siendo ministro de Salud Pública de la Nación: Ramón Carrillo.
La formación de enfermeras recibió un nuevo impulso. Hubo un nuevo programa para todas las Escuelas de Enfermería existentes, basado en el que el CIE (Consejo Internacional de Enfermeras).
La nueva Escuela de Enfermería creada en 1947, dependiente de la Secretaría de Salud Pública, realizaba prácticas en el hospital Cosme Argerich, y funcionó en Bolívar 1120 hasta 1951. Con un régimen de becarias, la mayoría de las provincias del interior.
La enfermería de Salud Pública tiene auge durante los dos mandatos peronistas, favoreciendo la actividad preventiva y fomentando la salud.
La instrucción de estas enfermeras debió ser particular, dado que los servicios se prestaban a las personas y a las familias (no a las enfermedades y dolencias).
La Fundación de la Ayuda Social Eva Duarte de Perón, concreto la construcción de policlínicas 〈23〉 y hospitales (18) en el país, hogares escuela (18) hogares de ancianos (4) hogares de tránsito (3).
El desarrollo de la infraestructura sanitaria posibilitó la formación de cientos de enfermeras, para lo cual la Fundación creó su propia Escuela de Enfermería.
En el año 1953, una delegación participa del Cuarto Congreso Regional de la OPS (Organización Panamericana de la Salud) por su influencia se constituye la “Asociación Instructora de Escuelas de Enfermería”.
Luego paso a ser Asociación Argentina de Enfermeras Diplomadas (AAED), regida por un estatuto, reconociendo al del CIE, en 1958 obtuvo su personería jurídica.
Un antecedente de organización lo constituía la Asociación de Enfermeras Católicas, fundada en 1936.
Por esos años, la Escuela de Enfermeras Sor Camila Rolón y la Escuela 7 de Mayo, perteneciente al Instituto Nacional de Acción Social desarrollaban sus tareas formadoras.
La Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA), organiza cursos en algunas filiales del interior.
El Hospital Israelita conformará su propia escuela de nurses.
En 1952 en la Escuela de Enfermeras Helena Larroque de Roffo, dependiente de la Facultad de Medicina de la UBA, asume Antonia Cancio, creándose en su gestión cursos de especialización en hemoterapia, anestesia e instrumentación.
Por ese año se abre una Escuela de Enfermería en la Universidad de Tucumán. La de Córdoba iniciará sus cursos en 1956, y la Escuela Superior de Enfermeras de la Universidad del Litoral retoma sus clases en 1959.
Terminada la segunda guerra se impuso poco a poco el modelo de “Enfermería científica”, difundida por Virginia Henderson. La definición enunciada por Henderson en 1955 es revisada en 1966:
La ley 17.132 sancionada el 24 de enero de 1967, produjo la necesidad de replantearse la posición a tomar, la ley señalaba regir el desempeño de “Médicos, odontólogos y colaboradores”.
Frente a un panorama de fragmentación se creó la ley nacional 24.004 referente al ejercicio de la enfermería, sus niveles de ejercicio, alcances y reglamentación sancionada en 1991 y reglamentada en diciembre de 1993.
Esta mirada retrospectiva en la historia de la enfermería en Argentina desde el año 1900 hasta el año 1950, demostró una profesión que ha carecido durante mucho tiempo de una identidad profesional adecuada para evolucionar en un marco social de justicia.
Consecuencia de un contexto de desigualdad, de marginación social y cultural, asociado a la dependencia económica y política generada por la cultura dominante.
En la actualidad la enfermería parece moverse en un callejón sin salida, donde su meta es la permanencia, estancada en estructuras de pensamiento estáticas, excesivamente racionales.
Por el carácter cautivo del ejercicio agregado al tipo de dependencia hacia el sistema de salud, donde se hallan las empresas públicas, privadas y las obras sociales, cuyos lineamientos son los propios de las instituciones.
Sustentando a través de la gestión de enfermería el sistema jerárquico y hegemónico (reproduciéndose en diferentes ámbitos como válido), en el cual prevalece el modelo curativo.
En los trabajos de investigación, se hallan dos vertientes, la de la Enfermera Especializada (tecnologías especiales) y la Enfermera Comunitaria, aquella de la Salud Pública en nuestro país.
La Enfermera comunitaria es la ocupada de la prevención de la enfermedad; en otros países no valorizada; la cual debe estar preparada para asumir los desafíos de estos tiempos difíciles.
La creatividad genera incertidumbre, exige atención, estrategias, pensamiento crítico y una dosis de valor; quién se atreve es dueño de su rumbo, si ese rumbo es compartido, producirá cambios y modificará estamentos.
La Imagen de la Enfermería no goza de gran esplendor, más bien se encuentra de capa caída, si es que alguna vez no lo estuvo.
Cada día parece que los enfermeros tienen que acostumbrarse más y más a ser objeto de series de televisión, bromas, etc.
Aunque parezca mentira, en tales foros o medios, pocas personas, o profesiones aparecen revalorizadas, respetadas o representadas con veracidad.
En la profesión periodística: reporteros, profesionales serios y competentes desarrollan su actividad, muchas veces bajo el anonimato del desconocimiento mediático, y otros se encargan de tirar por lo suelos a una profesión antaño más valorada: novelas, programas del corazón, talkshows, películas eróticas, etc …, donde cualquiera podría trabajar en ellos sin necesidad de estudiar en una Facultad de Ciencias de la Información.
1. – Sexismo.
Cuando se asocian a la mujer o al hombre.
2. – Rol profesional.
Que tipo de papel profesional le atribuyen a la enfermera.
3. – Juego de enfermera.
Ese jugar a la enfermera en una dimensión más concreta.
4. – Mensajes éticos.
Cuáles son los valores éticos.
Última actualización: [08/05/2020]
Esta publicación fue modificada por última vez el 02/05/2023 06:09
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