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Los coronavirus son una gran familia de virus que pueden causar infección en los seres humanos y también en animales (camellos, gatos, murciélagos…). Algunos coronavirus son viejos conocidos y están ampliamente distribuidos por el mundo, pero otros llevan poco tiempo con nosotros, como el que ahora mismo nos tiene en jaque, llamado SARS-CoV-2.
Estos virus pueden causar diversas enfermedades, que van desde procesos leves como el resfriado común, hasta otros más graves como el Síndrome Respiratorio Agudo Grave.
Aunque los nombres suelen emplearse indistintamente hay diferencias entre ellos:
Coronavirus es el nombre de la familia de estos virus al completo.
SARS-CoV-2 es el nombre del coronavirus concreto causante de la pandemia.
Es decir, el nombre con el que hemos bautizado al bicho. COVID-19 es el nombre de la enfermedad. Se escribe preferentemente en femenino: “la COVID-19”.
Ahora mismo parece claro que el origen o reservorio del virus es el murciélago. Parece que el pangolín puede ser el hospedador intermediario. El análisis de los coronavirus hallados en pangolines consumidos de forma ilegal en China muestran una similitud genética de entre el 85 % y 92 % con el SARS-CoV-2.
Son necesarios más estudios pero esta podría haber sido la fuente de la infección en el mercado de Wuhan.
A partir de las secreciones de las personas infectadas. Principalmente por contacto directo con las gotitas respiratorias de más de 5 μm, que se expulsan mediante la tos, estornudos o exhalaciones y que son capaces de transmitirse hasta 2 metros de distancia, en general. También puede transmitirse por las manos u objetos que se hayan contaminado con estas secreciones y que después nos llevemos a la boca, nariz u ojos.
Una vez que la gota o secreción se ha depositado en la superficie, el tiempo de “supervivencia” depende de factores como la humedad y la temperatura. Diferentes estudios han encontrado el SARS-CoV-2 viable durante este tiempo aproximado:
¡IMPORTANTE! Que se hayan encontrado virus viables en superficies no significa que haya carga viral suficiente para infectar. Una cosa es que haya “bicho” y otra que haya “bichos suficientes”.
La transmisión aérea del virus gana protagonismo. Después de que 240 científicos de múltiples disciplinas publicaran una carta en Clinical Infectious Diseases reclamando que se preste mayor atención a la trasmisión aérea de SARS-CoV-2, la Organización Mundial de la Salud reconoció que existe evidencia creciente sobre el tema y que va a presentar un documento científico en los próximos días para abordar sus implicaciones.
Han causado mucha confusión las noticias sobre la posible permanencia del virus en aerosoles. Los estudios han mostrado que, en condiciones experimentales, la viabilidad del coronavirus en aerosoles generados por máquinas de nebulización puede ser de hasta tres horas.
Los nebulizadores son aparatos que se usan en tratamientos farmacológicos capaces de generar gotículas de 1-5 μm. Estas gotículas son más pequeñitas que las gotículas habituales a partir de las que se contagia el virus y de las que ya hemos hablado. En algunos estudios se ha visto que estas pequeñas gotículas, expelidas por nebulizadores de forma artificial, podrían permanecer suspendidas en el aire durante tres horas.
Por este motivo han aumentado las medidas de seguridad con respecto al uso de los nebulizadores, pero esto no significa que el virus, en condiciones normales, permanezca siempre en el aire durante tres horas.
Aunque se ha detectado el virus inefectivo en heces de personas enfermas, la transmisión a través de heces es una hipótesis para la que no existe evidencia en esta epidemia. En caso de existir esta vía de transmisión su impacto sería menor.
El virus no atraviesa la piel íntegra, pero la piel expuesta (manos, cara, etc) puede actuar como otra superficie más en la que se depositan gotitas que luego nos llevemos a la boca, nariz u ojos. Es cierto que teóricamente una piel con lesiones o heridas abiertas sí podría ser una puerta de entrada al coronavirus, y la OMS contempla esta vía en sus manuales de prevención de contagio, pero no hay ningún caso registrado hasta la fecha.
Actualmente hay estudios que muestran que es posible la transmisión humano-gato y también existe la posibilidad de transmisión entre gatos y entre hurones. Los hurones son susceptibles a la infección y también los perros en mucha menor medida. Sin embargo, en este momento no hay evidencia de transmisión desde los animales a los humanos ni parece que la enfermedad en animales tenga una gran contribución en la epidemia.
Con base en la información limitada disponible hasta la fecha, el riesgo de que los animales transmitan el COVID-19 a las personas se considera bajo. Seguimos aprendiendo acerca de este virus, pero todo parece indicar que en algunas situaciones las personas pueden transmitirlo a los animales.
Última actualización: [ 12/07/2020 ]
Esta publicación fue modificada por última vez el 02/02/2023 20:05
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