Contenido
Técnica de Inyección de Insulina
La insulina es un tratamiento esencial para las personas con diabetes mellitus tipo 1 (DM1) desde el inicio de la enfermedad, y a menudo necesario para aquellos con diabetes mellitus tipo 2 (DM2) cuando la progresión de su condición lo requiere.
El manejo efectivo de la diabetes se basa en tres pilares fundamentales: la administración de insulina, una dieta adecuada y la actividad física regular. La necesidad de inyectar insulina puede generar resistencia en algunos pacientes. Por ello, es crucial permitir que las personas expresen sus temores, creencias y preocupaciones sobre el tratamiento con insulina.
Este enfoque ayuda a superar barreras potenciales y facilita el proceso de aprendizaje durante la transición a la terapia con insulina. Un programa estructurado de educación terapéutica, dirigido al paciente, su familia o cuidadores, puede ser muy beneficioso.
Este programa puede ayudar a la aceptación del tratamiento, personalizar las estrategias de manejo y asegurar una correcta administración de la insulina, que es fundamental para el éxito del tratamiento.
Los objetivos del programa deben adaptarse a las necesidades individuales y al ritmo de aprendizaje de cada persona. La urgencia de iniciar la insulina varía según el tipo de diabetes y la situación del paciente. Por ejemplo, es más inmediata en el caso de un diagnóstico reciente de DM1 que en una persona con DM2 que ha experimentado el fracaso de otros tratamientos. En todos los casos, el programa debe abordar varios aspectos clave:
- Comprensión de la necesidad de iniciar la insulina.
- Técnica correcta de inyección.
- Importancia y métodos de monitorización de la glucemia.
- Recomendaciones básicas sobre alimentación y ejercicio físico.
- Manejo de descompensaciones agudas (hipoglucemias e hiperglucemias).
- Prevención y manejo de problemas locales secundarios a la administración de insulina (como las lipodistrofias).
- Estrategias para situaciones especiales, cuando sea necesario.
Este enfoque integral y personalizado puede mejorar significativamente la aceptación y el manejo efectivo del tratamiento con insulina en personas con diabetes.
Técnica para aplicar la Insulina
Los métodos de administración de insulina han evolucionado significativamente a lo largo del tiempo. Se ha pasado de las jeringas tradicionales a dispositivos más modernos como las plumas inyectoras o “pens”, y en años recientes, a los infusores de insulina subcutánea, comúnmente conocidos como “bombas de insulina”.
Aunque todos estos instrumentos son confiables, cada uno requiere un aprendizaje específico que debe ser supervisado por un profesional de la salud. Si bien las guías para la administración de insulina pueden variar entre países, existe un consenso universal sobre la necesidad de administrar en el tejido subcutáneo. En este contexto, es importante destacar 3 aspectos fundamentales:
- Zonas de inyección y rotación:
Es crucial variar los sitios de inyección para prevenir complicaciones locales y asegurar una absorción consistente de la insulina. Las áreas comunes incluyen el abdomen, los muslos, los brazos y los glúteos. Se debe establecer un patrón de rotación sistemático. - Grosor del tejido subcutáneo:
El espesor del tejido subcutáneo varía según la zona del cuerpo y entre individuos. Conocer estas diferencias es esencial para asegurar que la insulina se inyecte correctamente en el tejido subcutáneo y no en el músculo o intradérmicamente. - Longitud de las agujas y agujas de seguridad:
La elección de la longitud de la aguja es crucial para asegurar que la insulina se deposite en el tejido subcutáneo. Las agujas más cortas (4-6 mm) son generalmente suficientes para la mayoría de los pacientes y reducen el riesgo de inyecciones intramusculares. Las agujas de seguridad, diseñadas para prevenir pinchazos accidentales, son cada vez más utilizadas, especialmente en entornos sanitarios.
La comprensión y aplicación correcta de estos aspectos es fundamental para optimizar la eficacia del tratamiento con insulina y minimizar las complicaciones asociadas a su administración.
1. Zonas de Inyección y Rotación de la Insulina
Las zonas recomendadas para la inyección de insulina son los brazos, el abdomen, las piernas y los glúteos. Para evitar la saturación de las zonas y prevenir lipodistrofias, es crucial realizar una rotación adecuada de los sitios de inyección.
Cualquier método de rotación es válido siempre que permita diversificar y dar descanso a las zonas para su recuperación. Un enfoque efectivo es la rotación semanal sistematizada propuesta por Saez de Ibarra y colaboradores, que sugiere dividir cada zona en cuatro secciones y utilizar una sección diferente cada semana.
Históricamente, con las insulinas humanas, se recomendaba usar los brazos y el abdomen para las insulinas rápidas, y los muslos o glúteos para las insulinas lentas, debido a las diferencias en la velocidad de absorción. Sin embargo, con los análogos de insulina modernos, este enfoque ha cambiado. Las diferencias en la absorción entre las distintas zonas y tipos de análogos (rápidos o lentos) son menos significativas.
2. Grosor del tejido subcutáneo
Los avances en técnicas de imagen han revelado que el espesor del tejido subcutáneo es menor de lo que se creía anteriormente. Esta información es crucial, ya que implica que muchas inyecciones de insulina podrían estar alcanzando el tejido muscular en lugar del subcutáneo.
Cuando la insulina se inyecta en el músculo, su absorción se acelera, lo que altera significativamente su cinética de acción. Para ilustrar este punto, se puede considerar la Imagen 2 que muestra el perfil del tejido subcutáneo en hombres y mujeres, tanto de frente como de espalda. En esta representación, se indican las distancias medias del espesor del tejido subcutáneo en milímetros para diferentes áreas del cuerpo.
Además, se proporcionan los valores máximos y mínimos entre paréntesis, lo que demuestra la variabilidad individual en el grosor del tejido subcutáneo. Esta información es vital para la práctica clínica, ya que subraya la importancia de seleccionar cuidadosamente la longitud de la aguja y la técnica de inyección adecuadas para cada paciente.
El objetivo es asegurar que la insulina se deposite consistentemente en el tejido subcutáneo, evitando inyecciones intramusculares no deseadas que podrían afectar la eficacia del tratamiento y el control glucémico del paciente.
3. Longitud de las agujas y agujas de seguridad
Basándose en los conocimientos actuales sobre el grosor del tejido subcutáneo, se ha producido un cambio significativo en las recomendaciones para la administración de insulina:
- Longitud de las agujas:
Se ha pasado de recomendar agujas de 12 mm con inyección en ángulo de 45º, a preferir agujas más cortas de 4, 5 o 6 mm, aplicadas en ángulo recto (90º). Esta modificación busca reducir el riesgo de inyecciones intramusculares. - Aceptación y dolor:
Las agujas cortas tienen mejor aceptación entre los pacientes. Sin embargo, el dolor no depende tanto de la longitud como del bisel de la aguja y su reutilización. - Uso único de agujas:
Las agujas de los “pens” están diseñadas para un solo uso. La reutilización puede causar pérdida de lubricación, despuntamiento y contribuir a la aparición de hipertrofias y dolor. El riesgo de hipertrofia aumenta significativamente cuando se reutiliza más de cuatro veces. - Agujas de seguridad:
Desde 2013, se utilizan agujas de seguridad en centros sanitarios para prevenir pinchazos accidentales. Estas también pueden ser útiles para pacientes con riesgo biológico y sus familiares. - Técnica del pliegue:
Para evitar inyecciones intramusculares, se recomienda hacer un pliegue en la piel. Esto es fácil en piernas y abdomen, pero puede requerir ayuda en los brazos. En los glúteos no es necesario debido al mayor grosor del tejido subcutáneo. La técnica correcta implica usar solo tres dedos para evitar levantar tejido muscular. - Prevención del rebosamiento:
Para evitar que la insulina se salga tras la inyección, se aconseja mantener la aguja insertada durante 5-10 segundos antes de retirarla. - Purga de la aguja:
Antes de cada administración, se debe purgar la aguja cargando 1-4 unidades de insulina y verificando que sale una gota por el extremo. - Recomendación general:
En caso de no poder individualizar, se sugiere usar una aguja corta, aplicarla en ángulo de 90º y realizar un pliegue cutáneo.
Estas pautas buscan optimizar la administración de insulina, mejorando la eficacia del tratamiento y reduciendo las complicaciones asociadas.
Información del Autor
- Plazas Lorena. Enfermera.
Referencias bibliográficas
- Anton Carmen; Peralta Perez Gemma; 2021; Manual de Insulinización para Enfermeria; Editorial IMC; Madrid; España.
Última actualización: [22/11/2024]