Reconocer una Urgencia Neurológica: Lo que todo enfermero debe detectar a tiempo
Urgencia Neurológica
Las urgencias neurológicas representan un reto clínico donde el tiempo es cerebro. Reconocer de forma precoz los síntomas y actuar con precisión puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, o entre una recuperación completa y una discapacidad irreversible.
En este artículo abordaremos las principales emergencias neurológicas desde la perspectiva enfermera, con un enfoque clínico, actualizado y aplicable a la práctica.
1. Cefaleas que no puedes ignorar
Las cefaleas pueden clasificarse en primarias (como la migraña o tensional) o secundarias, que alertan sobre patologías subyacentes potencialmente graves. La presencia de signos de alarma, como cefalea súbita e intensa (“en trueno”), rigidez de nuca o vómitos en proyectil, requiere evaluación inmediata para descartar condiciones como hemorragia subaracnoidea, meningitis o hipertensión intracraneana.
Clínica:
Primarias: Migraña, cefalea tensional, cefalea en racimos.
Secundarias: Por tumor, hemorragia subaracnoidea, meningitis.
Signos de alarma: “Cefalea en trueno”, vómitos en proyectil, fiebre, déficit neurológico súbito.
Cuidados de enfermería:
Evaluar características del dolor (inicio, localización, intensidad, duración).
Aplicar escala EVA para el dolor.
Monitorizar signos vitales, especialmente PA y temperatura.
Observar signos meníngeos (Kernig, Brudzinski).
Administrar medicación prescrita (analgésicos, antieméticos).
Preparar al paciente para neuroimagen si se indica (TAC urgente).
2. Vértigo: ¿Central o periférico?
El vértigo es una sensación ilusoria de movimiento y puede ser periférico (afección del oído interno) o central (origen neurológico). Las maniobras diagnósticas como Dix-Hallpike ayudan a diferenciar causas benignas de cuadros graves como ACV. Una anamnesis detallada —incluyendo inicio, duración, factores desencadenantes y síntomas asociados— es clave para orientar el diagnóstico.
Clínica:
Periférico: Nistagmo horizontal, audición afectada, náuseas.
Central: Nistagmo vertical, diplopía, ataxia, dismetría.
Maniobras diagnósticas: Dix-Hallpike, test de impulso cefálico.
Cuidados de enfermería:
Colocar al paciente en reposo y en posición de seguridad.
Monitorizar PA y glucemia.
Asistir en maniobras diagnósticas bajo indicación médica.
Controlar náuseas/vómitos y administrar antieméticos.
Educar sobre movimientos lentos al incorporarse.
3. Síncope: más allá de una simple caída
El síncope se define como una pérdida transitoria de la conciencia por hipoperfusión cerebral. Sus tipos incluyen vasovagal, ortostático, cardiogénico y neurológico, cada uno con implicancias clínicas distintas. El personal de enfermería cumple un rol fundamental en la monitorización post evento, la recolección de datos clínicos y la prevención de nuevos episodios.
Clínica:
Vasovagal, ortostático, cardiogénico, neurológico.
Importancia de diferenciar por historia clínica y signos previos.
Cuidados de enfermería:
Evaluar nivel de conciencia y posición del cuerpo.
Monitorizar constantes vitales, especialmente PA y ECG.
Colocar al paciente en decúbito supino con piernas elevadas.
Evaluar causas precipitantes (fármacos, deshidratación, ayuno).
Registrar el episodio y su duración.
4. Coma: evaluación rápida con la escala de Glasgow
El coma representa una alteración profunda de la conciencia, y su evaluación inicial debe seguir el ABCD neurológico: vía aérea, respiración, circulación y drogas. La escala de Glasgow permite cuantificar el nivel de conciencia y detectar deterioro neurológico precozmente. Diferenciar entre coma, estupor o estado vegetativo es esencial para orientar el manejo.
Clínica:
Estado de conciencia alterado.
Evaluar con ABCD: vía aérea, ventilación, circulación, drogas.
Aplicar Escala de Glasgow.
Cuidados de enfermería:
Asegurar la vía aérea y posición lateral de seguridad.
Monitorizar Glasgow, signos vitales y reflejos pupilares.
Recolectar datos de acompañantes o familiares.
Preparar para TAC craneal y exámenes complementarios.
Control riguroso de PA y signos de deterioro neurológico.
5. Crisis epilépticas: ¿Cuándo es una urgencia real?
Una crisis epiléptica aislada puede no ser crítica, pero el estado epiléptico (crisis >5 minutos o sin recuperación) es una emergencia vital. El manejo incluye control de la vía aérea, administración de benzodiacepinas y cuidado postictal para prevenir lesiones secundarias. La observación clínica enfermera es vital para documentar duración, tipo y respuesta al tratamiento.
Clínica:
Convulsiones tónico-clónicas, ausencia, focales.
Estado epiléptico: crisis prolongada >5 min o sin recuperación entre episodios.
Cuidados de enfermería:
Durante la crisis: proteger la cabeza, lateralizar, cronómetro en mano.
No introducir objetos en la boca.
Control postictal: nivel de conciencia, signos vitales, lesiones.
Registrar características del episodio.
Administrar benzodiazepinas IV o rectales si está indicado.
Apoyo emocional al paciente y familia.
6. Ictus: el tiempo corre contra el cerebro
El ictus o ACV es una urgencia neurológica donde cada minuto cuenta, ya que el tejido cerebral no sobrevive mucho tiempo sin oxígeno. Su detección mediante la escala FAST o el NIHSS permite activar rápidamente protocolos. El manejo difiere según si es isquémico o hemorrágico, y la actuación precoz de enfermería influye directamente en el pronóstico.
Clínica:
Déficit motor/sensitivo, disartria, desviación de comisura labial.
Evaluación con escalas FAST y NIHSS.
Cuidados de enfermería:
Aplicar escala FAST ante sospecha.
Canalización venosa periférica y glucemia capilar inmediata.
Medición de PA y temperatura.
Preparar para TAC urgente (no administrar anticoagulantes hasta descartar hemorragia).
Mantener la cabecera a 30°.
Registrar hora exacta del inicio de síntomas.
7. Hemorragia subaracnoidea espontánea
La hemorragia subaracnoidea se caracteriza por una cefalea explosiva e incapacitante, conocida como “en trueno”, la hemorragia subaracnoidea suele acompañarse de rigidez de nuca, náuseas y alteración de conciencia. Se trata de una urgencia que requiere ingreso a cuidados intensivos y control estricto de la presión arterial y signos neurológicos. El papel de enfermería es clave en el soporte inicial.
Clínica:
Cefalea súbita e intensa (“en trueno”), vómitos, rigidez de nuca.
Puede acompañarse de pérdida de conciencia o convulsiones.
Cuidados de enfermería:
Inmovilización en cama con reposo absoluto.
Control estricto de PA.
Monitorización neurológica continua.
Administración de analgésicos bajo prescripción.
Preparación para neuroimagen urgente.
Educar a familiares sobre evolución y gravedad.
8. Infecciones neurológicas graves: meningitis, abscesos, encefalitis
Estas patologías pueden comprometer rápidamente la vida o dejar secuelas graves. El síndrome meníngeo orienta al diagnóstico, aunque el cuadro puede confundirse con otras urgencias. La atención de enfermería implica aislamiento inmediato, monitorización neurológica continua y preparación para pruebas como punción lumbar, además de apoyo emocional al entorno.
Clínica:
Fiebre, cefalea, fotofobia, rigidez de nuca, alteración de conciencia.
Signos meníngeos positivos, convulsiones o focalidades.
Cuidados de enfermería:
Aislamiento de contacto y respiratorio si se sospecha meningitis bacteriana.
Monitorización neurológica y hemodinámica.
Control de Tº y administración de antitérmicos.
Recolección de muestras (hemocultivos, LCR bajo indicación).
Registro riguroso de evolución neurológica.
Apoyo emocional y contención del paciente y familia.
9. Distonías agudas iatrogénicas
Las distonías agudas iatrogénicas son reacciones musculares involuntarias, dolorosas y alarmantes, provocadas por efectos adversos de ciertos fármacos (como haloperidol o metoclopramida). Su aparición súbita exige reconocimiento inmediato por parte de Enfermería y tratamiento con biperideno. Una actuación oportuna evita complicaciones respiratorias y reduce el impacto en el paciente.
Clínica:
Contracciones musculares involuntarias, oculogiros, tortícolis aguda.
Asociadas a fármacos antipsicóticos o antieméticos (metoclopramida, haloperidol).
Cuidados de enfermería:
Reconocimiento inmediato de síntomas extrapiramidales.
Suspender medicación sospechosa.
Administración de biperideno IM o IV bajo prescripción.
Reposo y vigilancia hasta resolución.
Educación al paciente sobre los efectos adversos de los fármacos.
10. Otras urgencias neurológicas
Incluyen cuadros menos frecuentes pero potencialmente graves, como la neuralgia del trigémino severa, migraña refractaria, síndrome de Guillain-Barré (con riesgo de insuficiencia respiratoria) y parálisis de Bell con compromiso neurológico agudo. En todos los casos, los cuidados de enfermería deben enfocarse en la detección precoz, la educación y el seguimiento.
Incluye:
Neuralgia del trigémino severa: dolor facial intenso.
Migraña en brote: dolor incapacitante, vómitos, fotofobia.
Síndrome de Guillain-Barré: debilidad ascendente progresiva.
Parálisis de Bell con compromiso respiratorio: disfunción del VII par craneal.
Cuidados de enfermería:
Analgesia y ambiente tranquilo para neuralgias y migrañas.
Monitorización respiratoria en Guillain-Barré (evaluar CVF y signos de hipoventilación).
Derivación urgente ante signos de compromiso respiratorio.
Apoyo emocional, cuidado ocular (lubricación y oclusión si hay parálisis facial).
Registro y evolución motora diaria.
Cuadro de síntesis: Urgencias neurológicas frecuentes y abordaje enfermero
Urgencia | Signo clave | Acción enfermera inmediata | Escala o prueba |
---|---|---|---|
Cefalea | Inicio súbito, vómito, fiebre | Evaluar rigidez de nuca, escala de Glasgow | Glasgow, Tº |
Vértigo | Nistagmo, inestabilidad | Reposo, control PA, anamnesis detallada | Dix-Hallpike |
Síncope | Pérdida súbita de conciencia | ECG, PA, pulso, posición de seguridad | PA, ECG |
Coma | No responde a estímulos | ABCD, vía aérea, signos vitales | Glasgow |
Epilepsia | Convulsión, mordedura lengua | Lateralizar, proteger cabeza, cronómetro | Tiempo, Glasgow |
Ictus | Asimetría facial, disartria | FAST, derivación urgente, PA, glucemia | FAST, NIHSS |
Hemorragia subaracnoidea | Cefalea en trueno | Reposo absoluto, TACO, traslado urgente | TAC |
Meningitis/encefalitis | Fiebre, fotofobia, rigidez | Aislamiento, hemocultivos, ABC | LCR, Glasgow |
Distonías iatrogénicas | Torsiones musculares agudas | Suspender medicación, biperideno IM | Clínico |
Conclusión
Las urgencias neurológicas no dan segundas oportunidades. Como profesionales de enfermería, debemos mantener una mirada crítica y entrenada, dominar las escalas clínicas y conocer los signos sutiles que preceden a una catástrofe neurológica. Nuestra intervención temprana puede marcar la diferencia en el pronóstico del paciente.
¿Qué harías si una paciente llega con una cefalea repentina y vómitos explosivos?
En la próxima guardia, podrías ser tú quien detecte el signo que salve una vida. ¿Estás listo para actuar?
Información del autor
Fuentes consultadas
- David M. Cline; O. John Ma; 2014; Tintinalli; Manual de medicina de Urgencias; Séptima edición; Kansas City, Missouri.
Última actualización: [23/05/2025]
