Urgencias nefrourológicas: ¿Dolor, sangre o colapso renal?
Urgencias nefrourológicas
¿Puede una simple molestia urinaria esconder una urgencia vital? En el vértice entre el riñón y el sistema urinario, se juegan algunas de las situaciones clínicas más críticas y menos reconocidas en el servicio de urgencias.
Desde una retención aguda de orina hasta una silenciosa pero letal rabdomiólisis, estas entidades requieren un diagnóstico precoz y una intervención rápida.
El rol del profesional de enfermería es esencial: desde la valoración inicial, el control de signos de alarma, la aplicación de protocolos específicos hasta la contención emocional del paciente.
Este artículo explora las principales urgencias nefrourológicas, su fisiopatología básica, signos clave y abordaje, con un lenguaje claro, actualizado y fundamentado.
1. Lesión Renal Aguda (LRA): un fracaso súbito y silencioso
La LRA implica una disminución rápida de la función renal, generando acumulación de desechos nitrogenados y desequilibrio hidroelectrolítico. Puede ser prerrenal (hipoperfusión), renal (daño tubular) o posrenal (obstrucción urinaria).
Los signos incluyen oliguria, edema, hipertensión y alteraciones del sensorio. En urgencias, se prioriza la estabilización hemodinámica, control de la causa subyacente y monitoreo de creatinina y diuresis.
Enfermería debe registrar meticulosamente la diuresis horaria, balance hídrico y signos de sobrecarga.
2. Enfermedad Renal Crónica (ERC): descompensaciones que urgen
La ERC suele progresar lentamente, pero sus descompensaciones agudas, como la hiperpotasemia o la acidosis metabólica, pueden desencadenar situaciones de alto riesgo. En fases avanzadas, se manifiestan síntomas urémicos, náuseas, confusión, prurito, pericarditis.
En urgencias, el objetivo es evitar la progresión a LRA y preparar al paciente para diálisis si es necesario.
Enfermería se centra en el monitoreo electrolítico y cardiovascular, acceso vascular y educación en signos de alerta.
3. Síndrome nefrótico: edema, proteínas y riesgo de trombosis
Este síndrome se caracteriza por proteinuria masiva (>3,5 g/día), hipoalbuminemia, hiperlipidemia y edemas generalizados. La pérdida de proteínas altera la presión oncótica y puede llevar a derrame pleural, ascitis y trombosis venosa profunda.
Su diagnóstico exige análisis de orina, creatinina y estudios inmunológicos.
Enfermería debe estar alerta a signos de trombosis, control del peso, balance hídrico y adherencia al tratamiento diurético y esteroideo.
4. Síndrome nefrítico agudo: alarma en orina oscura
En general de causa postinfecciosa (como la faringitis por estreptococo), este síndrome presenta hematuria macroscópica, hipertensión, edemas y deterioro renal rápido. Puede confundirse con glomerulonefritis aguda.
En urgencias, se requiere control estricto de TA, función renal y seguimiento con nefrología.
Enfermería vigila signos de hipertensión severa, cefaleas, convulsiones y monitorea la diuresis.
5. Rabdomiólisis: cuando el músculo envenena el riñón
La destrucción masiva del tejido muscular libera mioglobina, que precipita en los túbulos renales, provocando LRA. Puede deberse a traumatismos, convulsiones, intoxicaciones o hipertermia.
Clínicamente se presenta con dolor muscular, debilidad, orina color té y niveles elevados de CPK. La hidratación agresiva y alcalinización urinaria son clave.
Enfermería administrará fluidoterapia, monitorea signos de insuficiencia renal y controla el estado neuromuscular.
6. Hematuria: cuando la sangre en la orina alerta al diagnóstico
La presencia de sangre en la orina, ya sea macroscópica o microscópica, puede tener múltiples orígenes: infecciosos, traumáticos, oncológicos o glomerulares. En urgencias, una hematuria franca obliga a descartar causas graves como tumores u obstrucciones.
El interrogatorio orientado (trauma, litiasis, infecciones previas) y análisis de orina son claves.
Enfermería debe registrar el color, frecuencia urinaria, dolor asociado y evolución del sangrado, así como acompañar en estudios como ecografía o urocultivos.
7. Retención aguda de orina: el cuerpo no puede eliminar desechos
Esta condición se presenta como una incapacidad súbita para orinar, provocando distensión vesical, dolor abdominal y urgencia urológica. Suele asociarse a hiperplasia prostática, cálculos o medicamentos.
El tratamiento inmediato es la cateterización urinaria, asegurando un drenaje cuidadoso.
El rol de enfermería es clave en la colocación del sondaje, monitoreo del volumen drenado, control del dolor y observación de complicaciones como hematuria post drenaje.
8. Cólico nefrítico: dolor lacerante que no se olvida
Producido por la obstrucción del flujo urinario, generalmente por un cálculo, el cólico nefrítico se manifiesta con dolor lumbar intenso, irradiado a la ingle, náuseas y hematuria. El diagnóstico se confirma por ecografía o tomografía no contrastada.
El abordaje se basa en analgesia potente (AINES, opioides) y control del espasmo ureteral.
Enfermería participa en la evaluación del dolor con escalas, administración precisa de analgésicos y vigilancia de signos de infección o deterioro renal.
9. Infecciones urinarias bajas: cistitis y uretritis
Frecuentes en mujeres jóvenes, embarazadas y adultos mayores, se presentan con disuria, polaquiuria y dolor suprapúbico. En varones, siempre se considera como complicada. La cistitis es generalmente de origen bacteriano (E. coli), mientras que la uretritis puede ser de transmisión sexual.
En urgencias, se indica antibioticoterapia empírica guiada por cultivos.
Enfermería colabora en la educación del paciente, toma de muestras y control de la evolución clínica.
10. Prostatitis aguda: fiebre y disuria en hombres jóvenes
Se trata de una infección aguda de la glándula prostática, frecuentemente bacteriana, con síntomas de cistitis acompañados de fiebre, escalofríos, dolor perineal y retención urinaria. El tacto rectal es doloroso y no debe realizarse en fase aguda para evitar bacteriemia.
El tratamiento requiere antibióticos por vía parenteral y hospitalización si hay sepsis.
Enfermería vigila la respuesta al tratamiento, toma signos vitales frecuentes y evalúa el retorno a la micción espontánea.
11. Pielonefritis aguda: la infección que asciende
Infección del parénquima renal, usualmente por vía ascendente desde la vejiga. Se presenta con fiebre alta, dolor en el ángulo costovertebral, náuseas y malestar general. Puede evolucionar a sepsis.
El diagnóstico se confirma por urocultivo, y la ecografía puede descartar complicaciones (abscesos, litiasis).
Enfermería cumple un rol vital en la monitorización hemodinámica, administración de antibióticos y rehidratación intravenosa.
12. Síndrome escrotal agudo: urgencia que puede comprometer la fertilidad
Dolor escrotal súbito, hinchazón y enrojecimiento pueden deberse a torsión testicular (requiere cirugía urgente), orquiepididimitis o hernia encarcelada. La torsión testicular es una urgencia quirúrgica verdadera: hay una ventana de 6 horas para evitar la necrosis testicular.
El diagnóstico se apoya en el examen físico y ecografía Doppler.
Enfermería debe realizar una rápida derivación, control del dolor y contención emocional del paciente.
13. Priapismo: erección persistente que puede causar daño irreversible
Es una erección prolongada (>4 horas), no relacionada con estimulación sexual, que puede causar daño estructural irreversible en el pene. Se clasifica en isquémico (más frecuente y doloroso) y no isquémico.
Puede estar asociado a fármacos, enfermedades hematológicas o trauma. El priapismo isquémico es una emergencia urológica que requiere drenaje del cuerpo cavernoso y fármacos vasoactivos.
Enfermería debe evaluar el tiempo de evolución, dolor, administrar medicación prescrita y preparar para posible intervención.
Cuadro síntesis: Urgencias nefrourológicas
Patología | Signos clave | Actuación de enfermería |
---|---|---|
Lesión renal aguda | Oliguria, edema, confusión | Control de diuresis, balance hídrico |
Enfermedad renal crónica | Náuseas, hipertensión, prurito | Control TA, signos de uremia, educación al paciente |
Síndrome nefrótico | Edema generalizado, proteinuria | Registro de peso, signos de trombosis |
Síndrome nefrítico agudo | Hematuria, HTA, cefaleas | Monitoreo TA, función renal |
Rabdomiólisis | Dolor muscular, orina oscura | Hidratación, control CPK y función renal |
Hematuria | Orina roja, dolor urinario | Observación, toma de muestras |
Retención aguda de orina | Dolor abdominal, imposibilidad de orinar | Colocación de sonda vesical |
Cólico nefrítico | Dolor lumbar severo, hematuria | Escala de dolor, analgesia |
Cistitis / Uretritis | Disuria, urgencia, fiebre leve | Educación, urocultivo, control signos vitales |
Prostatitis aguda | Fiebre, dolor perineal, disuria | Antibioticoterapia, vigilancia clínica |
Pielonefritis aguda | Dolor en flanco, fiebre, náuseas | Monitorización hemodinámica, hidratación |
Síndrome escrotal agudo | Dolor testicular agudo, inflamación | Derivación urgente, analgesia |
Priapismo | Erección dolorosa >4h | Preparación para drenaje, control del dolor |
Conclusión
¿Estamos preparados para reconocer una urgencia nefrourológica antes de que cause un daño irreversible? Como profesionales de enfermería, debemos mirar más allá del síntoma aislado y entender la fisiopatología oculta, actuando con celeridad y criterio clínico. Estas urgencias nos exigen formación, atención al detalle y una visión integral del paciente.
¿Qué señales podrías estar pasando por alto hoy en tu práctica clínica?
Información del autor
Referencias
Kidney Disease: Improving Global Outcomes (KDIGO). (2023). Clinical Practice Guidelines.
Bonkat, G. et al. (2022). EAU Guidelines on Urological Infections. European Association of Urology.
Guías NICE (2023). Acute kidney injury: prevention, detection and management.
Ferri’s Clinical Advisor (2024). Elsevier Health.
Sociedad Española de Nefrología (S.E.N.) (2023). Protocolos de nefrología clínica.
Última actualización: [23/05/2025]