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En la valoración de una herida hay que plantearse simultáneamente y en función de la exploración que se haya realizado, el tipo de sutura que se deberá utilizar. Es decir:
La curación satisfactoria de una herida se produce por cicatrización de la misma. Su tratamiento básico consistirá en afrontar por planos sus bordes y mantener este contacto en reposo el tiempo suficiente para que el organismo ponga en marcha el fenómeno de cicatrización.
Hay dos aspectos importantes que hay que tener en cuenta:
Aspecto de la herida
Tiempo de evolución
El tiempo de producción determinará en gran medida la actitud a seguir:
En el tratamiento de las heridas lo primero que debe realizarse es la limpieza de la herida; generalmente con solución salina, para arrastrar la suciedad de la superficie. Después se aplica una solución antibacteriana (betadine). Si existe tejido necrosado, se procederá a su eliminación.
Por último, se aproximarán los bordes mediante técnicas de sutura por planos, eliminando espacios muertos y evitando el acumulo de secreciones que formarían seromas, hematomas o abscesos.
Los bordes se aproximan sin tensión, con el mínimo material extraño y manteniendo en reposo. Para prevenir la infección, se aislará la herida del medio ambiente, protegiéndola de factores externos y cubriéndola con apósitos.
La herida debe mantenerse en reposo durante el tiempo que dure su cicatrización, ya que el movimiento de la zona aumenta la tensión de los bordes, y la irritación de los puntos de sutura y así interfiere en el proceso cicatricial.
Las heridas secas (transcurridas 24-48 horas de la lesión) suelen dejarse al aire libre. Por tal motivo, se deben inspeccionar con frecuencia y prestar especial atención a los siguientes puntos:
El tratamiento general ante una herida debe incluir:
Para una buena “soldadura”, o unión entre los bordes de la piel tras una herida, se ha de garantizar una buena irrigación sanguínea. Si alguno de los bordes de dicha herida presenta signos necróticos, se deben eliminar éstos para procurar una unión no desvitalizada que favorezca el proceso de cicatrización y curación.
En caso de que la herida haya que curarla en 2ª intención, o bien que durante el proceso de cicatrización haya presentado signos necróticos o de desvitalización, hay que proceder a la escisión de dicha piel muerta para asegurar la correcta unión entre sus bordes.
El Friedrich es una técnica que consiste en la eliminación del tejido esfacelado o necrótico de una herida o úlcera por medios quirúrgicos o médicos.
Este tejido actúa como una barrera mecánica que impide la aproximación de los bordes de la herida y favorece el ambiente propicio para el desarrollo de microorganismos e infección, por lo que es necesaria su eliminación en la gran mayoría de los casos y promover el adecuado proceso de reparación cutánea.
El tejido necrótico está compuesto por proteínas tales como colágeno, fibrina y elastina, además de otras células y cuerpos bacterianos que constituyen una costra dura y deshidratada de color oscuro. El tejido desvitalizado tiene una composición similar, pero con mayor cantidad de fibrina y humedad. Es una capa viscosa de color amarillo o blanquecino que se suelta con facilidad.
Última actualización: [16/01/2024]
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