Diagnósticos NANDA en Promoción de Salud
Última modificación el 09/09/2025 por Enfermería Buenos Aires
Diagnósticos NANDA en Promoción de Salud
La enfermería utiliza los diagnósticos de enfermería para identificar las respuestas humanas ante problemas de salud. Un diagnóstico de enfermería es un juicio clínico sobre las reacciones de una persona a un problema real o potencial de salud.
La taxonomía NANDA organiza estos diagnósticos en 13 dominios y múltiples clases, facilitando la comunicación y la planificación del cuidado. En particular, el dominio 1: Promoción de la salud incluye diagnósticos que incentivan el bienestar y la prevención de enfermedades, destacando la importancia de impulsar estilos de vida saludables.
La Clase 1: Toma de conciencia de la salud: Reconocimiento del funcionamiento normal y del bienestar; consta de 5 diagnósticos NANDA.
A continuación, revisamos cinco diagnósticos NANDA clave del área “Promoción de la salud”: Disminución de la implicación en actividades recreativas (00097), Riesgo de disminución de la implicación en actividades recreativas (00448), Conductas sedentarias excesivas (00355), Riesgo de conductas sedentarias excesivas (00394) y Desequilibrio del campo energético (00273).
Para cada uno se incluye un ejemplo clínico simulado, una definición clara, manifestaciones observables y al menos dos intervenciones de enfermería sugeridas.
Compromiso reducido en actividades recreativas (00097)
Ejemplo clínico: Marta es una mujer de 68 años que vive sola tras la pérdida de su pareja. Antes disfrutaba de paseos con amigas y clases de baile, pero desde hace meses muestra poco interés en salir de casa. Se la observa triste y pasa la mayor parte del día sentada viendo televisión.
Definición (explicada): Este diagnóstico describe una reducción notable en la participación, el interés o el disfrute de las actividades recreativas o de tiempo libre. En otras palabras, el paciente deja de involucrarse en pasatiempos o relaciones sociales que antes eran placenteros.
Puede deberse a factores físicos (dolor, fatiga), emocionales (depresión, ansiedad) o sociales (aislamiento), afectando negativamente la calidad de vida.
Manifestaciones clínicas: Se identifica por señales como pérdida de motivación, expresión de apatía y quejas de aburrimiento o soledad. El paciente evita eventos sociales, tiene pocas actividades fuera del hogar y presenta signos de aislamiento o descondicionamiento físico.
En el caso de Marta, el personal nota que ha reducido caminatas diarias y no asiste a reuniones con sus amigas, manifestando cansancio incluso para pequeñas salidas.
Intervenciones sugeridas:
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Fomentar la socialización: Planear actividades grupales o comunitarias, como talleres o terapias recreativas, para potenciar la interacción.
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Motivación y apoyo emocional: Conversar para identificar intereses previos, establecer metas personales de ocio y brindar apoyo psicológico, por ejemplo mediante técnicas de coaching saludable.
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Terapia ocupacional y ejercicio suave: Coordinar con profesionales actividades ligeras adecuadas al estado físico (paseos supervisados, baile de salón, jardinería), mejorando gradualmente la condición física y el ánimo.
Riesgo de disminución de implicación en actividades recreativas (00448)
Ejemplo clínico: Juan es un hombre de 50 años recientemente diagnosticado con artritis reumatoide. Aunque aún mantiene su rutina activa, nota dolor en las rodillas y teme perder movilidad. Le preocupa que podría dejar de participar en sus deportes y pasatiempos habituales si su condición empeora.
Definición: Este diagnóstico indica la predisposición o vulnerabilidad del paciente a reducir su implicación en actividades recreativas. En esencia, señala que existen factores de riesgo presentes (p. ej., limitación física o falta de apoyo social) que podrían llevar a una disminución futura de participación en el ocio. Es una fase preventiva: el paciente aún no manifiesta el problema, pero está en riesgo de desarrollarlo.
Manifestaciones clínicas: Como diagnóstico de riesgo, no hay síntomas actuales evidentes, pero se observan factores de riesgo potenciales.
En el caso de Juan, esos factores incluyen dolor articular en las rodillas, miedo a agravar su estado y escasa educación en manejo del dolor. También pueden considerarse otros: cambios recientes en la salud, falta de recursos o barreras ambientales.
La enfermera identifica que estos elementos podrían conducir a un compromiso recreativo reducido.
Intervenciones sugeridas:
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Educación y empoderamiento: Informar sobre la artritis y enseñar estrategias de autocuidado (ejercicios de bajo impacto, manejo del dolor) para evitar que el miedo inhiba la actividad.
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Planificación de actividades modificadas: Diseñar un plan recreativo adaptado (natación, ciclismo suave) que permita al paciente mantener la actividad sin agravar el dolor.
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Refuerzo positivo y seguimiento: Elogiar los esfuerzos actuales, fijar metas de movilidad y realizar controles periódicos que identifiquen tempranamente cualquier retroceso, estimulando la autoconfianza en el paciente.
Conductas sedentarias excesivas (00355)
Ejemplo clínico: Laura es una profesional de 35 años que trabaja muchas horas frente al ordenador y no realiza ejercicio regularmente. Al final del día llega a casa cansada y suele permanecer sentada viendo televisión durante la noche. En sus últimos controles médicos se le ha indicado reducir peso y mejorar su condición física.
Definición: Se define como un patrón de comportamiento marcado por una participación muy limitada en actividades físicas. Incluye tanto largos periodos sentados (trabajo de escritorio, transporte) como la ausencia de ejercicio y ocio activo.
Este estilo de vida sedentario puede afectar la salud física, mental y social, ya que el cuerpo recibe poca estimulación y energía.
Manifestaciones clínicas: El paciente dedica la mayor parte de su tiempo de vigilia a actividades estáticas (estar sentado o acostado) y no cumple recomendaciones mínimas de actividad física. Puede presentar sobrepeso, pérdida de tono muscular, fatiga al realizar esfuerzo leve y riesgos asociados (hipertensión, intolerancia a la glucosa, dolor lumbar).
En el caso de Laura, se observa aumento de peso, menor tolerancia al subir escaleras y que no disfruta de los fines de semana activos.
Intervenciones sugeridas:
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Fomento del ejercicio diario: Establecer un plan progresivo de actividad (ejercicios aeróbicos suaves, rutinas de estiramiento en el trabajo), asignando objetivos semanales específicos.
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Educación sobre sedentarismo: Explicar los efectos negativos del sedentarismo y motivar al paciente con estrategias prácticas (uso de recordatorios para pausas activas, aplicaciones de seguimiento de actividad).
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Reforzamiento conductual: Implementar incentivos para lograr metas (por ejemplo, registro diario de actividad física, elogios y feedback positivo) y promover un estilo de vida activo, como caminar durante llamadas de trabajo o acceder al trabajo en bicicleta.
Riesgo de conductas sedentarias excesivas (00394)
Ejemplo clínico: Pablo es un joven ejecutivo que teletrabaja desde casa. Aunque actualmente practica algo de ejercicio en fines de semana, pasa más de 8 horas al día sentado frente al computador. Recientemente notó dolores de espalda, pero aún no ha modificado su rutina.
Definición: Este diagnóstico refleja la posibilidad de que el paciente desarrolle un patrón de inactividad física prolongada. Es decir, identifica factores (estilo de vida laboral, ocio pasivo, creencias sobre el ejercicio) que predisponen al individuo a volverse excesivamente sedentario.
Aún no hay un problema grave de salud, pero existe un riesgo claro de que la inactividad aumente con el tiempo.
Manifestaciones clínicas: Al igual que en el ejemplo, el paciente pasa la mayor parte del día en posición sedentaria (trabajo, ocio frente a pantallas) y muestra señales iniciales de deterioro físico leve (cansancio al moverse, dolores musculares ocasionales).
También puede notar ansiedad o irritabilidad leve. Aunque no cumple criterios del diagnóstico actual, se observa la transición gradual hacia el sedentarismo. Identificar estos signos tempranos es crucial para evitar complicaciones.
Intervenciones sugeridas:
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Prevención mediante actividad: Proponer pausas activas regulares en la jornada laboral (breves caminatas, ejercicios de movilidad en la oficina), para interrumpir la inactividad y mantener el metabolismo activo.
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Creación de hábitos saludables: Ayudar al paciente a programar ejercicios ligeros diarios (hobby deportivo, gimnasio corto antes o después del trabajo) y ajustar el entorno (silla ergonómica, escritorio de pie) para promover el movimiento.
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Seguimiento y educación continua: Revisar mensualmente la rutina física del paciente, ofrecer refuerzo y educación sobre la importancia del ejercicio regular para la salud a largo plazo.
Desequilibrio del campo energético (00273)
Ejemplo clínico: Carla, 30 años, practicante de yoga, refiere sentirse frecuentemente cansada y sin energías, a pesar de dormir bien. Nota que debe hacer mucho esfuerzo para concentrarse en el trabajo y le cuesta recuperarse después del ejercicio moderado. No presenta enfermedad conocida, pero siente que su “energía vital” está alterada.
Definición: Se trata de una alteración en el flujo de energía vital del cuerpo. Según NANDA, el “campo energético” se considera como un continuo fluido dinámico que sostiene la vitalidad. Un desequilibrio energético indica que la persona percibe su energía baja o dispersa, lo cual puede estar ligado a factores emocionales, estrés o falta de autocuidado. Este diagnóstico reconoce la importancia del nivel energético subjetivo en el bienestar global.
Manifestaciones clínicas: El paciente muestra señales de fatiga crónica, baja resistencia física ante esfuerzos habituales, irritabilidad o falta de motivación. Puede también presentar variaciones en signos vitales (por ejemplo, tensión arterial y frecuencia cardíaca altas al mínimo ejercicio) o síntomas psicosomáticos como cefalea o tensiones musculares.
En el caso de Carla, su “sensación de cansancio profundo” y dificultad para concentrarse sugieren una percepción de desequilibrio energético.
Intervenciones sugeridas:
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Promover el descanso y la relajación: Enseñar técnicas de relajación (respiración profunda, meditación guiada) y pautar rutinas de sueño regulares para recargar la energía.
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Alimentación y nutrición equilibrada: Asesorar sobre dietas que mantengan los niveles de glucosa estables (comidas frecuentes, balance de nutrientes) y evaluar suplementación (por ejemplo, hierro o vitamina B) si corresponde.
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Actividades regenerativas: Proponer ejercicios moderados (yoga, caminatas al aire libre) que mejoren la circulación de energía, así como estrategias de manejo del estrés (tiempo para hobbies, apoyo psicosocial) para restablecer el equilibrio energético.
Conclusión
Los diagnósticos de enfermería NANDA constituyen una herramienta esencial para guiar la atención al paciente de forma estructurada y estandarizada. En el ámbito de la promoción de la salud y la actividad física, reconocer problemas reales como la disminución de la participación recreativa o las conductas sedentarias, así como sus factores de riesgo, permite diseñar planes de cuidados preventivos y restaurativos.
Cada diagnóstico analizado nos invita a considerar al paciente en su contexto integral (físico, emocional y social) y a aplicar intervenciones específicas: desde la educación y motivación hasta la planificación de actividades personalizadas.
Para los estudiantes de enfermería es fundamental entender que estos diagnósticos van más allá de etiquetas; reflejan situaciones reales en que la enfermera actúa sobre el estilo de vida del paciente. En la práctica clínica, se debe evaluar cuidadosamente las manifestaciones (como apatía o fatiga inexplicada) y actuar con empatía y creatividad en las intervenciones.
Las estrategias sugeridas –potenciar la socialización, programar ejercicio, fomentar el autocuidado– buscan empoderar al paciente y recuperar su equilibrio biopsicosocial. Así, la enfermería promueve la salud no solo tratando enfermedades, sino estimulando un estilo de vida activo y balanceado.
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Fuentes consultadas
Última actualización: [09/09/2025]
