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Ketamina y Esketamina: Diferencias críticas
La ketamina es un anestésico disociativo aprobado en los Estados Unidos para la inducción y mantenimiento de la anestesia mediante infusión intravenosa o inyección intramuscular. Aunque no está indicada oficialmente para el trastorno depresivo mayor (TDM) o trastorno depresivo resistente al tratamiento (TRD), a menudo se utiliza de manera no autorizada para estas condiciones.
Esketamina
La esketamina, el enantiómero (S) de la ketamina racémica, ha sido aprobada por la FDA para adultos con TRD y adultos con TDM que presentan pensamientos o acciones suicidas, siempre en combinación con un antidepresivo oral. Su administración por vía intranasal ha sido respaldada por un perfil de seguridad y eficacia bien estudiado y comprobado en 31 ensayos clínicos a nivel mundial, involucrando a más de 2200 pacientes.
A diferencia de la ketamina, la esketamina solo se administra en el consultorio de un médico, siguiendo un estricto protocolo de tratamiento establecido por un programa obligatorio de estrategia de mitigación y evaluación de riesgos. En contraste, no existe un programa de seguridad específico para la ketamina, y los médicos mantienen la flexibilidad para recetarla incluso para usos no autorizados.
En los últimos años, ha habido un aumento en los informes mediáticos que destacan la ketamina como un tratamiento rápido y altamente efectivo para la depresión grave. Este fenómeno, en parte, se atribuye a la aprobación en 2019 por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) de la variante de la ketamina conocida como esketamina (Spravato), que se presenta como el primer antidepresivo de una nueva categoría de medicamentos destinados a la depresión resistente al tratamiento (TRD).
A pesar de esta cobertura mediática sobre la ketamina para la depresión, suele omitirse información crucial que diferencia a estos dos agentes, generando confusión tanto entre los pacientes como entre los profesionales médicos.
La Dra. Lisa Harding, médica psiquiatra, señaló que, aunque la ketamina y la esketamina tienen similitudes químicas, difieren significativamente en sus composiciones químicas, indicaciones, dosis y métodos de administración aprobados por la FDA.
También destacó las diferencias en el nivel de estudios y datos que respaldan su uso seguro y efectivo. La Dra. Harding es asistente profesora clínica de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Yale, ubicada en New Haven, Connecticut.
Uso rápido de Ketamina en las clínicas
En virtud de las directrices flexibles de la Agencia Antidrogas (DEA) introducidas durante la pandemia de COVID-19, los profesionales autorizados por la DEA ahora tienen la capacidad de recetar ketamina a través de telemedicina, sin necesidad de una evaluación en persona.
Como consecuencia, en Estados Unidos ha surgido una rápida proliferación del uso de ketamina en las clínicas, dicho fármaco; destinado al tratamiento de la depresión, el cual opera con poca o ninguna regulación. Algunas de estas clínicas recetan pastillas de ketamina para que los pacientes las tomen en sus hogares, una práctica que la Dra. Harding afirmó carece de respaldo evidencial.
“Juzgo menos a los pacientes porque todos están intentando aliviar la depresión, una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo, y hay muy pocos tratamientos efectivos. Si bien este es un tratamiento muy prometedor, no es para todos, y la evaluación adecuada es crucial”, agregó Harding.
La Dra. Harding subrayó que el tratamiento de pacientes psiquiátricos con ketamina o esketamina sigue siendo una habilidad en desarrollo y matizada en psicofarmacología. Es necesario que un experto en salud mental capacitado, con comprensión de la administración clínica de ketamina y esketamina, realice una evaluación psiquiátrica para identificar a los candidatos apropiados.
El cambio dinámico en el uso de la ketamina, tanto con fines terapéuticos como recreativos, ha generado llamados de atención a una mayor regulación y supervisión. La Dra. Harding y sus colegas de Yale han liderado esta iniciativa.
“Debido a la similitud entre la ketamina y la esketamina, resulta complicado respaldar el tratamiento de un paciente con ketamina de una manera que contradiga fundamentalmente las estrictas pautas que la FDA ha establecido para el uso de esketamina. Desde una perspectiva legal, ciertamente no creo que sería fácilmente defendible en caso de que algo saliera mal”, agregó la Dra. Harding.
Un ejemplo trágico sobre el uso de Ketamina, es la reciente muerte de Matthew Perry, en la que se determinó que la ketamina contribuyó a la muerte del actor.
Diferencias críticas entre la Ketamina y la Esketamina
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Fuentes bibliográficas
Última actualización: [14/08/2024]