height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=336026078535093&ev=PageView&noscript=1"
Categorías
Nefrología

Hemodiálisis y Diálisis Peritoneal: Opciones de Tratamiento para la Enfermedad Renal Crónica

Tiempo de lectura: 6 minutos

Hemodiálisis y Diálisis Peritoneal

La insuficiencia renal es una afección grave en la que los riñones pierden su capacidad para filtrar adecuadamente los desechos y el exceso de líquidos del cuerpo. Para los pacientes que sufren de enfermedad renal crónica (ERC) en sus etapas más avanzadas, las opciones de tratamiento incluyen la hemodiálisis y la diálisis peritoneal, dos métodos efectivos para sustituir la función de los riñones dañados.

Ambas técnicas son cruciales para prolongar la vida del paciente y mejorar su calidad de vida, aunque presentan diferencias significativas en cuanto a procedimientos, frecuencia, y estilos de vida que impactan de manera única en los pacientes.

En este artículo, exploraremos las diferencias entre la hemodiálisis y la diálisis peritoneal, sus beneficios, desventajas y cómo cada una puede influir en la elección del tratamiento. También hablaremos sobre las recomendaciones de los profesionales de la salud para elegir el tipo de diálisis más adecuado según las necesidades individuales del paciente.

¿Qué es la hemodiálisis?

La hemodiálisis es un procedimiento que utiliza una máquina especializada para filtrar los desechos y el exceso de líquidos directamente de la sangre cuando los riñones ya no pueden hacerlo. Este proceso se lleva a cabo mediante el acceso vascular, que puede ser una fístula arteriovenosa, un injerto o un catéter venoso central, a través del cual se conecta la sangre del paciente a la máquina de diálisis.

Durante la hemodiálisis, la sangre del paciente se bombea hacia un dializador (filtro), donde pasa por una membrana semipermeable que elimina las toxinas, el exceso de sal y los líquidos no deseados. Luego, la sangre filtrada vuelve al cuerpo. El tratamiento generalmente dura entre 3 y 5 horas y se realiza varias veces por semana, por lo general en una clínica o centro especializado en diálisis.

Principales características de la hemodiálisis:

  • Frecuencia: Tres veces por semana, con sesiones de 3 a 5 horas.
  • Lugar: Mayormente en centros de diálisis, aunque algunos pacientes realizan hemodiálisis domiciliaria.
  • Acceso vascular: Fístula, injerto o catéter.
  • Eficiencia: Limpia la sangre rápidamente en cada sesión, pero entre sesiones, los niveles de toxinas pueden aumentar.

Beneficios de la hemodiálisis

La hemodiálisis tiene ventajas específicas que la convierten en una opción preferida por algunos pacientes:

  1. Mayor eficiencia en cada sesión: Debido a la alta tasa de filtración, la hemodiálisis es altamente efectiva para eliminar rápidamente desechos y líquidos acumulados. En solo unas pocas horas, el paciente puede experimentar alivio de los síntomas relacionados con el exceso de toxinas.

  2. Supervisión médica regular: Al realizarse en un centro especializado, los pacientes están constantemente bajo la vigilancia de un equipo médico durante el tratamiento. Esto asegura un monitoreo cercano y la capacidad de detectar y tratar cualquier complicación de inmediato.
  3. Menos sesiones por semana: A diferencia de la diálisis peritoneal, que puede requerir múltiples intercambios de líquido al día, la hemodiálisis se realiza solo tres veces por semana, lo que puede ser más conveniente para algunos pacientes.

Desventajas de la hemodiálisis

A pesar de sus ventajas, la hemodiálisis también tiene inconvenientes que deben considerarse:

  1. Tiempo en el centro de diálisis: El tratamiento implica largas sesiones en un centro de diálisis, lo que puede resultar agotador y limitar la libertad del paciente, ya que debe acudir varias veces por semana.
  2. Fluctuaciones entre sesiones: Dado que la sangre solo se filtra durante las sesiones, los niveles de toxinas y líquidos pueden acumularse entre tratamientos, lo que puede generar síntomas incómodos, como hinchazón, fatiga o presión arterial alta.
  3. Acceso vascular: La creación y mantenimiento de una fístula o injerto puede llevar tiempo, y los catéteres a largo plazo conllevan un mayor riesgo de infección.

¿Qué es la diálisis peritoneal?

La diálisis peritoneal es otra opción de tratamiento para pacientes con insuficiencia renal, que utiliza el propio peritoneo del paciente (una membrana que recubre el abdomen) como filtro para eliminar los desechos y el exceso de líquido de la sangre.

A diferencia de la hemodiálisis, la diálisis peritoneal no requiere una máquina externa, sino que se basa en la introducción de una solución especial de diálisis en la cavidad abdominal a través de un catéter implantado quirúrgicamente.

Este procedimiento se realiza en ciclos. Durante el ciclo, el líquido de diálisis permanece en el abdomen por varias horas, tiempo durante el cual se lleva a cabo el intercambio de toxinas y fluidos entre la sangre y la solución de diálisis a través del peritoneo.

Después de ese período, el líquido se drena y se reemplaza por una nueva solución. Este proceso puede realizarse manualmente varias veces al día (diálisis peritoneal continua ambulatoria, DPCA) o con la ayuda de una máquina automatizada durante la noche (diálisis peritoneal automatizada, DPA).

Principales características de la diálisis peritoneal:

  • Frecuencia: Puede ser realizada varias veces al día o durante la noche, según el tipo.
  • Lugar: Generalmente en el hogar del paciente, lo que permite mayor flexibilidad.
  • Acceso: Se utiliza un catéter peritoneal permanente.
  • Eficiencia: Elimina toxinas y líquidos de manera continua, por lo que los niveles de toxinas en sangre son más estables.

Beneficios de la diálisis peritoneal

La diálisis peritoneal tiene varias ventajas que la hacen una opción atractiva para ciertos pacientes:

  1. Mayor independencia: Al realizarse en casa, la diálisis peritoneal ofrece a los pacientes más libertad para gestionar su tratamiento según sus propios horarios, lo que les permite continuar con su vida diaria con mayor flexibilidad.
  2. Filtración continua: A diferencia de la hemodiálisis, la diálisis peritoneal se realiza de manera continua, lo que ayuda a mantener niveles más estables de toxinas en la sangre. Esto puede reducir los síntomas como fatiga y fluctuaciones en la presión arterial.
  3. Menor estrés cardíaco: Dado que el proceso es más gradual que en la hemodiálisis, la diálisis peritoneal ejerce menos presión sobre el sistema cardiovascular, lo que puede ser beneficioso para pacientes con problemas cardíacos.

Desventajas de la diálisis peritoneal

A pesar de sus beneficios, la diálisis peritoneal también presenta algunos inconvenientes:

  1. Riesgo de infección: El uso de un catéter peritoneal permanente aumenta el riesgo de peritonitis, una infección grave del peritoneo, lo que requiere una estricta higiene y monitoreo.
  2. Compromiso diario: Aunque ofrece mayor flexibilidad, la diálisis peritoneal requiere un compromiso diario, ya que el proceso debe repetirse varias veces al día o cada noche.
  3. Menor efectividad en algunos casos: En pacientes con insuficiencia renal avanzada o que han sufrido infecciones peritoneales previas, la diálisis peritoneal puede no ser tan efectiva como la hemodiálisis para eliminar toxinas.

Comparación entre hemodiálisis y diálisis peritoneal

Tanto la hemodiálisis como la diálisis peritoneal son tratamientos efectivos para la enfermedad renal, pero presentan diferencias clave que pueden influir en la decisión del paciente y su equipo médico. La elección entre ambas dependerá de varios factores, como el estado de salud general del paciente, su estilo de vida y sus preferencias personales.

Hemodiálisis y Diálisis Peritoneal

¿Cuál es la mejor opción para el paciente?

La decisión entre la hemodiálisis y la diálisis peritoneal depende de diversos factores, incluidos los médicos, físicos y emocionales. Los pacientes más jóvenes o aquellos con un estilo de vida activo pueden preferir la diálisis peritoneal por la flexibilidad que ofrece, mientras que quienes requieren supervisión médica más frecuente o tienen problemas con el manejo del tratamiento en casa pueden optar por la hemodiálisis en un centro especializado.

Los médicos y nefrólogos son los encargados de ayudar al paciente a tomar la mejor decisión, considerando el estado de salud renal, la condición física, las comorbilidades y el soporte social del paciente.

Tratamiento en evolución: ¿Es posible un trasplante de riñón?

Si bien la hemodiálisis y la diálisis peritoneal son tratamientos efectivos que pueden prolongar la vida del paciente, el trasplante de riñón es el tratamiento definitivo para la insuficiencia renal en fase terminal.

Un trasplante renal exitoso puede eliminar la necesidad de diálisis y mejorar significativamente la calidad de vida del paciente. Sin embargo, debido a la escasez de donantes y a la posibilidad de rechazo del órgano, no todos los pacientes son candidatos inmediatos para un trasplante.

Mientras tanto, la diálisis continúa siendo una solución vital para quienes están en lista de espera o no son aptos para el trasplante.

Hemodiálisis y Diálisis Peritoneal

Nos preguntan sobre hemodiálisis y diálisis peritoneal

¿Cuál es la diferencia principal entre hemodiálisis y diálisis peritoneal?
La hemodiálisis utiliza una máquina para filtrar la sangre en un centro de diálisis, mientras que la diálisis peritoneal utiliza el peritoneo del propio cuerpo como filtro, lo que permite realizar el tratamiento en casa.

¿Cuántas veces a la semana se necesita la hemodiálisis?
La hemodiálisis generalmente se realiza tres veces por semana, con sesiones que duran entre 3 y 5 horas.

¿Qué tipo de diálisis permite más flexibilidad?
La diálisis peritoneal permite mayor flexibilidad, ya que puede realizarse en casa y ajustarse a los horarios del paciente, incluso durante la noche.

¿Cuál es el principal riesgo de la diálisis peritoneal?
El mayor riesgo es la peritonitis, una infección grave del peritoneo que requiere un monitoreo cuidadoso y una estricta higiene.

¿Se puede cambiar de hemodiálisis a diálisis peritoneal?
Sí, en algunos casos es posible cambiar de un tipo de diálisis a otro, dependiendo del estado de salud del paciente y las recomendaciones del médico.


La hemodiálisis y la diálisis peritoneal son tratamientos fundamentales para pacientes con enfermedad renal crónica avanzada. Cada opción tiene ventajas y desventajas, y la elección entre ambas depende de las necesidades individuales del paciente, su estilo de vida y su estado de salud general.

Con la orientación adecuada de un equipo médico, los pacientes pueden encontrar el tratamiento más adecuado que les permita mejorar su calidad de vida y mantener la salud en la medida de lo posible.


Información del Autor
  1. Plazas Lorena, Enfermera. Trabajo propio, Shock y su etiología; Enfermeria II; Universidad Maimonides; Argentina

Última actualización: [28/09/2024]

Categorías
Nefrología

Insuficiencia Renal Aguda (IRA) ¦ Insuficiencia Renal Crónica (IRC): Etiología

Tiempo de lectura: 4 minutos

Insuficiencia Renal Aguda (IRA)

La insuficiencia renal aguda (IRA) es una pérdida rápida de la función renal debido al daño a los riñones, resultando en la retención de los productos residuales nitrogenados, (urea y creatinina), como también los no nitrogenados, acompañado por una disminución de la tasa de filtrado glomerular (VFG).

Dependiendo de la severidad y de la duración de la disfunción renal, esta acumulación es acompañada por disturbios metabólicos, tales como acidosis metabólica (acidificación de la sangre) y la hiperpotasemia (niveles elevados de potasio), cambios en el balance de fluido corporal, y efectos en muchos otros sistemas orgánicos. Puede ser caracterizada por la oliguria o anuria (disminución o cesación de la producción de la orina), aunque puede ocurrir la IRA no oligúrica.

El fallo renal agudo es una enfermedad seria y es tratada como una emergencia médica. La mayor parte de las IRA son reversibles, puesto que el riñón destaca, entre todos los órganos vitales, por su capacidad de recuperarse de una pérdida casi completa de la función.

Insuficiencia Renal Crónica (IRC) 

La enfermedad renal crónica (ERC), anteriormente conocida como insuficiencia renal crónica (IRC), es una pérdida progresiva (por 3 meses o más) e irreversible de las funciones renales, cuyo grado de afección se determina con un filtrado glomerular (FG) <60 ml/min/1.73 m2. Como consecuencia, los riñones pierden su capacidad para eliminar desechos, concentrar la orina y conservar los electrolitos en la sangre.

Los síntomas de un deterioro de la función renal son inespecíficos y pueden incluir una sensación de malestar general y una reducción del apetito. A menudo, la enfermedad renal crónica se diagnostica como resultado del estudio en personas en las que se sabe que están en riesgo de problemas renales, tales como aquellos con presión arterial alta o diabetes y aquellos con parientes con enfermedad renal crónica.

La insuficiencia renal crónica también puede ser identificada cuando conduce a una de sus reconocidas complicaciones, como las enfermedades cardiovasculares, anemia o pericarditis.

Tipos de insuficiencia renal aguda

La insuficiencia renal aguda se divide en 4 tipos principales: prerrenal, intrínseca, isquémica y posrenal. Cada uno de estos tipos tiene características únicas, causas específicas y tratamientos diferenciados.

IRA Prerrenal

Es el tipo más común de IRA, se da cuando existe una hipoperfusión renal sin afectar al parénquima renal. Cuando la hipoperfusión es leve o moderada se generan una serie de mecanismos compensadores, pero cuando es grave, existe una gran posibilidad de generar lesiones en el parénquima, lo cual llevaría a una IRA intrínseca.

La poca irrigación sanguínea y a la disminución de la presión es detectada por barorreceptores (aórticos y carotídeos), estos desencadena una serie de respuestas neurohumorales destinadas a mantener el volumen sanguíneo y con esto la presión arterial. Estas respuestas son la activación del sistema nervioso parasimpático y del sistema renina-angiotensina-aldosterona y la liberación de ADH.

La noradrenalina (neurotransmisor), la angiotensina II y la ADH actúan simultáneamente para mantener la perfusión cerebral y cardiaca, e inducen la vasoconstricción en zonas “poco importantes” como el las extremidades, los musculocutáneos y esplácnicos, además reducen la pérdida de sal por las glándulas sudoríparas y favorecen la reabsorción de sal y agua en el túbulo proximal.

IRA Intrínseca

La insuficiencia renal aguda (IRA) intrínseca, también conocida como IRA intrarrenal, ocurre cuando los riñones sufren un daño directo que afecta su capacidad para filtrar los desechos y mantener el equilibrio de líquidos y electrolitos en el cuerpo.

Este tipo de IRA suele ser causado por factores como infecciones, medicamentos nefrotóxicos (como ciertos antibióticos o contrastes radiológicos), inflamación de los glomérulos (glomerulonefritis) o condiciones como la necrosis tubular aguda.

A diferencia de la IRA prerrenal, donde el problema es la falta de flujo sanguíneo a los riñones, en la IRA intrínseca el daño es a las estructuras renales mismas. Los síntomas incluyen una drástica reducción en la producción de orina, hinchazón, y alteraciones en los niveles de electrolitos, lo que requiere tratamiento inmediato para evitar un daño renal irreversible.

Puede complicar varios trastornos que afectan al parénquima renal, se divide de acuerdo a las causas en: enfermedades de los grandes vasos renales, enfermedades de la micro regulación renal y los glomérulos, IRA isquémica (esta induce necrosis tubular aguda (NTA)), y enfermedades tubulointersticiales.

IRA Isquémica

La insuficiencia renal aguda (IRA) isquémica ocurre cuando los riñones no reciben suficiente oxígeno debido a una reducción severa del flujo sanguíneo. Esta falta de perfusión provoca isquemia en el tejido renal, lo que puede dañar las células renales y afectar su capacidad para filtrar desechos.

La IRA isquémica suele ser el resultado de condiciones como el shock, la hipotensión prolongada, o complicaciones postquirúrgicas que disminuyen drásticamente el flujo sanguíneo hacia los riñones. Los síntomas incluyen una notable disminución en la producción de orina, aumento de creatinina en sangre, y signos de acumulación de toxinas. El tratamiento temprano es crucial para restaurar el flujo sanguíneo y evitar un daño renal permanente.

La IRA Isquémica se da a causas de una hipoperfusión que induce la necrosis de células parenquimatosas, especialmente del epitelio tubular, una vez regulado la perfusión renal se demora alrededor de 1 a 2 semanas para regenerar las células tubulares. La IRA isquémica se caracteriza por su evolución que atraviesa tres estadios: inicio, mantenimiento y recuperación.

IRA Postrenal

La insuficiencia renal postrenal ocurre cuando hay una obstrucción en las vías urinarias que impide que la orina salga de los riñones. Esta acumulación de orina aumenta la presión dentro de los riñones, lo que puede dañar las estructuras renales y afectar su capacidad para filtrar la sangre.

La obstrucción del flujo de orina en cualquier punto desde el conducto colector hasta la uretra puede producir oliguria o anuria. Con el comienzo agudo de la obstrucción el riñón responde de la misma forma como si hubiera hipoperfusión renal, el índice de filtración glomerular desciende, el sodio se reabsorbe ávidamente, y la orina se concentra, con el tiempo o el comienzo más gradual de la obstrucción, se altera la función renal, aumenta la concentración de sodio en la orina y se produce isostenuria (baja densidad de la orina). Por lo general este tipo de IRA es reversible con el rápido alivio de la obstrucción.

Insuficiencia Renal Aguda (IRA)

Información del Autor
  1. Plazas Lorena, Enfermera. Trabajo propio, Shock y su etiología; Enfermeria II; Universidad Maimonides; Argentina

Última actualización: [27/09/2024]

Categorías
Nefrología

Glomerulonefritis – ¿Qué tan grave es la glomerulonefritis?

Tiempo de lectura: 5 minutos

Glomerulonefritis

¿Qué es la glomerulonefritis y que la causa?

La glomerulonefritis es una inflamación de los glomérulos, que son estructuras en los riñones responsables de filtrar la sangre y eliminar los desechos. Esta inflamación puede interferir con la función renal normal.

Las causas de la glomerulonefritis pueden variar y pueden incluir infecciones, trastornos autoinmunitarios, enfermedades genéticas, exposición a toxinas y otras condiciones médicas. La respuesta inflamatoria puede dañar los glomérulos y afectar la capacidad de los riñones para eliminar eficientemente los desechos del cuerpo. El diagnóstico y tratamiento precoces son esenciales para gestionar la glomerulonefritis y prevenir complicaciones.

Glomerulonefritis

¿Cómo se cura la glomerulonefritis?

La glomerulonefritis no siempre se cura por completo, ya que el tratamiento puede depender de la causa subyacente y la gravedad de la condición. Algunas formas de glomerulonefritis pueden resolverse por sí solas, mientras que otras pueden requerir tratamiento a largo plazo o medidas para controlar los síntomas y prevenir complicaciones.

El tratamiento puede incluir medicamentos para controlar la presión arterial, reducir la inflamación y manejar otras condiciones médicas asociadas. En casos más graves, puede ser necesario realizar terapias de filtración renal, como la diálisis o el trasplante de riñón.

Es fundamental trabajar en estrecha colaboración con un nefrólogo o profesional de la salud para determinar el enfoque de tratamiento adecuado según la causa específica de la glomerulonefritis y las necesidades individuales del paciente.

Diálisis – Glomerulonefritis

¿Cómo se hace el diagnóstico de glomerulonefritis?

El diagnóstico de glomerulonefritis generalmente involucra una combinación de pruebas clínicas y de laboratorio. Algunos pasos comunes incluyen:

  1. Exámenes de sangre: Se pueden realizar análisis de sangre para medir los niveles de creatinina y urea, que son marcadores de la función renal.

  2. Análisis de orina: Se examina la orina para buscar la presencia de glóbulos rojos, proteínas y otros indicadores de daño renal.
  3. Biopsia renal: En algunos casos, se puede realizar una biopsia renal para obtener una muestra del tejido del riñón y examinarlo bajo un microscopio. Esto puede ayudar a determinar la causa subyacente de la glomerulonefritis.
  4. Imagenología: Se pueden realizar estudios de imagen, como ecografías o tomografías computarizadas, para evaluar la estructura y el tamaño de los riñones.
  5. Historial clínico: El médico revisará el historial clínico del paciente, incluidos los síntomas y cualquier factor de riesgo, para obtener una comprensión completa de la situación.

El diagnóstico preciso y la identificación de la causa subyacente son fundamentales para desarrollar un plan de tratamiento efectivo. Es importante consultar a un profesional de la salud para realizar las pruebas necesarias y recibir orientación adecuada.

Análisis de orina – Glomerulonefritis

¿Cuántas clases de glomerulonefritis hay?

Existen varias clases de glomerulonefritis, pero se pueden agrupar en dos categorías principales: glomerulonefritis primarias y secundarias.

  1. Glomerulonefritis Primarias: Estas condiciones afectan directamente los glomérulos y no están asociadas con otras enfermedades. Algunos ejemplos incluyen la glomerulonefritis postinfecciosa y la glomerulonefritis rápidamente progresiva.
  2. Glomerulonefritis Secundarias: Estas condiciones son consecuencia de otras enfermedades o afecciones médicas. Pueden estar relacionadas con trastornos autoinmunitarios, infecciones, enfermedades metabólicas o enfermedades sistémicas como el lupus eritematoso sistémico.

Cada clase de glomerulonefritis puede tener causas específicas, manifestaciones clínicas y enfoques de tratamiento. El diagnóstico preciso y la identificación de la causa subyacente son cruciales para el manejo efectivo de la enfermedad.

¿Qué tan grave es la glomerulonefritis?

La gravedad de la glomerulonefritis puede variar según la causa subyacente, la rapidez con la que progresa y la respuesta al tratamiento. Algunas formas de glomerulonefritis pueden ser leves y resolverse por sí solas, mientras que otras pueden ser crónicas y progresivas, llevando a problemas renales más graves.

Las complicaciones pueden incluir la insuficiencia renal crónica, hipertensión arterial, acumulación de líquidos y desequilibrios electrolíticos. En casos graves, puede ser necesario recurrir a terapias de filtración renal como la diálisis o el trasplante de riñón.

Es fundamental obtener un diagnóstico temprano y trabajar con un profesional de la salud para determinar la causa específica de la glomerulonefritis y establecer un plan de tratamiento adecuado. La atención médica regular y el manejo de las condiciones subyacentes pueden ayudar a prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente.

¿Cuál es la causa más común de glomerulonefritis?

La causa más común de glomerulonefritis es la respuesta del sistema inmunológico a una infección bacteriana, especialmente por estreptococos. Esta forma de glomerulonefritis, conocida como glomerulonefritis postinfecciosa, puede desarrollarse después de una infección de la garganta o de la piel por estreptococos.

Otros factores que pueden desencadenar glomerulonefritis incluyen enfermedades autoinmunitarias como el lupus eritematoso sistémico, infecciones virales, enfermedades metabólicas y trastornos genéticos.

Glomerulonefritis

¿Cuál es el pronóstico de la glomerulonefritis?

El pronóstico de la glomerulonefritis puede variar según la causa subyacente, la gravedad de la enfermedad y la respuesta al tratamiento. Algunas formas de glomerulonefritis pueden tener un pronóstico favorable y resolverse con el tiempo, mientras que otras pueden ser crónicas y progresivas, llevando a complicaciones más graves.

El manejo efectivo de la enfermedad a menudo implica tratar la causa subyacente, controlar la presión arterial, manejar los niveles de líquidos y electrolitos, y en algunos casos, utilizar medicamentos inmunosupresores. En casos graves, la glomerulonefritis puede llevar a la insuficiencia renal crónica, y en esos casos, puede ser necesario recurrir a tratamientos más avanzados, como la diálisis o el trasplante de riñón.

La clave para un pronóstico favorable es obtener un diagnóstico temprano, recibir atención médica adecuada y seguir el plan de tratamiento recomendado por profesionales de la salud.

¿Cuánto dura la glomerulonefritis?

La duración de la glomerulonefritis puede variar según la causa subyacente y la respuesta al tratamiento. Algunos casos de glomerulonefritis pueden ser agudos y resolverse en cuestión de semanas, mientras que otros pueden convertirse en crónicos y persistir durante meses o incluso años.

Es fundamental obtener un diagnóstico temprano y recibir tratamiento adecuado para controlar la enfermedad y prevenir complicaciones a largo plazo. El manejo efectivo puede ayudar a reducir la duración de la glomerulonefritis y mejorar el pronóstico general.

¿La glomerulonefritis desaparece?

La glomerulonefritis puede tener diferentes cursos clínicos. En algunos casos, especialmente si es aguda y causada por una infección, la glomerulonefritis puede desaparecer por sí sola o mejorar significativamente con el tratamiento adecuado. Sin embargo, en otros casos, especialmente cuando la enfermedad es crónica o causada por enfermedades autoinmunitarias, la glomerulonefritis puede persistir y requerir un manejo continuo para controlar los síntomas y prevenir complicaciones.

¿Beber agua reducirá las proteínas en la orina?

Beber agua en sí mismo no reduce directamente las proteínas en la orina. Sin embargo, mantenerse bien hidratado puede tener beneficios generales para la salud renal y el sistema urinario.

El aumento en la ingesta de agua puede ayudar a diluir la concentración de sustancias en la orina y, en algunos casos, reducir la carga sobre los riñones. Esto puede ser beneficioso para personas con ciertas condiciones renales, como la proteinuria (presencia de proteínas en la orina), ya que una mayor hidratación puede contribuir al bienestar renal.

Es importante tener en cuenta que si hay presencia de proteínas en la orina, se deben abordar las causas subyacentes y seguir las recomendaciones de un profesional de la salud. La proteinuria puede ser un síntoma de diversas condiciones, y el tratamiento adecuado dependerá de la causa específica.

Glomerulonefritis

Glomerulonefritis


Información del autor
  1. Lorena Plazas. Lic. en enfermería. Trabajo propio.
  2. https://www.merckmanuals.com/es-us/hogar/trastornos-renales-y-del-tracto-urinario/trastornos-del-filtrado-renal/glomerulonefritis

Última actualización: [17/08/2024]

Categorías
Nefrología

Diálisis peritoneal – Cuidados de enfermería

Tiempo de lectura: 4 minutos

Diálisis peritoneal 

La diálisis es un procedimiento de depuración de la sangre, para eliminar los líquidos y productos de desecho (urea, ácido úrico, creatinina, etc.), cuando los riñones no pueden hacerlo, por una insuficiencia. Permite regular el equilibrio hidroelectrolítico y ácido-básico.

En la diálisis intervienen tres procesos químicos: la difusión, la ósmosis y la ultrafiltración, para igualar las concentraciones de los líquidos situados a ambos lados de una membrana semipermeable (en un lado la sangre y en el otro el líquido de dializado). De esta forma, el exceso de solutos y de agua se desplaza desde la sangre al líquido de dializado, en el que se pueden ajustar las concentraciones de electrolitos.

Tipos de diálisis

Hemodiálisis

La hemodiálisis consiste en la extracción de la sangre del paciente para hacerla pasar a través de un dializador (riñón artificial), donde se van a eliminar los productos de desecho tóxicos (depurándola) para que reingrese de nuevo (ya depurada) en la circulación sanguínea del paciente. Durante el proceso se añade un anticoagulante (heparina) a la sangre extraída para facilitar su circulación por el dializador.

Esquema de un sistema de hemodiálisis  – Diálisis peritoneal – Cuidados de enfermería

Los accesos a la circulación del paciente para diálisis son los siguientes:

Algunos de los procedimientos utilizados para acceder a la circulación del paciente Diálisis peritoneal – Cuidados de enfermería

Diálisis peritoneal

La diálisis peritoneal es un método de filtración artificial (depuración extrarrenal) que utiliza la membrana peritoneal del propio paciente para el intercambio entre la sangre y el líquido dializante. Por tanto, es intracorpóreo.

El peritoneo es una membrana serosa que reviste la cavidad abdominal a través de la cual se eliminan las toxinas. El exceso de agua va hacia un líquido estéril de diálisis, que se introduce en la cavidad abdominal mediante una sonda que se implanta quirúrgicamente a través de un trocar (Ver imagen⤵️).

Esquema de un sistema de diálisis peritoneal

El dializado infundido en la cavidad abdominal (1-2 L) debe permanecer en ella durante un tiempo determinado; después se drena en una bolsa de diálisis y se repite el procedimiento. La duración puede variar desde menos de una hora hasta 24 horas en pacientes en diálisis peritoneal continua ambulatoria (DPAC).

Este tratamiento puede realizarse de forma automática o de forma manual (DPAC). Esta última permite la deambulación del paciente y, por tanto, la conservación de su estilo de vida. Su principal desventaja es el riesgo de peritonitis.

La dieta del paciente sometido a diálisis debe ser baja en:

Dieta del paciente sometido a diálisis

Cuidados de enfermería

Protocolo de actuación de enfermería

Accesos vasculares para hemodiálisis

Los accesos vasculares para hemodiálisis son vías de entrada y salida creadas quirúrgicamente para permitir el flujo de sangre durante el tratamiento de hemodiálisis. La hemodiálisis es un procedimiento médico utilizado para filtrar y eliminar sustancias nocivas del torrente sanguíneo en personas cuyos riñones no funcionan adecuadamente.

Se utilizan diferentes tipos de accesos vasculares para hemodiálisis, y la elección dependerá de la situación clínica del paciente. La elección del tipo de acceso vascular estará sujeta a varios factores, incluyendo: la salud vascular del paciente, urgencia de comenzar la hemodiálisis y la disponibilidad de venas adecuadas.

La creación y mantenimiento de un acceso vascular son aspectos esenciales del tratamiento de hemodiálisis, ya que permiten la conexión segura de la máquina de hemodiálisis al sistema circulatorio del paciente durante cada sesión de tratamiento. El cuidado adecuado y la monitorización son fundamentales para prevenir complicaciones y mantener la salud a largo plazo del acceso vascular.

Accesos vasculares para hemodiálisis

Diálisis peritoneal – Cuidados de enfermería


Información del Autor
  1. Lorena Plazas. Lic. de enfermería. Trabajo propio.
  2. Pérez de La Plaza, E; Fernández Espinosa, A; 2013; Auxiliar de enfermería; Técnicas básicas de enfermería- Higiene en el medio hospitalario; Sexta edición; Madrid.

Última actualización: [16/11/2024]

Salir de la versión móvil