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Enfermería Buenos Aires
En este Blog podrás encontrar artículos sobre salud, técnicas de enfermería, infografías y temas académicos para estudiantes de la carrera. Vamos !!!
Categoría:Anatomía y fisiología
Anatomía – Definición
La anatomía es una ciencia dirigida al estudio de las diferentes partes de los organismos vivos,
tanto animales como vegetales.
Por medio de la disección u otros medios, se estudia el tamaño, la estructura y las relaciones de
los elementos que forman un cuerpo, una planta, etc.
Se distingue la anatomía general —que tiene en cuenta el análisis de la fisiología— de la
anatomía descriptiva, que estudia los órganos y especifica la forma y el peso, entre otras
características.
También se distingue, a su vez, la anatomía quirúrgica que se ocupa en particular del estudio
de una región específica del organismo.
Fisiología – Definición
La fisiología es la ciencia encargada de describir la forma en la que funcionan los diversos órganos y sistemas de los seres vivos, así como los tejidos que los componen.
Constituye uno de los pilares fundamentales de las ciencias médicas.
Esta palabra tiene su origen en el idioma griego, physis: naturaleza y logos: estudio.
El estudio de la fisiología permite describir los diversos procesos que se llevan a cabo en condiciones normales en los tejidos sanos.
El funcionamiento anormal o los mecanismos que llevan a las enfermedades, o que las acompañan, corresponden a otra ciencia, la fisiopatología.
El cuerpo humano es una máquina fascinante y compleja, compuesta por múltiples órganos que cumplen funciones vitales. Cada uno tiene características únicas, incluyendo su peso y tamaño, que varían dependiendo de factores como la edad, el género y la salud general.
Pero, ¿Te has preguntado alguna vez cuánto pesa y mide cada órgano del cuerpo humano? Este artículo te proporcionará una guía completa con datos exactos y curiosidades sobre los órganos más importantes de nuestro cuerpo.
Importancia de saber cuánto pesa y mide cada órgano
Conocer el peso y las dimensiones de nuestros órganos no solo satisface nuestra curiosidad, sino que también es crucial para la medicina y la salud. Estos datos ayudan a los profesionales de la salud a diagnosticar enfermedades, identificar anomalías y personalizar tratamientos. Por ejemplo, un hígado que pesa más de lo normal podría ser un indicador de enfermedad hepática.
Peso y medidas de los principales órganos del cuerpo humano
Los órganos tienen tamaños y pesos que dependen del género, la edad y la genética. A continuación, presentamos los datos promedio de los principales órganos del cuerpo humano:
Bazo: 125 a 175 gramos.
Corazón: Peso promedio: 250-350 gramos. Tamaño promedio: 12 x 8 x 6 cm.
Cerebro: Peso promedio: 1.300-1.400 gramos. Tamaño promedio: 15 x 14 x 9 cm.
Hígado: Peso promedio: 1.200-1.500 gramos. Tamaño promedio: 20 x 15 x 10 cm.
Hipófisis: 600 a 650 mg.
Intestino delgado: Tamaño: 6 a 7 metros, aunque puede variar entre 4 y 10 metros. Diámetro: de 2,5 a 3 cm. Peso promedio: Aproximadamente entre 2 y 3 kilogramos.
Intestino grueso: Tamaño: de 1,5 a 1,7 metros. Diámetro: de 4 a 7 centímetros. Peso: aproximadamente entre 1,5 y 2 kilogramos.
Mitral: Tamaño promedio: 9 a 10.5 cm.
Ovarios: 16 a 24 gramos.
Páncreas: 90 a 100 gramos.
Piel: Peso promedio: 4 y 5 kilogramos. Tamaño promedio: 1,5 a 2 metros cuadrados en adultos.
Próstata: 14 a 16 gramos.
Pulmones: Peso promedio: 900-1.000 gramos. Tamaño promedio: 25 cm (largo cada pulmón).
Pulmón derecho: 375 a 550 gramos.
Pulmón izquierdo: 325 a 450 gramos.
Riñones: Peso promedio: 120-150 gramos. Tamaño promedio: 11 x 7 x 3 cm.
Riñón derecho: 140 a 160 gramos.
Riñón izquierdo: 140 a 160 gramos.
Suprarrenales: 12 a 14 gramos.
Testículos: 17 a 24 gramos.
Timo: 19 a 23 gramos.
Tiroides: 30 a 40 gramos.
Tráquea: 10 a 12 centímetros de largo en adultos; diámetro interno promedio de 1,5 a 2 cm.
Tricúspide: Tamaño promedio: 11 a 13 cm.
Útero: 40 a 125 gramos.
El corazón: Tamaño y peso
El corazón humano pesa entre 250 y 350 gramos, con un tamaño similar al de un puño cerrado. Este órgano bombea aproximadamente 5 litros de sangre por minuto, manteniendo nuestro cuerpo en funcionamiento constante.
Peso y Tamaño de los Órganos – Corazón
El cerebro: Dimensiones y peso
Con un peso de 1.300 a 1.400 gramos, el cerebro es el órgano que dirige todas las funciones corporales. Curiosamente, aunque ocupa solo el 2% del peso total del cuerpo, consume el 20% del oxígeno y la glucosa que ingerimos.
Peso y Tamaño de los Órganos – Cerebro
Los pulmones: Características físicas
Los pulmones, ubicados en la cavidad torácica, pesan alrededor de 900 a 1.000 gramos combinados. El pulmón derecho suele ser ligeramente más grande que el izquierdo debido al espacio que ocupa el corazón.
El hígado: El órgano más grande
El hígado es el órgano interno más grande del cuerpo humano, con un peso que varía entre 1.200 y 1.500 gramos. Su tamaño promedio es de 20 cm de ancho, 15 cm de alto y 10 cm de grosor.
Los riñones: Tamaño y peso
Cada riñón pesa entre 120 y 150 gramos y tiene una forma de frijol. Su función principal es filtrar los desechos y el exceso de líquidos de la sangre.
El estómago: Peso y capacidad
El estómago vacío pesa aproximadamente 150 gramos, pero su capacidad aumenta significativamente cuando está lleno, pudiendo contener hasta 2 litros de alimentos y líquidos.
Peso y Tamaño de los Órganos
Diferencias según edad y sexo
El peso y tamaño de los órganos puede variar notablemente. Por ejemplo, el corazón de un hombre tiende a ser más grande y pesado que el de una mujer. Asimismo, los órganos en los niños son proporcionalmente más pequeños que en los adultos, aunque crecen con la edad.
Factores que pueden afectar el tamaño y peso de los órganos
Diversos factores externos e internos pueden alterar las características físicas de los órganos, incluyendo:
Obesidad, que puede aumentar el tamaño del corazón o del hígado.
Hábitos de vida, como el consumo de alcohol o tabaco.
Curiosidades sobre el peso de los órganos
El órgano más pesado del cuerpo humano no es interno, sino externo: la piel, con un peso promedio de 4 a 5 kg.
El cerebro pesa menos de lo que mucha gente imagina, pero consume gran parte de nuestra energía diaria.
Peso y Tamaño de los Órganos
Preguntas frecuentes
¿Cuál es el órgano más pesado del cuerpo humano?
La piel es el órgano más pesado del cuerpo, con un peso de entre 4 y 5 kilogramos.
¿Todos los corazones pesan lo mismo?
No, el peso del corazón varía según el género, la edad y la salud de la persona.
¿El tamaño de los órganos puede cambiar con el tiempo?
Sí, factores como la edad, enfermedades o estilo de vida pueden alterar el tamaño y peso de los órganos.
¿Qué órgano ocupa más espacio en el cuerpo humano?
El hígado es el órgano interno que ocupa más espacio en el cuerpo humano.
¿Por qué el pulmón derecho es más grande que el izquierdo?
El pulmón derecho es más grande porque el corazón ocupa parte del espacio del lado izquierdo de la cavidad torácica.
¿Cuál es el órgano más pequeño del cuerpo?
El órgano más pequeño del cuerpo es la glándula pineal, con un tamaño de apenas unos milímetros.
Conocer cuánto pesa y mide cada órgano del cuerpo humano es fundamental para comprender mejor nuestra anatomía y salud. Estos datos no solo nos ayudan a valorar la maravilla de nuestro cuerpo, sino que también son esenciales en el ámbito médico.
¿Sabías todos estos detalles sobre tu cuerpo? ¡Cuidemos nuestra salud para que cada órgano funcione a la perfección!
Nuestros cuerpos se comunican constantemente a través de diversos signos y síntomas, lo que nos ayuda a identificar posibles problemas de salud de forma temprana. Comprender estos signos y síntomas generales puede salvarle la vida, ya que le permitirá abordar los problemas de salud antes de que se agraven.
Esta guía completa detalla los signos y síntomas más comunes, lo que podrían indicar y cuándo buscar atención médica.
¿Cuáles son los signos y síntomas generales?
En la terminología médica, los “signos” son indicadores objetivos de una enfermedad, como fiebre o un sarpullido, que un médico puede observar. Los “síntomas” son sensaciones subjetivas o cambios en la salud que experimenta una persona, como dolor o fatiga, que pueden no ser visibles para los demás.
En conjunto, los signos y los síntomas ayudan a diagnosticar afecciones de salud y son clave para una intervención temprana. A continuación se enumeran dichos signos y síntomas generales:
Dolor.
Fiebre.
Disnea.
Cianosis.
Edema.
Ictericia.
Astenia.
Pérdida o ganancia de peso.
Dolor
El dolor suele ser un síntoma de enfermedades subyacentes. El dolor agudo, como el que se produce por lesiones, es fácil de identificar, mientras que el dolor crónico, como el que se observa en la artritis, las migrañas o la fibromialgia, requiere un examen detallado.
El dolor es una experiencia sensorial compleja que funciona como un sistema de alerta del cuerpo que nos alerta de posibles daños o lesiones. Puede variar ampliamente en intensidad, duración y tipo, desde una sensación aguda y punzante hasta un dolor sordo y palpitante.
El dolor, que suele ser localizado, puede afectar una zona específica, como una articulación o un músculo, pero también puede ser difuso o irradiarse a otras partes del cuerpo. Las lesiones físicas, la inflamación, el daño a los nervios y las infecciones suelen causar dolor, pero también puede deberse a afecciones subyacentes que requieren una investigación más exhaustiva.
Como resultado, el dolor es tanto un síntoma como una señal, que incita a las personas a descansar, buscar tratamiento o tomar medidas para evitar daños mayores.
Signos y Síntomas – Dolor
Fiebre
La fiebre es un aumento temporal de la temperatura corporal, que suele indicar que el cuerpo está combatiendo una infección o enfermedad. Generalmente definida como una temperatura superior a 37,5 °C (99,5 °F), la fiebre activa la respuesta inmunitaria, ayudando al cuerpo a eliminar virus, bacterias u otros patógenos.
Las causas comunes de la fiebre incluyen infecciones como la gripe, la faringitis estreptocócica o una infección bacteriana, pero también puede ser consecuencia de afecciones inflamatorias, medicamentos o incluso agotamiento por calor. Los síntomas que suelen acompañar a la fiebre incluyen escalofríos, sudoración, dolor de cabeza y malestar general, que indican los esfuerzos del cuerpo por restablecer el equilibrio.
Desde un punto de vista médico, la fiebre suele ser una respuesta beneficiosa más que una afección que requiera tratamiento inmediato. Sin embargo, es importante controlarla, especialmente en bebés, adultos mayores y personas con problemas de salud subyacentes, ya que la fiebre alta o prolongada puede provocar complicaciones.
En la mayoría de los casos, la fiebre desaparece por sí sola a medida que el cuerpo supera la infección. Sin embargo, la fiebre persistente o muy alta puede requerir atención médica, ya que podría indicar un problema de salud más grave.
Signos y Síntomas – Fiebre
Disnea
La disnea, o dificultad para respirar, es una sensación subjetiva de falta de aire o esfuerzo al respirar. Es una manifestación clínica común que puede estar asociada a diversas patologías, como enfermedades respiratorias (asma, EPOC, neumonía), cardiovasculares (insuficiencia cardíaca, embolia pulmonar) y metabólicas (anemia, acidosis).
Se caracteriza por una percepción incómoda de respiración forzada o insuficiente y puede presentarse en diferentes grados de severidad, desde un nivel de incomodidad hasta una grave sensación de asfixia. La disnea puede ser aguda o crónica, dependiendo de su duración y de la enfermedad subyacente que la provoca.
El abordaje de la disnea requiere una evaluación integral del paciente, ya que su etiología puede ser multifactorial. El tratamiento dependerá de la causa específica y puede incluir desde el uso de broncodilatadores en casos de asma, hasta diuréticos en el contexto de insuficiencia cardíaca.
También es fundamental considerar aspectos psicológicos, ya que la disnea puede generar ansiedad y limitar la calidad de vida. La intervención temprana y un enfoque multidisciplinario pueden mejorar los pronósticos del paciente y ayudar a controlar los síntomas de manera efectiva.
Signos y Síntomas – Disnea
Cianosis
La cianosis es una coloración azulada de la piel y las mucosas que ocurre cuando existe una disminución de oxígeno en la sangre, específicamente cuando los niveles de hemoglobina desoxigenada superan los 5 g/dL.
Este fenómeno se presenta con mayor frecuencia en zonas del cuerpo donde la piel es más delgada, como los labios, las uñas y las mucosas, y puede estar asociado a problemas respiratorios y cardiovasculares que afectan la oxigenación adecuada de los tejidos.
La cianosis puede clasificarse en central, cuando el problema radica en el intercambio de gases a nivel pulmonar, y periférico, cuando se debe a una disminución de la circulación sanguínea en las extremidades.
El tratamiento de la cianosis depende de su causa subyacente. En casos de origen respiratorio, como en el asma grave o la neumonía, se deben optimizar los niveles de oxígeno mediante oxigenoterapia. En casos cardiovasculares, como en las cardiopatías congénitas, puede ser necesario un tratamiento médico o incluso quirúrgico para corregir las anomalías que interfieren en la circulación y oxigenación adecuadas.
Es importante una evaluación clínica completa para diferenciar entre los tipos de cianosis y establecer un plan de tratamiento que aborde no solo los síntomas, sino también la causa primaria que compromete el estado de oxigenación del paciente.
Signos y Síntomas – Cianosis
Edema
Las causas del edema son diversas y abarcan desde insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal y problemas hepáticos hasta trastornos venosos o linfáticos. El abordaje terapéutico del edema debe enfocarse en tratar la enfermedad subyacente, ya sea mediante el uso de diuréticos en casos de sobrecarga de líquidos, control de la presión arterial, o de compresión en casos de insuficiencia venosa.
Además, es crucial monitorear el progreso y la respuesta al tratamiento, ya que la persistencia o progresión del edema puede ser indicativo de un empeoramiento de la condición de base, requiriendo ajustes en el manejo clínico para optimizar la salud y el bienestar.
Signos y Síntomas – Edema
Ictericia
La ictericia es una coloración amarillenta de la piel, las mucosas y la esclerótica (parte blanca de los ojos) causada por el aumento de bilirrubina en sangre, un pigmento producido por la descomposición de los glóbulos rojos.
Como signo, la ictericia es observada clínicamente cuando los niveles de bilirrubina superan los 2-3 mg/dL, y su intensidad puede variar desde un leve tinte amarillo hasta una tonalidad más pronunciada en casos graves. Este signo puede estar asociado a diversas patologías hepáticas, como hepatitis, cirrosis o cáncer de hígado, y también puede derivarse de trastornos hemolíticos o problemas en el sistema biliar que dificultan la eliminación de la bilirrubina.
Como síntoma, la ictericia suele acompañarse de otros signos y malestares, según su causa subyacente. En pacientes con problemas hepáticos, puede ir acompañada de fatiga, pérdida de apetito, náuseas y dolor abdominal. En casos de obstrucción biliar, se pueden presentar síntomas adicionales como prurito (picazón), orina oscura y heces de color claro.
El tratamiento de la ictericia requiere un diagnóstico preciso para abordar la enfermedad que la origina, ya sea mediante manejo médico, intervenciones quirúrgicas o terapias de soporte. La pronta identificación y tratamiento de la causa es fundamental para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente.
Signos y Síntomas – Ictericia
Astenia
La astenia es una sensación de debilidad y falta de energía que afecta la capacidad de una persona para realizar actividades cotidianas. Como signo, la astenia puede ser difícil de medir objetivamente, pero su presencia se evidencia cuando el paciente refiere una disminución general de su rendimiento físico y mental.
Es un síntoma común en diversas patologías, como infecciones virales, anemia, trastornos endocrinos (hipotiroidismo, diabetes), y enfermedades crónicas, además de estar presente en cuadros de fatiga crónica y depresivos. La astenia puede ser pasajera o persistente, dependiendo de su causa subyacente y la respuesta al tratamiento.
Desde el punto de vista del síntoma, la astenia suele acompañarse de otros signos y sensaciones que afectan el bienestar del paciente, como dificultades de concentración, cambios en el apetito y trastornos del sueño. Este síntoma puede generar un impacto significativo en la calidad de vida, ya que limita la capacidad del individuo para cumplir con sus obligaciones diarias y disfrutar de sus actividades habituales.
El abordaje de la astenia implica identificar y tratar la causa primaria, además de considerar intervenciones de apoyo como una alimentación balanceada, actividad física moderada y técnicas de manejo del estrés para mejorar el estado general y la funcionalidad del paciente.
Signos y Síntomas – Astenia
Pérdida o ganancia de peso
La pérdida o ganancia de peso, como signo, se refiere a cambios en el peso corporal que pueden ser medidos objetivamente y observados a través de un seguimiento regular. La pérdida de peso involuntaria suele ser indicativa de problemas de salud como infecciones crónicas (por ejemplo, tuberculosis o VIH), cáncer, trastornos endocrinos (hipertiroidismo o diabetes), o trastornos gastrointestinales que afectan la absorción de nutrientes.
Por otro lado, la ganancia de peso, también involuntaria, puede estar asociada a condiciones como el hipotiroidismo, síndrome de Cushing, insuficiencia cardíaca o efectos secundarios de ciertos medicamentos. La identificación de estos cambios es clave para el diagnóstico temprano de múltiples patologías.
Como síntoma, tanto la pérdida como la ganancia de peso pueden influir en el estado emocional y la calidad de vida de una persona. La pérdida de peso no intencionada puede acompañarse de fatiga, debilidad y una reducción de la masa muscular, afectando la vitalidad y funcionalidad del individuo.
La ganancia de peso, en cambio, puede generar incomodidad, falta de movilidad y mayor riesgo de enfermedades metabólicas, además de un impacto psicológico que puede derivar en ansiedad o depresión.
Un abordaje adecuado implica no solo identificar la causa subyacente, sino también brindar soporte nutricional, psicológico y terapéutico, con el objetivo de estabilizar el peso y mejorar la salud integral del paciente.
La esplenomegalia es un término médico que se utiliza para describir el agrandamiento del bazo, órgano situado en la parte superior izquierda del abdomen, bajo las costillas. Normalmente, el bazo no es palpable ni puede sentirse al tocarlo, pero cuando se agranda debido a diversas condiciones médicas, se vuelve más grande y puede ser detectado mediante examen físico.
Bazo
El bazo es un órgano que forma parte del sistema linfático. El bazo filtra la sangre y mantiene sanos los glóbulos rojos y blancos y las plaquetas. También juega un papel importante en la función inmunológica.
Un bazo normal y saludable mide hasta 12 cm de largo y pesa 70g. Un bazo agrandado puede medir hasta 20 cm de largo y pesar más de 1000g. Varias situaciones pueden causar que el bazo se agrande, incluida la inflamación, el almacenamiento de grasa, la sangre acumulada, los crecimientos benignos o malignos y la sobreproducción de células. Algunas causas son temporales y otras pueden indicar una condición crónica o progresiva.
Las condiciones de salud que pueden afectar el bazo incluyen:
Infiltrativa: por invasión de células extrañas al entorno esplénico (p. ej., metástasis, neoplasias mieloides, enfermedades por almacenamiento de lípidos).
Inmune: por un aumento en la actividad inmunológica y la subsiguiente hiperplasia (p. ej., endocarditis, sarcoidosis, artritis reumatoide).
Neoplásica:cuando las células inmunitarias residentes originan una neoplasia (p. ej., linfoma).
Causas de esplenomegalia
La esplenomegalia no es una enfermedad en sí misma, sino más bien un síntoma de una variedad de trastornos y subyacentes. Algunas de las causas más comunes de esplenomegalia incluyen:
Infecciones: mononucleosis infecciosa, malaria, tuberculosis, endocarditis bacteriana y otras infecciones bacterianas o virales.
Enfermedades del sistema hematológico: anemia hemolítica, leucemia, linfoma y otras enfermedades de la sangre.
Trastornos hepáticos: cirrosis, hepatitis y la enfermedad hepática por almacenamiento.
Enfermedades autoinmunitarias: lupus eritematoso sistémico y la artritis reumatoide.
Trastornos metabólicos: como la enfermedad de Gaucher.
Trombosis venosa (trombosis de la vena porta o hepática): esto conduce a un aumento de la presión vascular que conduce a la esplenomegalia.
Trastornos infiltrativos (sarcoidosis, amiloidosis, enfermedades por almacenamiento de glucógeno).
Síntomas de esplenomegalia
Los síntomas de la esplenomegalia pueden variar dependiendo de la causa subyacente y la gravedad del agrandamiento del bazo. En algunos casos, especialmente cuando el agrandamiento es leve, es posible que la esplenomegalia no presente síntomas y solo se detecte durante un examen físico de rutina o pruebas médicas por otras razones.
Cuando los síntomas están presentes, los más comunes incluyen:
Dolor o molestias en el área del bazo, que se encuentra en la parte superior izquierda del abdomen. Puede ser un dolor sordo y persistente o una sensación de plenitud.
Sensación de saciedad temprana al comer, incluso con pequeñas cantidades de comida. Incapacidad para comer una comida grande.
Fatiga o debilidad generalizada.
Hipo.
Anemia (disminución del número de glóbulos rojos) que puede manifestarse con palidez, debilidad, mareos y falta de energía.
Facilidad para sangrar o moretones, debido a la disminución de las plaquetas sanguíneas, que son responsables de la coagulación.
Aumento del tamaño del abdomen debido al agrandamiento del bazo.
Infecciones frecuentes debido a la disminución de los glóbulos blancos, que son importantes en la lucha contra las infecciones.
En casos de esplenomegalia grave o avanzada, los síntomas son:
Fiebre.
Sudoración nocturna.
Pérdida de peso inexplicada.
Alteraciones en la función hepática.
Diagnóstico de esplenomegalia
El diagnóstico de la esplenomegalia generalmente implica una evaluación médica completa, que incluye:
Historial médico y síntomas: el médico comenzará por recopilar información sobre los síntomas, antecedentes médicos, historial familiar y cualquier otro factor relevante para determinar la causa probable del agrandamiento del bazo.
Examen físico: durante el examen físico, el médico palpará el abdomen para detectar el tamaño y la consistencia del bazo. En condiciones normales, el bazo no es palpable, pero en caso de esplenomegalia, el médico puede sentir un agrandamiento del órgano.
Análisis de sangre: se realizan pruebas de sangre para evaluar diferentes parámetros, como el conteo de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas, así como la función hepática y otras pruebas específicas según la sospecha diagnóstica.
Análisis de médula ósea: consiste en realizar una aspiración de médula ósea y/o una biopsia de médula ósea para evaluar el contenido de células sanguíneas en los tejidos de la médula ósea. Esto puede brindar información sobre cómo está funcionando el bazo e indicar ciertos trastornos.
Imágenes: para confirmar la presencia de esplenomegalia y evaluar su tamaño y estructura, se pueden realizar estudios de imagen como la ecografía abdominal, la tomografía computarizada (TC) o la resonancia magnética (RM). Estas pruebas también ayudarán a descartar otras afecciones abdominales que puedan estar causando los síntomas.
Biopsia: en algunos casos, si la causa de la esplenomegalia no está clara o se sospecha una afección específica, se puede realizar una biopsia del bazo. Durante este procedimiento, se extrae una pequeña muestra de tejido del bazo para su análisis en el laboratorio y obtener un diagnóstico definitivo.
Tratamiento de esplenomegalia
El tratamiento de la esplenomegalia surge de la causa subyacente que está provocando el agrandamiento del bazo. La esplenomegalia en sí misma no es una enfermedad, sino un síntoma de otras afecciones médicas. Por lo tanto, el enfoque terapéutico se dirigirá principalmente a tratar la causa subyacente.
Algunas opciones de tratamiento pueden incluir:
Tratamiento médico: si la esplenomegalia es el resultado de una infección, enfermedad hematológica o trastorno autoinmunitario, se puede recetar medicación específica para tratar la causa y reducir el agrandamiento del bazo.
Terapia para enfermedades hepáticas: si la esplenomegalia está relacionada con problemas hepáticos, el tratamiento se centrará en abordar la enfermedad hepática subyacente.
Terapia de reemplazo en enfermedades metabólicas: en casos de esplenomegalia causada por trastornos metabólicos, se puede utilizar terapia de reemplazo enzimático u otros enfoques para controlar la afección.
Tratamientos específicos para enfermedades malignas: si la esplenomegalia es consecuencia de un cáncer, como leucemia o linfoma, se pueden requerir tratamientos específicos, como quimioterapia, radioterapia o cirugía, según el tipo y la etapa de la enfermedad.
Esplenectomía: en situaciones excepcionales y cuando otros tratamientos no son efectivos o no son posibles, se puede considerar la extirpación quirúrgica del bazo (esplenectomía). Sin embargo, esta opción solo se emplea en casos bien justificados debido a que el bazo cumple funciones importantes en el sistema inmunológico y la filtración de la sangre.
Es importante resaltar que la esplenomegalia no siempre predominante tratamiento directo si no está causando síntomas significativos o no se asocia a condiciones graves. En tales casos, el médico puede optar por observar cuidadosamente al y realizar seguimientos periódicos.
A través de las reiteradas noticias sobre el estado de salud que Wanda Nara está atravesando; hemos decidido explicar las causas que producen la alteración de los glóbulos blancos.
¿Qué son los glóbulos blancos?
Los glóbulos blancos, también conocidos como leucocitos, son un tipo de células sanguíneas que desempeñan un papel esencial en el sistema inmunológico del cuerpo. Su función principal es proteger al organismo contra infecciones, enfermedades y sustancias extrañas que pueden ingresar al cuerpo.
Los glóbulos blancos se producen en la médula ósea, al igual que los glóbulos rojos y las plaquetas. Una vez formados, circulan por todo el torrente sanguíneo y también pueden moverse hacia los tejidos y órganos donde son necesarios para combatir infecciones.
Tipos de glóbulos blancos
Existen varios tipos de glóbulos blancos, cada uno con funciones y características específicas; ellos son:
Neutrófilos: son los más abundantes y se encargan de combatir las infecciones bacterianas. Son células fagocíticas, lo que significa que pueden englobar y destruir microorganismos invasores.
Linfocitos: son fundamentales para la respuesta inmunológica y se dividen en dos tipos principales: los linfocitos B, que producen ensayos para neutralizar patógenos, y los linfocitos T, que ayudan a coordinar la respuesta inmunitaria.
Monocitos: también son células fagocíticas y participan en la defensa contra infecciones bacterianas, así como en la limpieza de tejidos dañados.
Eosinófilos: juegan un papel importante en la defensa contra parásitos y también intervienen en reacciones alérgicas y enfermedades inflamatorias.
Basófilos: liberan sustancias químicas, como histamina, en respuesta a alérgenos o infecciones parasitarias.
La cantidad y el tipo de glóbulos blancos en el cuerpo pueden variar dependiendo de la edad, la salud y las circunstancias específicas del paciente. Los glóbulos blancos son esenciales para mantener el equilibrio y la salud del sistema inmunológico, que es la defensa natural del cuerpo contra enfermedades y agentes nocivos.
Globulos blancos altos
¿Qué significa los glóbulos blancos altos?
El aumento de glóbulos blancos en la sangre se denomina leucocitosis y puede indicar varias condiciones médicas diferentes. Los glóbulos blancos altos son una respuesta del sistema inmunológico a diversas situaciones, como infecciones, inflamación, reacciones alérgicas, estrés o incluso ciertas enfermedades.
Causas más comunes
Algunas de las causas más comunes de glóbulos blancos altos son:
Infecciones: cuando el cuerpo combate una infección bacteriana, viral, fúngica o parasitaria, puede producir más glóbulos blancos para combatir el agente patógeno.
Inflamación: cualquier proceso inflamatorio en el cuerpo, como artritis, colitis o pancreatitis, puede causar leucocitosis.
Problemas en médula ósea: la célula se dispara cuando el cuerpo resiente problemas óseos o afecciones como tumores, leucemia y cáncer.
Estrés físico o emocional: situaciones de estrés, trauma o ansiedad pueden llevar a un aumento temporal de los glóbulos blancos.
Reacciones alérgicas: las alergias graves o reacciones alérgicas pueden provocar una respuesta inmunológica aumentada, que incluye un aumento en los glóbulos blancos.
Medicamentos: algunos medicamentos, como corticosteroides, también pueden causar leucocitosis como efecto secundario.
Enfermedades inflamatorias crónicas: condiciones como la enfermedad de Crohn, la artritis reumatoide o la vasculitis pueden llevar a una elevación persistente de los glóbulos blancos.
Es importante tener en cuenta que, aunque los glóbulos blancos altos son un indicador de que algo puede estar sucediendo en el cuerpo, no garantizan un diagnóstico específico. Si un análisis de muestra de sangre un recuento elevado de glóbulos blancos, es necesario realizar más pruebas y evaluaciones médicas para determinar la causa subyacente y así iniciar el tratamiento adecuado, si es necesario.
Valores normales de glóbulos blancos
Los leucocitos (glóbulos blancos) son un conjunto de diferentes tipos de células que circulan por la sangre encontrándose también en el sistema linfático y en los tejidos Cuando disminuyen dan lugar a una leucopenia y si aumentan a una leucocitosis.
Los leucocitos o glóbulos blancos se encuentran en la sangre, sistema linfático y tejidos. A su vez, están formados por 5 tipos de células diferentes, cada una de ellas con funciones específicas. La función principal de los glóbulos blancos es la defensa del organismo frente a agresiones externas, como una infección, inflamación, reacción alérgica, proceso autoinmune.
Dentro de estas cinco células, los neutrófilos, eosinófilos y basófilos son conocidos como granulocitos debido a la presencia de gránulos activos en su interior.
Ejemplo de una biometría hemática con valores normales
Linfocitos
Los linfocitos son células encargadas de regular la respuesta inmunitaria del organismo. Un recuento normal se encuentra entre 1.000 y 4.000 linfocitos por microlitro de sangre. Cuando los valores están por debajo de 1.000 linfocitos, se denomina linfopenia.
Valor normal:1.000 y 4.000 microlitro
Valor anormal:por debajo de 1.000
Dentro de los linfocitos, se pueden identificar tres subtipos:
Linfocitos B: responsables de producir anticuerpos o inmunoglobulinas, fundamentales para la respuesta inmunológica.
Linfocitos T: participan activamente en la coordinación y ejecución de la respuesta inmunitaria.
Células NK (Natural Killer): tienen la función de eliminar células infectadas o tumorales sin necesidad de activación previa.
Causas de la linfopenia
Las causas de la linfopenia pueden ser diversas y pueden estar asociadas a trastornos autoinmunes como:
Lupus.
Artritis reumatoide.
Infecciones como el VIH.
Tuberculosis.
Hepatitis.
Gripe.
Lesiones en la médula ósea debido a tratamientos como quimioterapia o radioterapia.
Inmunodeficiencias.
Es importante que si se detecta una alteración en los niveles de linfocitos, se realicen evaluaciones médicas adicionales para identificar la causa subyacente y, en caso necesario, iniciar un tratamiento específico. Solo un profesional de la salud puede determinar el diagnóstico preciso y el manejo adecuado para cada situación.
Monocitos
Los monocitos son células conocidas como macrófagos, y tienen la importante función de eliminar tejidos muertos o dañados, así como de destruir células tumorales en el organismo. Un recuento normal de monocitos oscila entre 150 y 900 por microlitro de sangre. Cuando los valores están por debajo de 150 monocitos, se denomina monocitopenia.
Valor normal:150 y 900 microlitro
Valor anormal: por debajo de 150.
Causas de la monocitopenia
Entre las posibles causas de la monocitopenia se encuentran:
Lesiones en la médula ósea.
Leucemia de células peludas.
Infecciones cutáneas.
Es interesante mencionar un raro trastorno médico llamado síndrome monoMAC, el cual es una enfermedad poco frecuente caracterizada por la completa ausencia de monocitos debido a un defecto genético en la médula ósea. Las personas afectadas por este síndrome tienen una mayor susceptibilidad a sufrir infecciones cutáneas provocadas por agentes que generalmente no afectarían a la población general.
Neutrófilos
Los neutrófilos, también conocidos como granulocitos, son células que actúan como una de las primeras líneas de defensa del cuerpo frente a infecciones. Poseen la capacidad de fagocitar microorganismos y liberar sustancias destructivas para combatirlos.
Un rango normal de neutrófilos en la sangre oscila entre 2.000 y 8.000 por microlitro. Si los valores descienden por debajo de 2.000, se considera neutropenia, y si están por debajo de 1.000, se clasifica como neutropenia grave, lo que implica un alto riesgo de infecciones graves.
Valor normal:2.000 y 8.000 microlitro
Valor anormal:por debajo de 2.000 ▶️ neutropenia; por debajo de 1.000 ▶️ neutropenia grave.
Causas de la neutropenia
Las causas de la neutropenia pueden ser diversas y comprender:
Síndromes mielodisplásicos: trastornos en la médula ósea que reemplazan la producción de células sanguíneas, incluyendo los neutrófilos.
Infecciones: algunas infecciones pueden provocar una disminución temporal de los neutrófilos en la sangre.
Reacciones a fármacos: ciertos medicamentos, como la penicilina o el ibuprofeno, pueden inducir neutropenia en algunos individuos como reacción adversa.
Enfermedades autoinmunes: condiciones en las cuales el sistema inmunológico ataca mal a las células del propio cuerpo.
Quimioterapia: tratamiento contra el cáncer que puede afectar la médula ósea y reducir la producción de neutrófilos.
Cáncer medular avanzado: cuando un cáncer afecta directamente la médula ósea, puede interferir con la producción normal de neutrófilos.
Basófilos
Los basófilos, otro tipo de granulocitos, también tienen una función destructiva de “limpieza” y desempeñan un papel crucial en las reacciones alérgicas al liberar histamina.
El rango normal de basófilos en la sangre se encuentra entre 10 y 150 por microlitro. Cuando los valores están por debajo de 10, se denomina basopenia.
Valor normal:10 y 150 microlitro.
Valor anormal: por debajo de 10.
Causas de basopenia
Entre las posibles causas de la basopenia se encuentran:
Tirotoxicosis: exceso de hormonas tiroideas en la sangre debido a una hiperactividad de la glándula tiroides.
Reacciones de hipersensibilidad aguda: respuestas inmunológicas exageradas y rápidas a ciertos alérgenos o sustancias extrañas en el cuerpo.
Infecciones: algunas infecciones pueden provocar una disminución temporal de los basófilos en la sangre.
Eosinófilos
Los eosinófilos, otro tipo de granulocitos, juegan un papel importante en la respuesta frente a reacciones alérgicas, asma e infecciones parasitarias.
El rango normal de eosinófilos en la sangre oscila entre 50 y 500 por microlitro. Cuando los valores están por debajo de 50, se denomina eosinopenia.
Valor normal:50 y 500 por microlitro.
Valor anormal:por debajo de 50.
Causas de eosinopenia
Entre las posibles causas de la eosinopenia se encuentran:
Síndrome de Cushing: trastorno caracterizado por niveles elevados de cortisol en el organismo, que puede afectar la producción de eosinófilos.
Infecciones severas: algunas infecciones graves pueden provocar una disminución temporal de los eosinófilos en la sangre.
Tratamiento corticoideo: el uso prolongado de corticosteroides puede afectar los niveles de eosinófilos en el cuerpo.
El ciclo respiratorio comprende una fase de inspiración y otra de espiración. La frecuencia respiratoria (FR) es el número de veces que una persona respira por minuto. El control de la FR se recomienda realizarlo cuando la persona está en reposo y sin que tenga conciencia de que le estamos controlando la FR; (para que de esta forma su respiración sea natural). La valoración de la FR consiste en contar el número de respiraciones durante un minuto (1 minuto) visualizando las veces que se eleva el tórax.
Valores normales de la frecuencia respiratoria
Frecuencia respiratoria normal
La frecuencia respiratoria (FR) normal en un adulto que se encuentre en reposo, oscila entre 15 y 20 ciclos por minuto; es decir 15 x′ a 20 x′. Cuando la FR en reposo es mayor de 25 x′ respiraciones por minuto o es menor de 12 x′, podría considerarse anormal.
Frecuencia respiratoria valores normales
15 x′ a 20 x′
Características de la frecuencia respiratoria
Ventilación: al respirar; el organismo toma oxígeno del aire ambiente hasta los alvéolos y expulsa el anhídrido carbónico, esto se logra por medio de la ventilación o proceso mecánico de la movilización del aire.
Presencia de respiración: la presencia de respiración o FR se observa cuando el aire entra a través de la expansión del tórax y cuando el aire sale por la depresión del tórax.
Inspiración: fase activa. Se debe a la contracción del diafragma y de los músculos intercostales. En condiciones patológicas intervienen los músculos accesorios de la inspiración que son: escalenos y esternocleidomastoideo.
Espiración: fase pasiva. Depende de la elasticidad pulmonar. En condiciones patológicas intervienen los músculos accesorios de la espiración: músculos abdominales.
Ritmo:(regular o irregular). El ritmo respiratorio puede ser regular e irregular, dentro de las respiraciones del ritmo irregular se encuentran: Respiración de Kussmaul, de Biot y de Cheyne-Stoques.
Profundidad: (superficial o profundo),la profundidad respiratoria varía con el sexo (mayor en el varón que en la mujer), la edad, la estatura y la posición corporal.
Volumen pulmonar:
Volumen corriente o tidal: es la cantidad de aire que entra y sale en cada respiración normal, en un adulto es aproximadamente de 500cc, en la mujer es un 20/25 menor.
Volumen inspiratorio de reserva: volumen de aire adicional que se puede inspirar por encima del volumen tidal, oscila entre los 3000 ml y 3500 ml.
Volumen espiratorio de reserva: volumen que se puede espirar forzadamente, después del volumen tidal o corriente, oscila entre los 100 y 1200 ml.
Volumen residual: cantidad de aire que queda en los pulmones después de la espiración del volumen tidal y del de reserva.
FR afectada: la FR puede ser afectada por las propiedades anatómicas de la pared torácica, la cavidad torácica y las vías aéreas superiores e inferiores.
Respiración involuntaria: la respiración involuntaria es controlada por el bulbo raquídeo.
Órganos que intervienen en la FR: en la respiración además de los órganos del aparato respiratorio, intervienen las diferentes estructuras de la caja torácica.
Capacidad pulmonar total: corresponde a la suma total de los volúmenes pulmonares, es aproximadamente 5.700/6.200 ml.
Técnica para tomar la frecuencia respiratoria
Verificar la identidad del paciente y respetar su intimidad.
Ubicar al paciente lo más cómodo posible sentado o acostado, en posición de semi-fowler, pero que permita la contabilización de la frecuencia respiratoria. Tener presente que el mal alineamiento corporal impide la correcta expansión torácica y disminuye la ventilación, por lo tanto; influye en la frecuencia y en el volumen respiratorio.
Controlar (mirando y contando) los movimientos torácicos sin alertar al paciente. Es conveniente no informar al paciente que se le va a medir la frecuencia respiratoria, ya que podría cambiar involuntariamente el ritmo.
Se recomienda medir FR al mismo tiempo que se controlan otros signos vitales, ejemplo: (pulso).
Contar durante 30” y multiplicar este valor por 2; siempre que la respiración sea regular.
En pacientes con respiración irregular, controlar durante 1 minuto o más tiempo si es necesario.
Observar los movimientos respiratorios, contar las elevaciones (inspiraciones) del tórax y/o abdomen durante 1 minuto.
Colocar una mano en el tórax del paciente de manera que se puedan percibir los movimientos respiratorios. Contar las inspiraciones durante 1 minuto.
Auscultación: colocar el fonendoscopio en el tórax y contar el número de inspiraciones durante 1 minuto.
Niños pequeños: cuantificar los movimientos de ascenso y descenso del abdomen (respiración diafragmática).
Observar el ritmo (regular o irregular), profundidad y volumen (superficial o profundo) y características de la respiración, también la coloración de piel y uñas y uso de músculos accesorios.
Registrar en report de enfermería los datos valorados. Escribir nombre completo de enfermero, fecha, hora, número de matrícula y firma.
Existe también el método auscultatorio y palpatorio (o combinando la inspección, la palpación y la auscultación).
Lugares para tomar la FR
Los sitios más comunes para tomar la FR son:
Tórax.
Pecho.
Abdomen.
Lugares para tomar la FR
Objetivo de medir la frecuencia respiratoria
El objetivo principal de medir la FR es descartar cualquier alteración fisiológica tanto en personas con o sin patologías previas. El control de la FR se utiliza para determinar si la frecuencia respiratoria es normal (eupnea).
Alteraciones de la frecuencia respiratoria
Las alteraciones del patrón y ritmo respiratorio son:
Bradipnea: es la lentitud en el ritmo respiratorio con una FR inferior a 12 x′ respiraciones por minuto. Se puede encontrar en pacientes con alteración neurológica o electrolítica, infección respiratoria o pleuritis.
Taquipnea: FR persistentemente superior a 20 x′; es una respiración superficial y rápida. Se observa en pacientes ansiosos, con dolor por fractura costal o pleuritis, en el ejercicio y en afecciones del SNC.
Apnea: es la ausencia de movimientos respiratorios. Por lo general es una condición grave.
Disnea: sensación subjetiva del paciente con un esfuerzo para respirar. Puede ser inspiratoria, espiratoria o de las 2 fases.
Disnea inspiratoria: se presenta por obstrucción parcial de la vía aérea superior y se acompaña de tirajes, suele estar relacionada a los procesos agudos.
Disnea respiratoria: se asocia con estrechez de la luz de los bronquiolos y la espiración es prolongada como en los pacientes con asma bronquial y enfisema pulmonar, esta disnea se asocia con afecciones crónicas.
Tirajes: indican obstrucción a la inspiración; los músculos accesorios de la inspiración se activan y crea mayor tracción de la pared torácica.
Ortopnea: es la incapacidad de respirar cómodamente en posición de decúbito.
Respiración de Kussmaul: FR mayor de 20 x’ por minuto, profunda, suspirante y sin pausas. Se presenta en pacientes con Insuficiencia renal y Acidosis metabólica.
Respiración de Cheyne-Stokes: hiperpnea que se combina con intervalos de apnea. En niños este patrón puede ser normal. En adultos, se presenta en lesión bilateral de los hemisferios cerebrales, ganglios basales, bulbo, protuberancia y cerebelo.
Respiración de Biot: se caracteriza por extrema irregularidad en la frecuencia, el ritmo y la profundidad de las respiraciones. Se presentan periodos de apnea. Se observa en meningitis y otras lesiones neurológicas graves.
Los últimos 3 patrones respiratorios anormales (9,10,11), son indicativos de condiciones clínicas graves y tienen un mal pronóstico. El aumento de la FR se ha relacionado con la severidad de estados sépticos, por lo que una identificación temprana de esta permite acciones más oportunas y agresivas que pueden mejorar el pronóstico de los pacientes.
Alteraciones de la Respiración
Factores que modifican la frecuencia respiratoria
Sexo (mayor en el varón que en la mujer): métodos morfométricos estándares confirman que los hombres poseen pulmones de mayor tamaño que las mujeres y, en consecuencia, un mayor número de bronquios, una mayor superficie alveolar y un diámetro de las vías respiratorias más amplio, considerando sujetos del mismo peso y estatura
Edad: la madurez pulmonar es alcanzada aproximadamente a los 20-25 años, momento tras el cual comienza un deterioro progresivo de la función pulmonar
Estatura: un individuo alto y, por tanto, con gran capacidad pulmonar; sufrirá un mayor decremento de sus volúmenes pulmonares a medida que aumente su edad con respecto a individuos con talla más baja
Incremento del peso.
Posición corporal: en posición vertical los volúmenes pulmonares son más altos que en el resto de las posturas debido al aumento del volumen de la cavidad torácica.
Embarazo.
Ciclo menstrual.
Diámetro torácico.
Tamaño de la tráquea: el diámetro de la tráquea es más pequeño en mujeres.
Nivel de actividad física.
Tabaquismo.
Patologías.
Fiebre: la FR puede aumentar con la fiebre y otras condiciones médicas.
Frecuencia respiratoria
Preguntas Frecuentes sobre Frecuencia Respiratoria
¿Cuál es el valor normal de la frecuencia respiratoria?
El valor normal de la frecuencia respiratoria para un adulto sano promedio en reposo es de 12 a 18 respiraciones por minuto. Estos rangos son importantes para evaluar la salud y el bienestar de una persona, junto con otros signos vitales como la presión arterial y el pulso.
¿Cómo se clasifica la frecuencia respiratoria?
La frecuencia respiratoria se puede clasificar de la siguiente manera:
Respiración rápida: Se considera una frecuencia respiratoria rápida cuando es de más de 20 respiraciones por minuto en adultos. Esto puede indicar problemas como ansiedad, fiebre, problemas pulmonares o cardiovasculares, entre otros.
Respiración lenta: Se clasifica como una frecuencia respiratoria lenta cuando es de menos de 12 respiraciones por minuto en adultos. Esta disminución puede ser causada por condiciones como la depresión del sistema nervioso central, el uso de ciertos medicamentos, o problemas neurológicos o metabólicos.
Frecuencia respiratoria fuera de lo normal en niños: Para los niños, la frecuencia respiratoria que cae fuera de lo normal puede variar según la edad. Por lo general, se considera preocupante si la frecuencia respiratoria es significativamente más alta o más baja de lo esperado para la edad del niño. Esto puede indicar problemas respiratorios, infecciones, o condiciones médicas subyacentes que requieren atención médica.
Es importante tener en cuenta que cualquier cambio significativo en la frecuencia respiratoria debe ser evaluado por un profesional de la salud para determinar su causa y tomar las medidas adecuadas.
¿Qué es la Taquipnea y la Bradipnea?
La bradipnea es un término médico que se refiere a una frecuencia respiratoria anormalmente baja. Por otro lado, la taquipnea se define como una aceleración del ritmo respiratorio, lo que significa que la persona respira más rápido de lo normal. Ambas condiciones pueden indicar problemas de salud y requieren evaluación médica para determinar la causa subyacente y el tratamiento adecuado.
¿Qué pasa si tengo 20 respiraciones por minuto?
Si tienes 20 respiraciones por minuto, esto significa que tu frecuencia respiratoria está en el límite superior de lo que se considera normal para un adulto en reposo. En las personas adultas, se considera que cualquier frecuencia respiratoria entre 12 y 20 respiraciones por minuto es normal.
Sin embargo, tener 20 respiraciones por minuto no necesariamente indica un problema de salud, pero puede ser un signo de taquipnea si se mantiene constantemente por encima de este rango. La taquipnea se define como una frecuencia respiratoria superior a 20 respiraciones por minuto, lo cual puede ser indicativo de varios problemas de salud, como ansiedad, fiebre, problemas respiratorios o cardiovasculares, entre otros.
Si experimentas taquipnea de forma persistente o acompañada de otros síntomas preocupantes, es importante buscar atención médica para determinar la causa subyacente y recibir tratamiento adecuado.
¿Qué pasa cuando la frecuencia respiratoria es alta?
Aumento de la frecuencia respiratoria
Cuando la frecuencia respiratoria es alta, puede provocar una disminución en los niveles de dióxido de carbono en la sangre. Esto puede causar muchos de los síntomas asociados con la hiperventilación. La hiperventilación puede ocurrir por razones emocionales, como durante un ataque de pánico, o debido a problemas médicos como sangrado o infección.
En cualquier caso, la hiperventilación puede provocar síntomas como mareos, entumecimiento u hormigueo en las extremidades, sensación de falta de aire, y en casos más graves, pérdida de la conciencia. Si experimentas hiperventilación de forma persistente o acompañada de otros síntomas preocupantes, es importante buscar atención médica para determinar la causa subyacente y recibir el tratamiento adecuado.
Respiración normal de un bebé recién nacido
La respiración normal de un bebé recién nacido se caracteriza por ser rápida y superficial, con una frecuencia respiratoria que oscila entre 30 y 60 respiraciones por minuto en reposo. Este patrón respiratorio, conocido como respiración periódica, puede incluir breves pausas de hasta 10 segundos, seguidas de respiraciones más rápidas, lo cual es completamente normal y no debe ser motivo de alarma.
Los recién nacidos respiran principalmente por la nariz y su respiración puede ser irregular, con períodos de respiración rápida seguidos de períodos más lentos. Es importante observar que el abdomen del bebé se eleva y desciende con cada respiración, y que no haya signos de dificultad respiratoria como quejidos, aleteo nasal o retracciones en el pecho. A medida que el bebé crece, su patrón respiratorio se vuelve más regular y la frecuencia disminuye gradualmente.
Frecuencia respiratoria en recién nacidos
La frecuencia respiratoria normal en recién nacidos es más rápida que en niños mayores y adultos, oscilando entre 30 y 60 respiraciones por minuto en reposo. Este patrón respiratorio, conocido como respiración periódica, puede incluir breves pausas de hasta 10 segundos seguidas de respiraciones más rápidas, lo cual es completamente normal.
Es importante tener en cuenta que durante los primeros 15 minutos de vida, los recién nacidos pueden presentar una frecuencia respiratoria de hasta 80 respiraciones por minuto debido a la descarga adrenérgica del parto, sin que esto sea patológico. A medida que el bebé se adapta a la vida extrauterina, su patrón respiratorio se estabiliza, aunque puede fluctuar durante el sueño, disminuyendo a 20-40 respiraciones por minuto.
Como se mide la frecuencia respiratoria
Para medir la frecuencia respiratoria de manera precisa, se debe observar el movimiento del tórax o el abdomen del paciente durante un minuto completo, preferiblemente cuando esté en reposo y sin que se dé cuenta de que está siendo observado.
En bebés y niños pequeños, puede ser útil colocar suavemente la mano sobre el abdomen para sentir los movimientos respiratorios. Es importante contar cada ciclo completo de inhalación y exhalación como una respiración.
La medición debe realizarse durante 60 segundos para obtener un resultado preciso, ya que la respiración puede ser irregular, especialmente en niños pequeños y recién nacidos. En caso de que el paciente esté agitado o llorando, es recomendable esperar a que se calme antes de realizar la medición, ya que estos estados pueden alterar temporalmente la frecuencia respiratoria.
Descargo de responsabilidad: La información proporcionada es únicamente con fines educativos e informativos. No sustituye el consejo médico profesional. Consulta a un profesional de la salud calificado para obtener diagnósticos, tratamientos y recomendaciones específicas para tu situación médica.
Plazas Lorena. Lic. en Enfermería. Trabajo propio.
Fuentes consultadas
British Heart Foundation, 2022, Escocia. Disponible en: https://www.bhf.org.uk/informationsupport/how-a-healthy-heart-works/your-heart-rate
Villegas González, Juliana; Villegas Arenas, Oscar; Semiología de los signos vitales: Una mirada novedosa a un problema vigente, Archivos de Medicina (Col), vol. 12, núm. 2, julio-diciembre, 2012, pp. 221-240, Universidad de Manizales, Caldas, Colombia. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/2738/273825390009.pdf
J.S. Wanger, B.H. Culver, 2016, Quality standards in pulmonary function testing: Past, present, future. Ann Am Thorac Soc, 13 (2016), pp. 1435-1436, Disponible en: http://dx.doi.org/10.1513/AnnalsATS.201604-300ED | Medline
¿Sabías que la frecuencia cardíaca podría ser la clave para prevenir problemas de salud graves? Entender tu ritmo cardíaco es esencial para mantener tu bienestar. Descubre en este artículo todo lo que necesitas saber y toma el control de tu salud ahora.
¿Qué es la frecuencia cardíaca?
La frecuencia cardíaca (FC) es la cantidad de veces que el corazón late por minuto (lpm). Es decir; la velocidad del pulso o latidos del corazón por minuto, corresponden a la frecuencia cardiaca.
Frecuencia cardiaca normal
Una frecuencia cardíaca normal mientras la persona descansa; se encuentra entre 60 y 100 lpm. Sin embargo, la FC variará dependiendo de cuándo se mida y de la actividad que esté realizando la persona.
Rangos de la frecuencia cardiaca
Valores normales
Frecuencia Cardiaca
Frecuencia cardiaca normal en adultos
La frecuencia cardíaca normal en adultos, incluyendo a personas de la tercera edad, se encuentra entre 60 y 100 latidos por minuto en reposo. Para atletas altamente entrenados, es común tener ritmos cardíacos más bajos, alrededor de 40 a 60 latidos por minuto.
Es esencial monitorear la frecuencia cardíaca y reconocer los patrones personales para detectar posibles anomalías. Durante el ejercicio moderado, la frecuencia cardíaca objetivo debe ser del 50% al 70% de la frecuencia cardíaca máxima, mientras que en actividades vigorosas, el objetivo es del 70% al 85% de la máxima.
Pulso normal en adultos mayores de 70 años
La frecuencia cardíaca normal en adultos mayores de 70 años se encuentra típicamente entre 60 y 100 latidos por minuto en reposo. Para medir el pulso en personas mayores, se recomienda asegurarse de que la persona esté en reposo durante al menos 15 minutos antes de tomar las mediciones.
Es importante vigilar si el ritmo de los latidos es regular para confirmar la ausencia de enfermedades cardíacas.
Características de la frecuencia cardiaca o pulso
El pulso se caracteriza por: frecuencia, ritmo, volumen o amplitud y elasticidad; aquí la descripción de cada una:
Frecuencia cardiaca
Frecuencia: es el número de ondas percibidas en un minuto. Los valores normales de la frecuencia cardiaca (FC) varían de acuerdo con la edad.
Ritmo
Ritmo: el ritmo normal es regular. La irregularidad está asociada con trastornos del ritmo como es el caso de la fibrilación auricular. El pulso regular con pausas (latidos omitidos) o los latidos adicionales reflejan contracciones ventriculares o auriculares prematuras.
Amplitud del pulso
Volumen o amplitud: es la fuerza de la sangre en cada latido y obedece a la presión diferencial o presión de pulso. Se habla de amplitud normal cuando el pulso es fácilmente palpable, desaparece de manera intermitente y todos los pulsos son simétricos, con elevaciones plenas, fuertes y rápidas.
El pulso disminuido, débil, filiforme o hipoquinésico se asocia con disfunción ventricular izquierda, hipovolemia o estenosis aórtica. Por el contrario, el pulso fuerte, rápido ó hiperquinésico (pulso saltón) refleja la eyección rápida del ventrículo izquierdo, como en el caso de la insuficiencia aórtica crónica.
La disminución de la amplitud del pulso, incluso hasta desaparecer, se denomina pulso paradójico como en el derrame pericárdico. Cuando hay irregularidad en el pulso y a las pulsaciones fuertes siguen otras débiles, se trata de un pulso alternante; este tipo de pulso se encuentra en casos de acentuada degeneración de la fibra miocárdica y es de mal pronóstico.
Elasticidad
Elasticidad: es la capacidad de expansión o de deformación de la pared arterial bajo la onda pulsátil. Una arteria normal, por lo general, es lisa, suave y recta. La elasticidad refleja el estado de los vasos sanguíneos.
Pulso normal
El pulso normal en un adulto en reposo generalmente oscila entre 60 y 100 latidos por minuto. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el pulso puede variar según factores como la edad, el nivel de actividad física, el estrés y la salud en general. También es posible que el pulso sea diferente en diferentes momentos del día.
Ritmo cardiaco
El ritmo cardíaco se refiere a la regularidad y la velocidad a la que late el corazón. El corazón es un órgano muscular que bombea la sangre a través del cuerpo, y su función es esencial para mantener la vida. El ritmo cardíaco normal varía según la edad, la actividad física, el nivel de estrés y otros factores.
El ritmo cardíaco normal en adultos en reposo oscila entre 60 y 100 latidos por minuto. Un ritmo cardíaco más bajo puede ser indicativo de una buena salud cardiovascular, mientras que un ritmo cardíaco más alto puede ser una señal de estrés o una afección médica.
Es importante tener en cuenta que ciertas afecciones médicas, como la fibrilación auricular, pueden afectar el ritmo cardíaco y requerir atención médica.
Ritmo cardíaco normal por edad
El ritmo cardíaco normal varía según la edad, y los rangos de frecuencia cardíaca por edad y en reposo son:
Niños de 10 años y mayores: 60-100 latidos por minuto.
Adolescentes y adultos: 60-100 latidos por minuto.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que estos son rangos generales y que la frecuencia cardíaca normal puede variar según la salud y el nivel de actividad física de cada individuo.
80 latidos por minuto
Una frecuencia cardíaca de 80 latidos por minuto se encuentra dentro del rango considerado normal para adultos en reposo. En la mayoría de los adultos, incluyendo a personas de la tercera edad, un ritmo cardíaco normal en reposo está entre 60 y 100 latidos por minuto
Por lo tanto, una frecuencia cardíaca de 80 latidos por minuto no suele ser motivo de preocupación y generalmente se considera saludable.
Técnica para tomar la frecuencia cardíaca
Ubicar al paciente en posición de sedestación o decúbito supino.
Para la toma de la FC en condiciones basales es importante que el paciente se encuentre en reposo unos 10 a 15 minutos antes de controlar el pulso.
Verificar si el paciente ha recibido medicamentos que afecten la frecuencia cardiaca (FC).
Evitar usar el dedo pulgar, porque el latido de este dedo es muy fuerte y se pueden confundir los pulsos del paciente y del examinador.
No controlar el pulso en sitios que presenten dolor, heridas, hemorragias o fístulas arteriovenosas.
El paciente debe estar cómodo con la extremidad apoyada o sostenida con la palma hacia arriba. (En el caso de control de pulso radial).
Comprimirsuavemente la arteria para no hacer desaparecer totalmente el pulso.
Aplicar suavemente las yemas del dedo índice, medio y anular en el punto en que la arteria pasa por encima de hueso (parte externa de la muñeca).
Contar los latidos durante 15, 20 ó 30 segundos y multiplicar ese valor por 4, 3 ó 2 según corresponda, y así obtener el número de latidos por minuto (si el pulso es regular). Si el pulso refleja alguna irregularidad, se debe llevar el conteo durante un minuto completo o incluso más.
El pulso cardiaco apical; los tonos cardiacos se valoran mediante auscultación con el fonendoscopio en el adulto y con palpación en el niño.
Colocar el diafragma del estetoscopio en el 5to espacio intercostal, línea medioclavicular izquierda.
Palpar cada pulso en forma individual, evaluar sus características y en forma simultánea para detectar cambios en la sincronización y la amplitud.
En recién nacidos es sumamente importante valorar tanto el pulso de miembros superiores como inferiores. Es decir; verificar que el pulso radial sea igual al pulso pedio. De esta forma se descartan coartaciones de aorta.
Comparar los pulsos de las extremidades del mismo lado y del contralateral con el fin de detectar variaciones. Los pulsos asimétricos y/o desiguales sugieren oclusión arterial.
Registrar e interpretar el hallazgo y tomar las decisiones pertinentes.
Registrar en el report de enfermería, con nombre completo de enfermero, matricula, fecha, hora, nombre del paciente.
Tipos de pulso
Los tipos de pulso comunes incluyen el pulso radial, cubital o ulnar, carotídeo, braquial, femoral, poplíteo y dorsal del pie.
En la práctica clínica, es esencial considerar la forma de la onda del pulso, su amplitud, la frecuencia de los latidos y la ritmicidad para evaluar la salud cardiovascular. Algunos tipos de pulso anormal que pueden identificarse son el pulso parvo y tardío, filiforme, hipocinético, saltón y magno, así como hipercinético.
Es fundamental palpar suavemente con el pulpejo de los dedos para determinar los pulsos y con el dorso de la mano para valorar la temperatura cutánea
Zonas para tomar el pulso
Las zonas más comunes para tomar la FC son:
Pulso carotídeo (arteria carótida):ubicado en el cuello, en ambos lados de la tráquea, es el conducto rígido que se encuentra en la parte frontal del cuello. Hay dos arterias carótidas que transportan sangre a la cabeza y al cuello. Ver imagen 2
Pulso axilar.Ver imagen 1
Pulso apical (en el ápex cardiaco):ubicado en el primer espacio intercostal; es decir, el espacio que hay entre la primera y la segunda costilla.
Pulso braquial (arteria humeral):ubicado dentro del codo.
Pulso humeral. Ver imagen 1
Pulso radial (arteria radial):ubicado en la muñeca, en la base del pulgar, en la superficie de la palma de la mano.
Pulso femoral (arteria femoral):ubicado en el muslo, en el pliegue que se encuentra entre la pierna y el torso.
Pulso poplíteo (arteria poplítea): se encuentra detrás de la rodilla. Ver imagen 1
Pulso tibial posterior (arteria tibial posterior): se encuentra detrás de la rodilla.
Pulso pedio (arteria pedia): se encuentra en la parte superior del pie, en el centro. Este pulso suele ser difícil de sentir.
Pulso temporal (arteria temporal). Ver imagen 2
imagen 1 Pulsos sitios anatómicosImagen 2: Pulso temporal y carotídeo
Frecuencia cardiaca apical
La frecuencia cardíaca apical se refiere al pulso central que se toma en el vértice del corazón. Es un indicador importante de la salud cardiovascular y se mide en latidos por minuto, generalmente durante un minuto completo para garantizar precisión.
Este tipo de pulso es crucial para evaluar el ritmo y la frecuencia cardíaca, proporcionando información valiosa sobre el estado del sistema cardiovascular. En la práctica clínica, la toma de la frecuencia cardíaca apical es realizada por personal de enfermería, quienes deben estar capacitados para interpretar y evaluar los problemas que puedan surgir cuando la frecuencia cardíaca excede los límites normales.
Pulso poplíteo
El pulso poplíteo es uno de los pulsos que se pueden detectar en el cuerpo y se encuentra específicamente en la parte posterior de la rodilla. Es considerado uno de los pulsos más difíciles de detectar, localizado en la arteria poplítea, y es crucial para evaluar la salud cardiovascular y detectar posibles problemas en las arterias periféricas.
Para encontrar el pulso poplíteo, se deben seguir pasos específicos que incluyen pedir al paciente que se recueste, doblar la rodilla a un ángulo de cuarenta y cinco grados, y usar las puntas de los dedos para sentir la arteria con cuidado.
Pulso poplíteo
Es importante tener en cuenta que este pulso puede ser difícil de detectar en personas con mucha masa muscular o sobrepeso, así como para aquellos sin capacitación médica. La detección adecuada del pulso poplíteo es esencial para una evaluación precisa de la salud cardiovascular
Objetivo de la frecuencia cardíaca
Objetivo de medir la FC
El objetivo principal de medir la FC es descartar cualquier alteración cardiovascular tanto en personas con o sin patologías previas.
El control de la FC está indicado en las siguientes situaciones:
Ingreso y egreso del paciente al centro asistencial.
Durante la estancia hospitalaria del paciente. Se suele tomar por turno; normalmente cada 8 horas si el paciente cursa una internación sin alteraciones fisiológicas.
Antes y después de un procedimiento invasivo.
Cuando el paciente manifiesta cambios en su condición funcional.
Según la prescripción médica.
Alteraciones de la frecuencia cardíaca
Taquicardia sinusal: FC elevada, que no sobrepasa los 160 latidos por minuto. Se debe a mayor excitación del simpático; se observa en la fiebre, hipertiroidismo, falla cardiaca y shock.
Taquicardia paroxística: se inicia en forma súbita y la FC es mayor de 160 latidos/min. Se manifiesta con dolor precordial, angustia y palpitaciones.
Bradicardia sinusal: las pulsaciones oscilan entre 40 y 60 latidos/minuto. Se observa en pacientes con hipertensión endocraneana o con impregnación digitálica.
Bradicardia por bloqueo aurículo-ventricular completo: se presenta con FC entre 30 y 35 latidos/minuto. Es producida por fenómenos asociados con el retraso o impedimento de la transmisión de la despolarización sinusal y se manifiesta por síncope (crisis de StokesAdams).
Pulso amplio: aparece por grandes presiones diferenciales. La hipertensión divergente de la insuficiencia aórtica origina una gran amplitud del pulso.
Pulso duro: es común en el anciano por la arteriosclerosis.
Pulso arrítmico: sucede por diferentes etiologías, desde extrasístoles hasta la fibrilación auricular.
Pulso débil: se observa con tono muy bajo como en casos de estenosis aórtica, deshidratación, hemorragias severas y shock.
Pulso filiforme y parvus: ocurre en pacientes con debilidad extrema y pulso casi imperceptible. Es típico del estado agónico y por severa falla de la bomba cardiaca.
Pulso alternante: tiene características cambiantes que reflejan una miocardiopatía ó lesión de la fibra cardiaca. Suele indicar mal pronóstico.
Variables que afectan la FC
Edad: el pulso y la frecuencia cardiaca (FC) sufren variaciones normales desde recién nacido hasta la senectud.
Género: las mujeres mayores de 12 años, suelen tener el pulso y la respiración más rápidos que los hombres con edades similares.
Ejercicio físico: la velocidad del pulso aumenta con la actividad física. Los atletas mantienen normalmente un estado de bradicardia debido a la mayor fuerza de contracción del corazón (por hipertrofia miocárdica).
Embarazo: acelera el pulso a medida que avanza la edad gestacional; también apura y superficializa la respiración, en especial al final del mismo y el patrón respiratorio torácico es el predominante, acompañado de una sutil disnea fisiológica
Estado emocional: el miedo, la ansiedad y el dolor entre otros, pueden estimular el sistema nervioso simpático (adrenalina y noradrenalina) aumentando la actividad cardiaca y la FR, el metabolismo y la producción de calor.
Medicamentos.
Valores de frecuencia cardiaca
Los valores de frecuencia cardiaca se refieren a la cantidad de latidos que el corazón realiza en un minuto y se miden en latidos por minuto (LPM). A continuación, se proporciona una tabla con los valores de frecuencia cardiaca en reposo y durante el ejercicio:
Recordar que la frecuencia cardiaca puede ser influenciada por factores como el estrés, la medicación y las enfermedades.
¿Qué es una frecuencia cardíaca objetivo?
La frecuencia cardíaca objetivo (THR)³ está comprendida entre el 50 % y el 70 % de la frecuencia cardíaca máxima. Se debe apuntar a realizar ejercicio con la frecuencia cardíaca entre estas dos cifras. El ritmo cardíaco objetivo asegura que las personas aumenten la forma física y la fuerza de forma segura.
Frecuencia cardíaca en reposo
La frecuencia cardíaca en reposo (RHR)² se mide contando el número de latidos por minuto del corazón mientras el paciente está sentado y quieto. El rango normal de la FC en reposo se encuentra entre los 60 y 100 lpm.
Una frecuencia cardíaca en reposo fuera del rango normal y combinada con síntomas como: dificultad para respirar, mareos y fatiga; puede indicar un problema cardíaco.
Frecuencia cardíaca baja (bradicardia)
Una frecuencia cardíaca baja se clasifica como una frecuencia cardíaca inferior a 60 lpm. El término médico para esta FC se denomina bradicardia.
Las personas con actividad física en deportes predominantemente aeróbicos, suelen tener bradicardia y no representa un riesgo para la salud. Pero si el paciente tiene un ritmo cardíaco bajo y experimenta síntomas como desmayos, fatiga y mareos, debe consultar con su médico de cabecera.
Reserva de frecuencia cardíaca
La reserva de frecuencia cardíaca (HRR)¹ es un valor importante, que resulta de restar la FC en reposo de la FC máxima. Por ejemplo, si las pulsaciones máximas son 180 lpm y en reposo son 60 lpm, la reserva de frecuencia cardíaca (Heart Rate Reserve, HRR) es 120 lpm. Este número representa la capacidad que tiene el corazón para hacer un esfuerzo suplementario. Con este valor se puede ajustar el esfuerzo durante un entrenamiento de forma más precisa que con el valor máximo.
Fórmula:
MHR4 – RHR²: HRR¹
Frecuencia cardíaca máxima – Frecuencia cardíaca en reposo: Reserva de frecuencia cardíaca
Frecuencia cardíaca y medicamentos
Algunos medicamentos utilizados para tratar afecciones cardíacas suelen disminuir la frecuencia cardíaca e impedir que el corazón responda como lo haría normalmente y hay otros que pueden aumentar la FC como: (Terbutalina, Adrenalina). Los medicamentos betabloqueantes como: (Metoprolol, Atenolol, Carvedilol, Propranolol), indicados para tratar la presión arterial alta; disminuyen la frecuencia cardiaca.
Referencias
¹(HRR): Reserva de frecuencia cardíaca.
²(RHR): Frecuencia cardíaca en reposo.
³(THR): Frecuencia cardíaca objetivo.
4(MHR): Frecuencia cardíaca máxima.
Preguntas Frecuentes sobre Frecuencia Cardiaca
¿Cuál es la frecuencia cardíaca normal?
El rango normal de la frecuencia cardíaca en reposo para los adultos se encuentra entre 60 y 100 latidos por minuto. En general, una menor frecuencia cardíaca en reposo indica una función cardíaca más eficiente y una mejor condición física cardiovascular.
¿Qué es la frecuencia cardíaca?
La frecuencia cardíaca o pulso se refiere al número de veces que el corazón completa el ciclo de llenado y vaciado de sus cámaras en un tiempo determinado, expresándose en contracciones o latidos por minuto (lpm).
¿Qué es la frecuencia cardíaca y su valor?
La frecuencia cardíaca en reposo normalmente varía entre 60 y 100 latidos por minuto en un adulto sano en estado de reposo. Medir la frecuencia cardíaca proporciona información valiosa sobre la salud de una persona. También se le conoce como pulso.
¿Qué pasa si tienes 70 pulsaciones por minuto?
Tener más de 70 pulsaciones por minutoen reposo incrementa el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares o incluso la muerte a 10 años vista, según un estudio realizado por investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
¿Qué pasa si tengo 54 latidos por minuto?
El corazón de los adultos en estado de reposo normalmente late entre 60 y 100 veces por minuto. Si padeces bradicardia, el corazón late menos de 60 veces por minuto. La bradicardia puede convertirse en un problema grave si la frecuencia cardíaca es extremadamente lenta y el corazón no logra bombear suficiente sangre rica en oxígeno al cuerpo.
¿Qué pasa si tengo 50 latidos por minuto?
Una frecuencia cardíaca muy lenta puede provocar que: Sienta mareos o aturdimiento. Le falte el aire y tenga más dificultad para hacer ejercicio. Se sienta fatigado.
El electrocardiograma (ECG) registra la actividad eléctrica del corazón. El ritmo cardíaco normal en reposo varía entre 60 y 100 latidos por minuto.
Pulsaciones normales por minuto
En condiciones normales, el corazón late entre 60 y 100 veces por minuto. Sin embargo, en personas que practican ejercicio de manera regular o que están bajo tratamiento con medicamentos que disminuyen el ritmo cardíaco, es común que la frecuencia cardíaca descienda por debajo de los 60 latidos por minuto.
¿Sabes Dónde Encontrar los Pulsos del Cuerpo?
Pulsos del Cuerpo Humano: Cómo Identificarlos y Su Importancia en la Salud Cardiovascular
La frecuencia cardíaca, medida a través del pulso, es uno de los indicadores más importantes de la salud cardiovascular. El pulso se refiere al latido rítmico de las arterias a medida que el corazón bombea sangre a través de ellas. Este latido se puede sentir en diversas partes del cuerpo, donde las arterias están más cercanas a la piel. Conocer cómo y dónde medir estos pulsos puede ser clave para un monitoreo efectivo de tu salud.
¿Qué es el Pulso?
El pulso es la frecuencia con la que tu corazón late, reflejada en las arterias. Se mide en latidos por minuto (lpm) y puede ser un indicador crucial de tu estado físico y salud general. Aunque el pulso se puede medir en varias partes del cuerpo, los puntos más comunes son la muñeca (arteria radial) y el cuello (arteria carótida).
Características del pulso
El pulso arterial es una manifestación palpable del ciclo cardíaco que proporciona información valiosa sobre la salud cardiovascular. Sus principales características incluyen la frecuencia, el ritmo, la amplitud y la tensión.
Un pulso normal se caracteriza por ser regular en frecuencia y amplitud, con arterias que muestran una elasticidad adecuada. La frecuencia del pulso en adultos en reposo suele oscilar entre 60 y 100 latidos por minuto.
El ritmo debe ser regular, aunque pueden existir pequeñas variaciones fisiológicas. La amplitud del pulso refleja la diferencia entre la presión sistólica y diastólica, mientras que la tensión indica la fuerza necesaria para ocluir la arteria. Cambios en estas características pueden indicar diversas condiciones médicas, como arritmias, insuficiencia cardíaca o problemas valvulares
Puntos de Pulso en el Cuerpo
Existen varios puntos en el cuerpo humano donde se puede medir el pulso. Estos incluyen:
Muñeca (Arteria Radial): Ubicada en el lado interno de la muñeca, es el punto más común para medir el pulso.
Cuello (Arteria Carótida): Situada a ambos lados del cuello, es otro punto común, especialmente en emergencias.
Ingle (Arteria Femoral): Localizada en la parte superior del muslo, en la unión con la pelvis.
Detrás de las Rodillas (Arteria Poplítea): Aunque menos común, se puede sentir en la parte posterior de la rodilla.
Parte Alta del Pie (Arteria Dorsal del Pie): Se encuentra en la parte superior del pie.
Codo (Arteria Braquial): Utilizada a menudo en niños pequeños.
Diferencia entre Pulsos Centrales y Periféricos
Los pulsos se clasifican en dos categorías principales: centrales y periféricos.
Pulsos Centrales: Estos pulsos se encuentran más cerca del corazón, como la arteria carótida en el cuello. Son vitales para evaluar el flujo sanguíneo central y se utilizan en situaciones de emergencia.
Pulsos Periféricos: Localizados en las extremidades, como la arteria radial en la muñeca, estos pulsos son importantes para evaluar la circulación periférica y detectar posibles obstrucciones o problemas circulatorios.
Frecuencia Cardíaca Normal
En adultos en reposo, una frecuencia cardíaca normal varía entre 60 y 100 latidos por minuto. Sin embargo, los atletas o personas en buena condición física pueden tener una frecuencia cardíaca en reposo inferior a 60 lpm. Es crucial monitorear regularmente la frecuencia cardíaca, ya que una frecuencia anormal puede ser indicativa de problemas de salud subyacentes.
Cómo Medir el Pulso
Medir el pulso es una tarea sencilla que se puede hacer en casa. Aquí te explicamos cómo:
Coloca tus dedos: Usa el índice y el dedo medio. No utilices el pulgar, ya que tiene su propio pulso.
Encuentra la arteria: Para medir el pulso radial, coloca los dedos en el lado interno de la muñeca, justo debajo de la base del pulgar. Para el pulso carotídeo, coloca los dedos a un lado de la tráquea en el cuello.
Cuenta los latidos: Cuenta los latidos durante 60 segundos para obtener tu frecuencia cardíaca en reposo.
Importancia de Monitorear el Pulso
El monitoreo regular del pulso es esencial para detectar cualquier irregularidad en el ritmo cardíaco, como la taquicardia (frecuencia cardíaca elevada) o la bradicardia (frecuencia cardíaca baja). Estos problemas pueden ser señales de condiciones médicas subyacentes que requieren atención médica.
Este contenido tiene fines informativos únicamente y no debe ser considerado como consejo médico, legal o profesional. Se recomienda consultar a un especialista o profesional calificado para obtener asesoramiento específico según las necesidades individuales.
Plazas Lorena. Lic. en Enfermería. Trabajo propio.
Fuentes consultadas
British Heart Foundation, 2022, Escocia. Disponible en: https://www.bhf.org.uk/informationsupport/how-a-healthy-heart-works/your-heart-rate
Villegas González, Juliana; Villegas Arenas, Oscar; Semiología de los signos vitales: Una mirada novedosa a un problema vigente, Archivos de Medicina (Col), vol. 12, núm. 2, julio-diciembre, 2012, pp. 221-240, Universidad de Manizales, Caldas, Colombia. Disponible en: https://www.redalyc.org/pdf/2738/273825390009.pdf
El siguiente artículo es una recopilación de colecciones anatómicas y especímenes de varios Museos de Anatomía del mundo; muchos de ellos permiten a estudiantes de: medicina, enfermería, tanatología, diagnóstico por imágenes, anatomía patológica, antropología y química legal entre otras especialidades, a observar las lesiones o patologías de piezas anatómicas.
Las piezas anatómicas se encuentran conservadas en cubas de vidrio, también se pueden distinguir calcos realizados en yeso y colecciones de materiales de interés médico-legal.
Artritis
Artritis crónica tuberculosa de la mano derecha de una mujer de 63 años. Museo Dupuytren. Paris. Francia. (11)
Artritis crónica tuberculosa
Cráneos por accidentes de auto
Exposición de cráneos en el Museo Forense de Bangkok debido a accidentes automovilísticos. (5)
Cráneos de accidentes en auto
Disección de cabeza y cuello
Especímenes sobre disección de cabeza y cuello. Expuestos en el Museo Anatómico Pedro Ara. Córdoba. Argentina. (7)
Disección de cabeza y cuello
Intoxicación por ácido
El ácido ha causado una muerte celular devastadora, conocida médicamente como necrosis. El ácido provocó un daño fatal irreversible a los tejidos a los que fueron expuestos y como resultado fue la muerte en varios días.
La muestra de esófago y estómago es de un paciente que bebió ácido sulfúrico, y la muestra de lengua y esófago muestra intoxicación por ácido clorhídrico. Ambos pacientes ingirieron los ácidos con la intención de suicidarse, pero se sabe poco más sobre ellos, ya que las notas clínicas que acompañan a las muestras no incluyen gran parte de la historia del paciente. (3)
Intoxicación por ácido sulfúrico en esófago y estómagoIntoxicación por ácido clorhídrico en lengua y esófago
Lupus vulgaris
El lupus vulgaris es una forma avanzada de tuberculosis cutánea, es decir, tuberculosis de la piel. Ocurre cuando la tuberculosis preexistente no se diagnostica ni se trata adecuadamente. En la imagen se puede observar una mano con lupus.
Mano con lupus vulgaris
Malformaciones congénitas
Colección de Malformaciones Congénitas en el Museo Anatómico Pedro Ara. Córdoba. Argentina. (7)
Malformaciones Congénitas
Mamas con herida de cuchillo
Pecho con heridas de cuchillo. Cuerpo medico Forense. Argentina(2)
Mamas con heridas de cuchillo
Manos
Estas manos humanas de la colección del siglo XIX del Dr. Thomas Dent Mütter muestran los efectos de una condición llamada gota, una enfermedad que Mütter sufrió más tarde en su vida. (12)
Manos con gota
Morgue Judicial Argentina
Pene con tatuaje
Un pene tatuado. Causa de muerte: suicidio. Morgue Judicial, Museo Forense de Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (2)
Pene
Pie y mano
Siameses
Esta colección de Siameses se encuentra en el considerado Museo de Medicina más macabro del mundo, se trata de personas reales. Museo de Historia de la Medicina Myuttera en Bogotá, Colombia. (8)
Siamesas
La colección de fetos siameses se encuentra en el Life Museum, también llamado museo del sida. (9)
Siameses
En el Museo Médico de Siriraj en Tailandia (10):
Siameses
Sistema Nervioso Central
Especímenes sobre disección del Sistema Nervioso Central. Expuestos en el Museo Anatómico Pedro Ara. Córdoba. Argentina. (7)
Disección del Sistema Nervioso Central
Vértebras
En la imagen se distingue vértebra lumbar y dorsal. (7)
¿Cuanto sale estudiar Enfermería en Argentina? Aranceles para estudiar Enfermería Confeccioné el siguiente artículo porque muchos estudiantes me preguntan los ...
Frecuencia respiratoria Definición de frecuencia respiratoria El ciclo respiratorio comprende una fase de inspiración y otra de espiración. La frecuencia ...
Es importante conocer los cambios que se producen en las articulaciones y huesos después de los 40 años; principalmente en la mujer cuando atraviesa el climaterio y menopausia; ya que sufre cambios hormonales que pueden desencadenar problemas de salud y enfermedades cardiovasculares, osteomusculares, seniles, cáncer y osteoporosis.
Sistema óseo
El sistema óseo está formado por un conjunto de estructuras sólidas compuestas básicamente por tejido óseo, que se denominan huesos. Los huesos cumplen funciones fundamentales y ellas son:
Protección: brindan protección a los órganos y tejidos internos.
Carga: hay determinados huesos que soportan mucha carga como los de las extremidades inferiores, columna vertebral y pelvis.
Dinámica: actúan como palancas, donde se insertan músculos y tendones.
Depósito de sales minerales: el 99 % de Ca y 80% de P están en los huesos. Intervienen en la regulación de la calcemia.
Hematopoyética: facilitan la formación de la sangre, proceso en el que está involucrada la médula ósea interior de algunos huesos.
Regulación de la respuesta inmune.
Para que estas funciones se encuentren en armonía es imprescindible la prevención y protección del tejido óseo. Nunca es demasiado tarde para el cuidado y bienestar de articulaciones y huesos.
Cambios en el Sistema Óseo después de los 40 años
Cambios del Sistema Óseo
El pico más alto de masa ósea se logra alcanzar entre los 25-30 años, mientras que disminuye a partir de los 40 años de forma lenta, aproximadamente un 0,5% al año, pudiendo tener una disminución del 3-5% a partir de los 50 años.
A partir de los 30 años, la densidad de los huesos comienza a disminuir tanto en hombres como en mujeres. Esta pérdida de densidad ósea se acelera en las mujeres tras la menopausia. Como resultado de ello, los huesos se vuelven más frágiles y propensos a las fracturas, especialmente en la vejez.
Cambios en el Sistema Óseo después de los 40 años
El envejecimiento óseo se produce a partir de los 40 años debido a una pérdida progresiva de masa ósea, que aumenta en las mujeres durante los años que siguen al cese de la actividad ovárica. Estos cambios son debidos a la existencia de modificaciones en el funcionamiento de las unidades de remodelación que guardan relación con diversos factores (nutricionales, hormonales, paracrinos, mecánicos y genéticos).
La pérdida de hueso afecta tanto al hueso trabecular (esqueleto axial) como al cortical (esqueleto apendicular), lo que produce un adelgazamiento de las trabéculas y la perforación y pérdida de conectividad de estas en el primer caso, y la disminución del grosor de la cortical y el aumento de su porosidad en el segundo.
Se ha calculado que, a lo largo de la vida, las mujeres pierden más del 40% de la masa ósea en la columna y casi un 60% en la cadera. La pérdida de hueso es especialmente notable durante el período peri y posmenopáusico, aunque, en algunas ocasiones, la pérdida de masa ósea puede ser similar o incluso mayor durante la octava y novena décadas de la vida.
La masa corporal magra también disminuye entre los 35 y los 70 años, sobre todo debido a la pérdida de masa muscular esquelética y a la progresiva disminución del número y el tamaño de las fibras musculares. Este proceso se conoce con el nombre de «sarcopenia» y contribuye de manera evidente a la pérdida de fuerza y actividad funcional en los ancianos.
En la patogenia de la sarcopenia parecen intervenir varios factores, como la denervación del tejido muscular, los cambios en el metabolismo proteico o en las concentraciones de diversas hormonas y otros factores como el déficit de vitamina D.
A medida que se envejece, las articulaciones experimentan cambios en el cartílago y en el tejido conjuntivo. El cartílago interior de la articulación se vuelve más fino y sus componentes (los proteoglicanos, las sustancias que contribuyen a proporcionar resiliencia al cartílago) se alteran, lo que disminuye la resiliencia de la articulación y aumenta la propensión a las lesiones. Por todo ello, en algunas personas, las superficies articulares no se deslizan una sobre otra tan bien como solían hacerlo. Este proceso puede causar artrosis.
Las articulaciones se vuelven más rígidas porque el tejido conjuntivo de los ligamentos y los tendones se vuelve más duro y quebradizo. Este cambio también limita la amplitud de movimiento de las articulaciones.
El proceso natural de envejecimiento hace que el cuerpo se endurezca, en particular en las articulaciones. Con la edad, el tejido cartilaginoso fuerte que protege y acolcha los huesos se adelgaza y se hace menos flexible. Al adelgazarse, ofrece menos protección y es menos efectivo en evitar que los huesos de la articulación se rocen entre sí.
Un cartílago más delgado tampoco puede soportar la presión de cargas pesadas. Tal presión comprime el cartílago aún más, por lo que éste ofrece aún menos protección. Los tendones y los ligamentos se hacen menos flexibles y más débiles con la edad. Se rasgan y se lesionan con mayor facilidad, y les toma más tiempo para sanar.
A medida que la gente envejece, sus músculos se cansan con más facilidad y no pueden proporcionar el apoyo que requieren las articulaciones.
¿Cómo cuidar nuestros huesos?
Para conservar los huesos sanos en la edad adulta es importante tener presente estas recomendaciones:
Alimentación saludable con suficiente calcio, proteínas, vitamina D y micronutrientes importantes.
Consumo de calcio: el calcio aportado por la dieta es fundamental para conseguir una correcta mineralización del hueso y mantener su cantidad y calidad. Se recomienda el aumento del consumo de calcio a través de la alimentación o si es necesario con suplementos, hasta alcanzar en total un aporte de 1.000-1.200 mg diarios.
Colágeno con magnesio: contribuye a disminuir la fatiga y el cansancio.
Vitamina D: es fundamental para la absorción y el metabolismo del calcio; su deficiencia es un factor decisivo para el desarrollo de la osteoporosis. Es necesaria la exposición solar para cubrir las necesidades de vitamina D y que ni la absorción intestinal de calcio ni el recambio óseo se vean disminuidos.
Vitamina C: para la producción endógena de colágeno.
Vitamina K: es un factor esencial en el proceso de la coagulación; pero también en la activación de proteínas óseas como la osteocalcina (la más abundante en hueso), la osteoprotegerina y el RANKL, de gran importancia en la actividad de los osteoclastos y en la salud ósea.
Realizar actividad física que incluya ejercicios con peso para fortalecer los músculos.
Evitar los factores negativos en el estilo de vida, como el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol.
Peso corporal saludable.
El colágeno es una proteína que se encuentra en la piel, los ligamentos, los tendones, los músculos, los cartílagos y otros tejidos.– Cambios en el Sistema Óseo después de los 40 años
Anatomía Músculos Faciales: Características y Funciones
Anatomía Músculos Faciales ▷ Los músculos de la cara son tantos y tan variados que puede resultar muy difícil imaginarse cómo puede distribuirse en un espacio tan pequeño una cantidad tan grande de grupos musculares, que además tienen funciones tan específicas y diferenciadas entre sí.
La complejidad de la expresión facial, además de las funciones propias de la fonación y deglución, requieren no solo de muchos grupos musculares, sino de una coordinación extraordinaria entre los diferentes grupos de músculos para lograr una variedad tan amplia de movimientos, que van desde un simple guiño hasta el poder silbar.
Anatomía de los Músculos Faciales
Se pueden dividir los músculos de la cara en dos grandes grupos:
Pequeño tamaño y con función limitada a la expresión facial.
Grantamaño con un rol fundamental en funciones tan importantes como el habla, la alimentación e incluso la respiración.
Características Generales
En su gran mayoría son músculos planos, delgados y con una relación tamaño/fuerza bastante discreta; es decir, no son músculos que tengan muchas fibras musculares ni que generen gran potencia.
Casi todos toman dos inserciones en puntos diferentes, una en los huesos de la cara y la otra en la piel del rostro o la aponeurosisde algún músculo vecino; en ocasiones pueden ser ambas.
Los músculos más grandes son la excepción a esta regla. Se trata de los maseteros, los cuales tienen sus dos inserciones en superficies óseas; son capaces de mover una articulación y, por centímetro cuadrado de superficie, están entre los músculos más poderosos del cuerpo.
Anatomía Músculos Faciales ▷
Clasificación y Funciones
Los músculos de la cara se pueden clasificar según su función y según la zona anatómica con la que guardan relación.
Según su función, los músculos de la cara se pueden dividir en:
Músculos de la expresión
Músculos de la masticación
Los músculos de la expresión casi invariablemente toman inserción en hueso y piel, mientras que los de la masticación lo hacen siempre en superficies óseas.
Según su ubicación anatómica los músculos de la cara se pueden dividir en músculos:
Pabellones auriculares.
Párpados y las cejas.
Nariz.
Boca y los labios.
Anatomía de los Músculos Faciales
Músculos de los pabellones auriculares
Debido a la localización de los pabellones auriculares, su estructura y la evolución particular del ser humano —el cual ya no depende tanto del oído para sobrevivir—, los músculos de los pabellones auriculares se consideran vestigiosmusculares.
Aunque están presentes, su función es nula. De hecho, son excepcionales los casos de individuos con la capacidad de mover sus pabellones auriculares.
En aquellos casos en los que es posible moverlos, se debe a la acción de los músculos auricular anterior, posterior y superior, presentes en todas las personas pero en muy pocos casos con la fuerza suficiente como para tener un efecto visible.
Músculos de los párpados y las cejas
Su función principal es generar el movimiento de las cejas, fruncir el ceño y, sobre todo, permitir la apertura ocular; a este grupo pertenecen los músculos:
Occipitofrontal
Piramidal
Superciliar.
Orbicular de los párpados.
Este último es el más importante de todos, ya que permite el cierre ocular; se trata de un músculo grande, plano y de forma circular que rodea la parte externa de las órbitas.
Está dividido en varias porciones que permiten cerrar los ojos suavemente o “apretar” los ojos mientras se cierran.
La función opuesta (apertura ocular) se debe a la acción sinérgica del músculo elevador del párpado superior, que “levanta” el párpado como una persiana conforme el orbicular de los párpados se relaja, permitiendo que el párpado inferior caiga casi por gravedad.
Es importante recordar que el elevador del párpado superior no se considera un músculo de la cara, ya que nace en el interior de la órbita y termina en el párpado superior; además, su inervación depende del III par craneal (motor ocular común), a diferencia de los músculos de la cara, cuya inervación es responsabilidad del VII par craneal (nervio facial).
Músculos de la nariz
De estos músculos solo uno (piramidal de la nariz) tiene que ver con la expresión, mientras que el resto tiene una función específica en el aparato respiratorio.
Piramidal de la nariz
Transverso de la nariz.
Mirtiforme.
Dilatador de la nariz.
Músculo Multiforme Nariz
El músculo mirtiforme es responsable de “deprimir” el ala nasal y así cerrar la entrada de las fosas nasales, siendo esto particularmente útil a la hora de limitar la entrada de impurezas como polvo a la vía respiratoria superior.
El transverso y el dilatador de la nariz actúan de manera sinérgica para hacer lo contrario: dilatar la entrada de la fosa nasal para permitir que el aire entre con más facilidad.
Por lo general, su acción no es visible salvo en los casos de distrés respiratorio severo, cuando su efecto es tan evidente que da lugar a un signo clínico conocido como aleteo nasal, el cual consiste en la elevación del ala de la nariz con cada inspiración.
Músculos de la boca y los labios
Son los más numerosos y más ampliamente distribuidos, ocupando más del 60 % del área total de la cara.
Estos músculos son los responsables de la mayor parte de las expresiones faciales. Además, algunos ayudan en la fonación, y unos muy particulares permiten la masticación: los maseteros
Buccinador.
Orbicular de los labios.
Elevador común de la nariz y del labio superior.
Elevador propio del labio superior.
Músculo canino.
Cigomático mayor.
Cigomático menor.
Risorio.
Triangular de los labios.
Cuadrado del mentón.
Borla del mentón.
Masetero.
Risorio
Todos estos músculos, inervados casi en su totalidad por el nervio facial, son responsables de las cientos de expresiones faciales del rostro humano.
Por ejemplo, la sonrisa es consecuencia de la contracción del risorio y de los músculos cigomático mayor y menor; así mismo, la contracción leve de este par de músculos permite elevar la comisura labial.
El buccinador retrae las comisuras labiales; esto permite silbar, tocar instrumentos de viento y desalojar los alimentos que se acumulan en el área vestibular de la encías.
El orbicular de los labios es otro músculo especializado que permite cerrar laboca, además de ayudar en el complejo de movimientos necesarios para succionar.
Finalmente está el masetero que, junto con los músculos pterigoideos (pertenecientes a la fosa pterigoidea), forma parte de los músculos masticadores.
Es capaz de ejercer una presión de 90 kg/cm2, lo cual lo convierte en uno de los músculos más fuertes del cuerpo considerando la relación tamaño/fuerza ejercida.
Toma inserción en el arco cigomático y en la rama ascendente del maxilar inferior, permitiendo el cierre bucal y la masticación.
Para ello trabajan en sinergia con el resto de los músculos masticadores y en coordinación con los músculos del cuello, responsables de la apertura bucal (digástrico, milohioideo, músculos infrahioideos, entre otros).
Anatomía Músculos faciales
Gracias por leer Anatomía de los Músculos Faciales !!!
Información del autor
Pessa, J. E., Zadoo, V. P., Adrian, J. E., Yuan, C. H., Aydelotte, J., & Garza, J. R. (1998). Variability of the midfacial muscles: analysis of 50 hemifacial cadaver dissections. Plastic and reconstructive surgery, 102(6), 1888-1893.
Gasser, R. F. (1967). The development of the facial muscles in man. Developmental Dynamics, 120(2), 357-375.
Goodmurphy, C. W., & Ovalle, W. K. (1999). Morphological study of two human facial muscles: orbicularis oculi and corrugator supercilii. Clinical Anatomy, 12(1), 1-11.
Szentágothai, J. (1948). The representation of facial and scalp muscles in the facial nucleus. Journal of Comparative Neurology, 88(2), 207-220.
Freilinger, G., Gruber, H., Happak, W., & Pechmann, U. (1987). Surgical anatomy of the mimic muscle system and the facial nerve: importance for reconstructive and aesthetic surgery. Plastic and reconstructive surgery, 80(5), 686-690.
Rubin, L. R., Mishriki, Y., & Lee, G. (1989). Anatomy of the nasolabial fold: the keystone of the smiling mechanism. Plastic and reconstructive surgery, 83(1), 1-10.
Schwarting, S., Schröder, M., Stennert, E., & Goebel, H. H. (1984). Morphology of denervated human facial muscles. Orl, 46(5), 248-256.
El señor Esteban de 72 años de edad se halla internado por presentar EPOC. Posee como antecedente padecer insuficiencia cardíaca derecha; en su casa toma diuréticos. (Furosemida).
Se le realizan nebulizaciones con broncodilatadores, no cumple con ninguna dieta en especial. Se lo observa con importante disnea, taquipnea, cianosis en lechos ungueales y algo confuso.
Se le indica hidratación parenteral a 14 gotas x”. La gasometría arterial al ingreso: PH 7.21, PCO2 58 mmHg, CO2 23 mEq/l. A las dos horas: PH 7.30, PCO2 52 mmHg, CO2 28 mEq/l.
¿Qué trastorno electrolítico sospecha que puede presentar Esteban? y¿Por qué?
El trastorno electrolítico que presenta Esteban es unaacidosis respiratoria, porque su pH es bajo y su PCO2 es alto (hipercapnia) (1).Tiene como síntomas disnea, taquipnea, cianosis en lechos ungueales. Es un paciente con EPOC, padece una insuficiencia cardíaca derecha.
El paciente está atravesando una depresión del centro respiratorio.
¿Qué valoración realizaría para detectarlo?
La valoración es el control de la función respiratoria. Controlar su pH y gases; buscando de esta forma acidosis respiratoria y/o metabólica, realizar un Ionograma, buscando hiponatremia (3) o hipocaliemia (4), controlar su función renal y signos vitales.
¿Cuál es la alteración ácido base presente al ingreso?, ¿Por qué? y ¿Qué causa fisiopatológica contribuyó a este problema?
La alteración ácido base al ingreso es una acidosis respiratoria. Porque los valores gasométricos no son normales. PH: 7.21 (bajo); PCO2: 58 mmHg (alto) y su CO2 23 mmHg (bajo).
Las causas pueden ser su EPOC y su insuficiencia cardíaca derecha.
Acidosis
¿Qué acciones de enfermería se deben planificar para el señor Esteban con respecto a su trastorno ácido base?
Obtener muestras para el análisis de laboratorio del equilibrio de ácido-base (niveles de ABG (5), orina, suero), si procede.
Controlar los niveles de ABG (5) por si hay disminución del pH, si procede.
Inspeccionar si hay indicaciones de acidosis respiratoria crónica (tórax en forma de tonel, problemas de uñas, respiración con los labios fruncidos y utilización de músculos accesorios)
Examinar los factores determinantes del aporte de oxígeno tisular (niveles de PaO2, SaO2 y hemoglobina, y gasto cardíaco), según disponibilidad.
Comprobar si hay síntomas de insuficiencia respiratoria (niveles de PaO2 bajos y SaO2 elevados y fatiga muscular respiratoria)
Colocar al paciente en una posición tal que promueva un óptimo equilibrio ventilación-perfusión (pulmones hacia abajo, prono, semi-Fowlers), si procede.
Mantener despejadas las vías aéreas (succión, insertar o mantener vías aéreas artificiales, fisioterapia torácica y respiración de tos profunda), si procede.
Supervisar el patrón respiratorio.
Monitorear el trabajo de respiración (ritmo respiratorio, ritmo cardíaco, uso de músculos accesorios y diaforesis (2).
Observar la presión pico de vías aéreas (para ver el despeje de vías aéreas, sí hay signos de neumotórax, oclusión de vías aéreas, y mala posición de vías aéreas), según disponibilidad.
Facilitar una ventilación adecuada para evitar / tratar la acidosis respiratoria (colocar al paciente en posición vertical, mantener vías aéreas, y controlar los ajustes del ventilador mecánico), si procede.
Proporcionar apoyo de ventilación mecánica, si fuera necesario.
Brindar una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas (alimentación de cuidados pulmonares) para reducir la producción de CO2, si está indicado.
Dar una higiene bucal frecuente.
Distinguir el funcionamiento y distensión GI para evitar la disminución de los movimientos diafragmáticos, si procede.
Promover adecuados períodos de reposo (90 minutos de sueño sin molestias, organizar los cuidados de enfermería, limitar las visitas, y coordinar las consultas), si procede.
Mirar el estado neurológico (nivel de conciencia y confusión).
Instruir al paciente y/o a la familia sobre las acciones llevadas a cabo para tratar la acidosis respiratoria.
Acordar con las visitas del paciente un programa de visitas limitadas que permita períodos de descanso apropiados para disminuir el compromiso respiratorio, si está indicado.
Identificar la alteración ácido base actual y fundamentar el cambio
Desequilibrios Acido base – Desequilibrio electrolítico – Acciones de enfermería
Glosario
(1) Hipercapnia: elevación de la cifra de dióxido de carbono sanguíneo por encima de lo normal.
(2) Diaforesis: secreción de sudor
(3) Hiponatremia: niveles anormalmente bajos de sodio en sangre, provocados por una excreción inadecuada de agua o por un exceso de agua en sangre circulante.
(4) Hipocalemia: disminución de los niveles circulantes de potasio
(5) ABG: Gases en sangre arterial
Desequilibrio electrolítico – Acciones de enfermería
Información del autor
Lorena Plazas. Licenciada en enfermeria. Trabajo propio.
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