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Fases de la Fiebre: Descubre cada Etapa del Proceso Febril y sus Manifestaciones Clínicas

Tiempo de lectura: 9 minutos

Fases de la Fiebre

La fiebre es una respuesta fisiológica compleja que activa el sistema inmunológico ante infecciones, inflamaciones o estímulos patológicos. Entender las fases de la fiebre resulta fundamental para profesionales de la salud y para quienes desean comprender mejor este mecanismo de defensa del organismo.

En este artículo, exploramos de manera pedagógica y académica cada una de las etapas del proceso febril, destacando sus manifestaciones clínicas, mecanismos fisiológicos y su relevancia en el diagnóstico y tratamiento. Además, analizaremos cómo identificar y manejar de forma efectiva cada fase, aportando una mirada crítica y actualizada que combina rigor científico y una narrativa entretenida.

Introducción al proceso de febril

La fiebre es mucho más que un simple aumento de la temperatura corporal; es el reflejo de un delicado equilibrio entre la producción y pérdida de calor, orquestado por el sistema nervioso central y modulada por respuestas inmunes. Cuando el cuerpo se enfrenta a un agente patógeno o a una inflamación, se desencadenan una serie de respuestas que culminan en la activación de mecanismos termorreguladores.

Comprender las fases de la fiebre es esencial para poder interpretar correctamente los síntomas y determinar la evolución de la enfermedad.

Durante el proceso febril, el organismo pasa por tres fases clínicas claramente diferenciadas: la fase inicial o de escalofrío, la fase de evolución o acmé y la fase de declinación. Cada una de estas etapas tiene características propias que permiten al médico realizar una evaluación precisa y establecer estrategias terapéuticas adecuadas.

FASE INICIAL: La Respuesta del Cuerpo ante el Aumento de la Temperatura

La fase inicial, también conocida como fase de escalofrío, es el momento en el que el cuerpo se prepara para alcanzar un nuevo punto de ajuste térmico. En esta etapa, se producen respuestas fisiológicas clave que promueven la retención y generación de calor.

Mecanismos Fisiológicos y Manifestaciones Clínicas

Durante la fase inicial se observa lo siguiente:

  • Vasoconstricción cutánea:
    La piel se vuelve pálida y fría debido a la vasoconstricción , un mecanismo que reduce la pérdida de calor al disminuir el flujo sanguíneo periférico. Esta respuesta es fundamental para conservar el calor interno.

  • Generación de Calor por Temblores:
    Los temblores musculares son una respuesta involuntaria que genera calor adicional. El aumento de la actividad muscular eleva el metabolismo celular, lo que a su vez produce más calor y aumenta la producción de desechos metabólicos como agua y dióxido de carbono.

  • Aumento de la Frecuencia Respiratoria:
    El centro respiratorio se estimula para incrementar tanto la frecuencia como la profundidad de la respiración. Este proceso contribuye a la pérdida de líquidos, lo que se traduce en una mayor semilla, y está directamente relacionado con la necesidad de eliminar el exceso de dióxido de carbono producido por el metabolismo acelerado.

  • Taquicardia:
    La frecuencia cardíaca se eleva para satisfacer la mayor demanda de oxígeno. La taquicardia es una manifestación directa del aumento del metabolismo celular.

  • Piloerección y sensación de frío:
    La contracción de los músculos erectores del pelo (piloerección) y la sensación de frío son respuestas adicionales a la vasoconstricción. Incluso se pueden observar lechos ungueales cianóticos como resultado del flujo sanguíneo reducido.

Estas manifestaciones clínicas son cruciales para entender el comportamiento del organismo en esta primera etapa. El cuerpo, al detectar una amenaza, activa de manera inmediata mecanismos para elevar la temperatura interna, creando un ambiente menos favorable para la proliferación de patógenos.

FASE DE EVOLUCIÓN O ACMÉ: El Punto Fijo de la Fiebre

Una vez que el organismo ha generado suficiente calor y ha alcanzado el nuevo punto fijo elevado, se inicia la fase de evolución o acmé. En esta etapa, la producción y la pérdida de calor se equilibran, lo que permite mantener la temperatura en un nivel constante, aunque superior al habitual.

Características y Síntomas durante la Evolución de la Fiebre

En la fase de evolución se destacan las siguientes manifestaciones:

  • Piel Caliente y Seca:
    Con la estabilización de la temperatura, la piel adquiere un rubor generalizado y se siente caliente al tacto. La vasoconstricción previa se relaja, permitiendo que la piel se caliente y se mantenga seca.

  • Persistencia del aumento en la frecuencia respiratoria y cardíaca:
    La frecuencia respiratoria y la frecuencia cardíaca se mantienen elevadas como parte de la respuesta adaptativa del cuerpo ante el nuevo punto térmico.

  • Incremento de la Sed y Pérdida del Apetito:
    La deshidratación es común en esta fase, ya que la pérdida de líquidos se incrementa. La disminución del apetito es otra manifestación que suele acompañar a la fiebre prolongada.

  • Alteraciones en las Mucosas:
    Las mucosas se vuelven secas y pueden agrietarse, lo cual es un indicativo del estado de deshidratación que acompaña a la fiebre.

  • Síntomas Neurológicos y Musculares:
    La irritabilidad, la cefalea, la fotofobia y la somnolencia o inquietud son síntomas frecuentes. Además, el paciente puede experimentar dolor muscular, malestar general y una sensación de debilidad.

  • Oliguria:
    La disminución de la diuresis es común y se interpreta como un signo de disminución de la eliminación de líquidos, lo que puede predisponer a la deshidratación si no se corrige adecuadamente.

En esta fase, el cuerpo se encuentra en un estado de equilibrio térmico en el que la temperatura se mantiene elevada, evidenciando la lucha del organismo contra el agente patógeno o el estímulo inflamatorio.

FASE DE DECLINACIÓN: La Recuperación del Equilibrio Térmico

La fase de declinación marca el final del proceso febril, en la que el punto fijo se reduce gradualmente (o de forma abrupta) hasta volver a los niveles normales. Esta etapa se caracteriza por la vasodilatación cutánea que favorece la pérdida de calor al ambiente y la subsiguiente normalización de la temperatura corporal.

Modalidades de la Fase de Declinación

La reducción de la temperatura en esta fase se puede realizar de dos maneras:

  • Lisis: En este caso, el descenso de la temperatura es gradual y se extiende durante días o incluso semanas. Esta forma de recuperación permite que el organismo se adapte lentamente al cambio.

  • Crisis: Aquí, la disminución de la temperatura se produce de forma rápida, en pocas horas. Esta modalidad se observa en casos donde el organismo logra reestablecer rápidamente el equilibrio térmico.

Manifestaciones Clínicas en la Declinación

Durante la fase de declinación se pueden observar los siguientes signos:

  • Diaforesis Profusa:
    La sudoración excesiva es el signo principal de esta fase, ya que la vasodilatación facilita la disipación del calor. Sin una adecuada reposición de líquidos, este proceso puede llevar a la deshidratación.

  • Retorno de las Alteraciones Hemodinámicas y Respiratorias:
    La frecuencia cardíaca y la respiración vuelven a valores normales rápidamente, aunque los desajustes metabólicos pueden tardar varios días en normalizarse.

  • Recuperación Gradual del Estado General:
    Aunque el descenso de la temperatura es un indicativo de recuperación, el paciente puede seguir presentando síntomas de debilidad, malestar y fatiga, señal de que el organismo aún se está recuperando del estrés febril.

Descubre las FASES DE LA FIEBRE: Claves para un Diagnóstico Clínico Preciso

Entender las Fases de la Fiebre es crucial para el diagnóstico y manejo de pacientes febriles. Cada etapa presenta un conjunto de manifestaciones clínicas que permiten diferenciar el proceso de escalada, estabilización y recuperación de la fiebre. A continuación, se presenta un análisis detallado de estos aspectos:

  • Fase Inicial: La activación del mecanismo de conservación del calor, evidenciada por escalofríos, vasoconstricción y taquicardia.
  • Fase de Evolución: El establecimiento del nuevo punto fijo de temperatura, con manifestaciones como piel caliente, seda intensa y alteraciones en las mucosas y en el estado mental.
  • Fase de Declinación: La transición hacia la normalidad, caracterizada por la sudoración profusa y el retorno gradual de las funciones fisiológicas.

Este desglose no solo es útil para el ámbito clínico, sino que también sirve de recurso educativo para estudiantes y profesionales de la salud, permitiendo una comprensión integral del proceso febril y facilitando la identificación de cada fase en contextos de atención médica.

Mecanismos y Relevancia del Proceso Febril

La Importancia de la Termorregulación

El organismo humano cuenta con un moderno sistema de termorregulación que garantiza la homeostasis. Cuando el cuerpo se enfrenta a una infección oa un proceso inflamatorio, el hipotálamo actúa como el termostato interno, modificando el punto fijo de la temperatura.

Aspectos Clave:

  • Producción de Calor: Los mecanismos de escalofrío y aumento del metabolismo generan calor para elevar la temperatura corporal.
  • Pérdida de Calor: La vasodilatación y la sudoración son mecanismos que permiten disipar el exceso de calor, facilitando la transición hacia la normalidad en la fase de declinación.

Esta regulación es fundamental, ya que una fiebre excesiva o mal controlada puede tener consecuencias negativas en el estado general del paciente, afectando tanto las funciones metabólicas como la respuesta inmune.

Relación entre Fiebre y otros Síntomas Clínicos

La fiebre a menudo se acompaña de otros síntomas, como disnea, que en ciertos casos puede indicar complicaciones más graves. Por ejemplo, en infecciones respiratorias, el aumento de la temperatura se asocia frecuentemente con dificultad para respirar, lo que requiere una evaluación integral para determinar la extensión del compromiso pulmonar.

La evaluación entre la fiebre y otras manifestaciones clínicas subraya la importancia de una evaluación multidisciplinaria. Los profesionales de la salud deben estar atentos a la evolución del cuadro febril para intervenir de manera oportuna y evitar complicaciones.

Enfoque Académico y Pedagógico en el Estudio de las Fases de la Fiebre

La comprensión profunda de las fases de la fiebre es un tema de interés tanto en el ámbito clínico como en la formación académica de estudiantes de medicina. Un enfoque pedagógico que combina teoría y práctica permite:

  • Identificar de Manera Temprana: El reconocimiento de cada fase facilita el diagnóstico diferencial y ayuda a determinar la etapa evolutiva del proceso febril.
  • Optimizar el Manejo Clínico: Conocer las manifestaciones específicas de cada fase permite a los profesionales ajustar el tratamiento, ya sea mediante la administración de antipiréticos, hidratación o medidas de soporte.
  • Fomentar la Educación Continua: La actualización en temas de termorregulación y respuesta febril es vital para mejorar la atención al paciente y la eficacia terapéutica.

El conocimiento académico se traduce en una mejor práctica clínica, donde cada síntoma es evaluado en el contexto de la fisiología humana. Esto se traduce en una atención más personalizada y eficaz, respaldada por la evidencia científica.

Implicaciones Clínicas y Estrategias Terapéuticas

Estrategias en la Fase Inicial

Durante la fase inicial, el objetivo principal es controlar el aumento de la temperatura y mitigar la sensación de escalofrío. Las intervenciones clínicas incluyen:

  1. Hidratación Adecuada: La pérdida de líquidos a través del aumento de la frecuencia respiratoria y la sudoración requieren una reposición constante para evitar la deshidratación.
  2. Ambiente Controlado: Mantener un entorno cálido y cómodo ayuda a reducir la sensación de frío y la vasoconstricción excesiva.
  3. Monitoreo Cardiovascular: La taquicardia debe ser observada, pues refleja el aumento del metabolismo y la demanda de oxígeno.

Abordaje en la Fase de Evolución

En esta etapa, el cuerpo ya ha alcanzado el nuevo punto fijo de la fiebre. Las medidas terapéuticas se enfocan en:

  1. Aliviar el Malestar: El uso de antipiréticos y analgésicos ayuda a reducir la incomodidad, la irritabilidad y los dolores musculares.
  2. Corrección de la Deshidratación: La reposición de líquidos es crucial para contrarrestar la disminución de la diuresis y las mucosas secas.
  3. Soporte Respiratorio y Cardiovascular: La monitorización de la frecuencia respiratoria y cardíaca permite ajustar las intervenciones según el estado del paciente.

Manejo en la Fase de Declinación

La fase de declinación se caracteriza por la rápida pérdida de calor a través de la sudoración. Las intervenciones deben centrarse en:

  1. Rehidratación Intensiva: La diaforesis profusa puede llevar a una pérdida significativa de líquidos, por lo que es fundamental implementar medidas de rehidratación.
  2. Vigilancia de la Recuperación Metabólica: Aunque los signos hemodinámicos y respiratorios suelen normalizarse, es importante seguir monitorizando el estado metabólico del paciente para evitar recaídas.
  3. Evaluación Continua: El seguimiento clínico debe garantizar que la transición hacia la normalidad se dé sin complicaciones, especialmente en pacientes con comorbilidades.

Integración de Conocimientos para una Atención Integral

El manejo adecuado de la fiebre y el entendimiento de las fases de la fiebre son pilares en la práctica médica. Una atención integral implica:

  • Evaluación Completa: Considere tanto los signos vitales como los síntomas subjetivos del paciente para establecer un diagnóstico preciso.
  • Intervenciones Personalizadas: Ajustar el tratamiento en función de la fase en la que se encuentre el paciente, atendiendo a sus necesidades específicas.
  • Educación y Prevención: Informar al paciente ya sus cuidadores sobre la evolución del proceso febril y las medidas de autocuidado para minimizar complicaciones.

El conocimiento profundo y actualizado sobre la respuesta de la fiebre no solo mejora el pronóstico de la enfermedad, sino que también optimiza la calidad de la atención brindada en cualquier entorno clínico.

La Relevancia de las FASES DE LA FIEBRE en el Diagnóstico Clínico

La integración de la información sobre las Fases de la Fiebre en la práctica clínica es esencial para establecer un diagnóstico seguro y un manejo efectivo. Este conocimiento permite a los profesionales de la salud:

  1. Determinar la Etapa del Proceso Febril: Identificar si el paciente se encuentra en la fase inicial, de evolución o en declinación, lo que influye directamente en las decisiones terapéuticas.
  2. Prevenir Complicaciones: Una detección temprana y adecuada de cada fase ayuda a prevenir complicaciones asociadas a la fiebre prolongada, como la deshidratación severa o el deterioro del estado metabólico.
  3. Aplicar Estrategias Específicas: Con un enfoque basado en evidencia, es posible personalizar el tratamiento y orientar al paciente hacia una recuperación más rápida y segura.

Esta perspectiva integral y educativa facilita la formación de futuros profesionales de la salud y refuerza la importancia de un manejo basado en protocolos clínicos actualizados.

Conclusión: El Valor de Comprender las Fases del Proceso Febril

El estudio detallado de las fases de la fiebre es esencial para una adecuada evaluación y manejo clínico de los pacientes. Desde la fase inicial con sus escalofríos y vasoconstricción, pasando por la fase de evolución donde se establece un nuevo punto fijo, hasta llegar a la fase de declinación caracterizada por la sudoración y el retorno a la normalidad, cada etapa ofrece claves importantes para el diagnóstico y tratamiento.

Comprender a profundidad las fases de la fiebre no solo favorece una mejor práctica clínica, sino que también empodera a los pacientes y sus familias para reconocer y actuar frente a esta respuesta del organismo. La educación continua y la actualización en este campo son herramientas fundamentales para lograr una atención médica de calidad y adecuada.


Información del autor
  1. Plazas Lorena, trabajo propio.
Fuente consultada
  1. LeMone Priscilla; Burke Karen; 2009; Enfermeria Medicoquirúrgica; Pensamiento crítico en la asistencia del paciente; 4ta edición; Volumen I; Madrid; España.

Última actualización: [28/02/2025]

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Cuidados Basicos de Enfermeria Atención Primaria

Termómetro de Galinstan: ¡Revolución en la Medición!

Tiempo de lectura: 5 minutos

Termómetro de Galinstan

La medición de la temperatura corporal es una herramienta esencial en el diagnóstico y seguimiento de la salud. Desde tiempos inmemoriales, se han utilizado diversos métodos para determinar la temperatura del organismo, cada uno con sus ventajas y desventajas.

En este artículo, realizamos un análisis crítico sobre los métodos más utilizados—bucal, rectal y axilar—y exploraremos la innovación que representa el termómetro de Galinstan.

Introducción: La Importancia de Medir la Temperatura Corporal

La temperatura corporal es un indicador vital del estado de salud, y su medición se realiza generalmente colocando un termómetro en una de las cavidades del cuerpo. Este proceso, que puede parecer sencillo, es en realidad el resultado de una interacción compleja de mecanismos fisiológicos que aseguran la correcta regulación del organismo. En condiciones normales, la temperatura varía ligeramente según el método empleado y el grupo etario al que se dirige la medición.

¿Por qué es tan crucial una medición precisa?

Porque una lectura errónea puede conducir a diagnósticos imprecisos y, en consecuencia, a tratamientos inadecuados. La seguridad y la exactitud son fundamentales, sobre todo en poblaciones vulnerables como neonatos, lactantes y bebés, donde el margen de error es mínimo.

En este contexto, la evolución de los instrumentos de medición ha dado lugar a alternativas innovadoras como el termómetro de Galinstan, que promete mejorar la precisión y seguridad de las mediciones. Pero, ¿cómo se comparan estos métodos tradicionales con esta nueva tecnología? Acompáñanos a desglosar estos aspectos en detalle.

Métodos Tradicionales de Medición de la Temperatura Corporal

La temperatura se puede medir en diversas cavidades del cuerpo, cada una con características y valores de referencia específicos. A continuación, analizamos los tres métodos principales: bucal, rectal y axilar.

Medición bucal

La temperatura bucal es uno de los métodos más utilizados en la práctica clínica para adultos y niños mayores. Se obtiene colocando el termómetro debajo de la lengua durante aproximadamente 2 a 3 minutos .

  • Valor normal: La temperatura bucal normal es de 37,2 °C .
  • Ventajas:
    • Es rápido y fácil de realizar en personas colaboradoras.
    • Permite un monitoreo continuo en entornos clínicos y de consulta.
  • Desventajas:
    • No es recomendable en neonatos, lactantes y bebés, debido al riesgo de accidentes y la falta de precisión en estas edades.
    • La influencia de factores externos, como la ingesta de alimentos o bebidas, puede alterar la lectura.

Este método se ha popularizado por su comodidad y rapidez, aunque requiere que el paciente mantenga el termómetro en la posición correcta para obtener resultados precisos.

Medición rectal

La temperatura rectal se considera el método más fiable en neonatos y niños pequeños.

  • Valor normal: Se sitúa entre 37,5 y 37,7 °C .
  • Tiempo de medición: Se requiere que el termómetro permanezca en el recto entre 2 y 3 minutos para garantizar una lectura estable.
  • Ventajas:
    • Es el método más seguro y preciso en las primeras etapas de la vida.
    • Minimiza la influencia de factores externos y refleja mejor la temperatura interna del cuerpo.
  • Desventajas:
    • Puede resultar invasivo y causar incomodidad en pacientes mayores.
    • Requiere de mayor higiene y precauciones para evitar infecciones.

La medición rectal es, sin duda, el método elegido en situaciones en las que se necesita la máxima precisión, especialmente en poblaciones vulnerables como los neonatos.

Medición Axilar

La temperatura axilar se obtiene colocando el termómetro en la axila durante aproximadamente 5 minutos cuando se utiliza un termómetro clínico.

  • Valor normal: Oscila entre 36 y 37 °C, siendo generalmente 0,6 °C inferior a la medición bucal.
  • Ventajas:
    • Es un método no invasivo y fácil de aplicar.
    • Es adecuado para personas de todas las edades, especialmente cuando se busca evitar incomodidades.
  • Desventajas:
    • El tiempo de exposición es mayor para conseguir una lectura precisa.
    • Puede verse afectado por la sudoración o por una mala colocación del termómetro.

Aunque menos exacta que la medición rectal, la temperatura axilar es muy utilizada en entornos donde la comodidad y la no invasión son prioritarias.

Termómetro de Galinstan

Seguridad y Precisión en la Medición de la Temperatura

La elección del método de medición de la temperatura no es trivial. Cada técnica tiene sus ventajas y limitaciones, y la selección correcta depende del contexto clínico y de la población a la que se dirige. En este sentido, es fundamental que los profesionales de la salud consideren tanto la exactitud como la seguridad al determinar qué método utilizar.

Factores de influencia

  • Factores Externos:
    La ingesta de alimentos, bebidas o la presencia de factores ambientales pueden alterar la temperatura bucal. Por ello, se recomienda evitar comer o beber antes de realizar la medición.

  • Condiciones del Paciente:
    En neonatos y bebés, la medición rectal es preferida debido a su mayor precisión y menor riesgo de error. Sin embargo, en adultos, la comodidad puede llevarse a elegir el método bucal o axilar, a pesar de ciertas limitaciones.

  • Tiempo de Exposición:
    Cada método requiere un tiempo específico para asegurar una lectura precisa. Mientras que el método bucal y rectal necesita entre 2 y 3 minutos , la medición axilar requiere aproximadamente 5 minutos .

Impacto en el Diagnóstico Clínico

La precisión en la medición de la temperatura es crucial para detectar fiebre, una señal potencial de infección u otras alteraciones en el estado de salud. Una medición errónea puede retrasar un diagnóstico oportuno o, peor aún, llevar a tratamientos innecesarios.

  • Importancia en Situaciones Críticas:
    En situaciones de emergencia, donde la rapidez es fundamental, se debe optar por el método que ofrezca el mejor equilibrio entre precisión y rapidez, sin comprometer la seguridad del paciente.
  • Riesgo en Poblaciones Vulnerables:
    En neonatos y lactantes, un error de medición puede tener consecuencias graves. Por ello, se debe tener una actitud crítica y rigurosa en la elección del método.

Termómetro de Galinstan: Innovación en la Medición de la Temperatura

El termómetro de Galinstan se posiciona como una innovación en el campo de la termometría. Este instrumento utiliza el Galinstan, una aleación no tóxica que ofrece una alta precisión en la medición de la temperatura.

¿Qué es el Galinstan?

El Galinstan es una aleación compuesta principalmente por galio, indio y estaño. A diferencia del mercurio, no es tóxico y se utiliza en aplicaciones donde la seguridad es primordial. El termómetro de Galinstan destaca por sus siguientes características:

  • Alta Precisión: Permite obtener lecturas exactas y consistentes en un corto período de tiempo.
  • Seguridad Mejorada: Al no contener mercurio, elimina el riesgo de exposición a sustancias tóxicas en caso de rotura.
  • Versatilidad: Es apto para múltiples entornos clínicos, desde la atención domiciliaria hasta la medicina hospitalaria.

Ventajas comparativas

La introducción del termómetro de Galinstan representa un avance significativo frente a los métodos tradicionales. Su uso no solo aumenta la precisión en la medición de la temperatura, sino que también se adapta a diversas situaciones clínicas:

  • Aplicaciones en Pediatría: Su seguridad lo hace ideal para su uso en neonatos, lactantes y bebés, eliminando preocupaciones asociadas con métodos invasivos.
  • Facilidad de uso: La tecnología detrás del termómetro de Galinstan permite que la medición sea rápida y confiable, optimizando la labor de los profesionales de la salud.

Reflexión Crítica

A pesar de las ventajas que presenta, es crucial mantener una mirada crítica sobre la implementación de nuevas tecnologías. La transición de métodos tradicionales a innovaciones como el termómetro de Galinstan debe acompañarse de estudios rigurosos que avalen su precisión y seguridad en el largo plazo. La adaptación en entornos clínicos requiere también de capacitación y actualización de protocolos, aspectos que no pueden subestimarse en la práctica médica.


Información del autor
  1. Plazas Lorena, trabajo propio.
Fuente consultada
  1. LeMone Priscilla; Burke Karen; 2009; Enfermeria Medicoquirúrgica; Pensamiento crítico en la asistencia del paciente; 4ta edición; Volumen I; Madrid; España.

Última actualización: [28/02/2025]

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UTI Unidad de Cuidados Intensivos y Coronarios

Causas de fiebre en la UCI – ⚡ 7 Causas Comunes de Fiebre

Tiempo de lectura: 8 minutos

Causas de fiebre en la UCI

La fiebre es una respuesta fisiológica común en los pacientes ingresados ​​en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Aunque puede ser un signo de infección, también puede tener otras causas no infecciosas, lo que complica el diagnóstico y manejo clínico.

Este artículo detalla las principales causas de fiebre en la UCI, ofreciendo una visión integral y académica para médicos, enfermeros y profesionales de la salud interesados ​​en el manejo de pacientes críticos.

Fiebre en la UCI

La fiebre en la UCI puede clasificarse en dos categorías principales: infecciosas y no infecciosas. Ambas requieren una evaluación exhaustiva para garantizar un tratamiento oportuno y adecuado. Cualquier afección capaz de desencadenar una respuesta inmunitaria puede causar fiebre.

En la Imagen 1 se citan las afecciones habituales que se asocian a fiebre hospitalaria (nosocomial) en las UCI médico quirúrgicas generales.

1. Infecciones nosocomiales

Las infecciones adquiridas en el hospital, como neumonía asociada a ventilación mecánica, infecciones del tracto urinario relacionadas con catéteres y bacteriemia, son causas comunes de fiebre en la UCI. Estas infecciones son particularmente peligrosas debido a la resistencia antimicrobiana.

Factores de riesgo:

  • Uso prolongado de dispositivos invasivos.
  • Deficiencia inmunológica en pacientes críticos.
  • Procedimientos quirúrgicos recientes.

Manejo clínico:

  • Cultivos microbiológicos para identificar el patógeno.
  • Inicio de terapia antimicrobiana empírica ajustada según resultados.
  • Retire temprano de dispositivos invasivos cuando sea posible.

2. Fiebre de origen desconocido (FUO)

En la UCI, hasta un 30% de los episodios febriles pueden clasificarse inicialmente como fiebre de origen desconocido. Este diagnóstico requiere descartar infecciones, enfermedades autoinmunes y neoplasias.

Diagnóstico del protocolo:

  • Historial clínico detallado.
  • Uso de biomarcadores inflamatorios (PCR, procalcitonina).
  • Estudios de imagen, como tomografía computarizada.

3. Reacciones farmacológicas

Los medicamentos administrados en la UCI, como antibióticos, heparinas y anticonvulsivantes, pueden causar fiebre como efecto secundario. La fiebre medicamentosa puede deberse a una reacción de hipersensibilidad, una reacción idiosincrásica o una flebitis relacionada con la infusión.

La fiebre medicamentosa es una entidad reconocida en la UCI, pero su importancia y su incidencia se desconocen. Se sabe poco de esta fiebre medicamentosa. El inicio de la fiebre varía desde unas horas hasta unas semanas después de iniciar el tratamiento farmacológico, y ésta puede aparecer como un signo aislado o ir acompañada de manifestaciones.

Aproximadamente la mitad de los pacientes presenta escalofríos, y alrededor del 20% presenta hipotensión, lo que indica que los pacientes con fiebre medicamentosa pueden parecer gravemente enfermos.

En la mayor parte de los casos no hay signos de reacción de hipersensibilidad (eosinofilia y exantema). Suele sospecharse su presencia cuando no hay otras causas probables de fiebre. En esta situación, lo mejor es interrumpir la administración de los posibles causantes. La fiebre debe desaparecer en 2 a 3 días, aunque puede tardar hasta 7 días en hacerlo.

Síndromes de hipertermia de causa farmacológica:

Los síndromes de hipertermia de causa farmacológica son la hipertermia maligna, el síndrome neuroléptico maligno y el síndrome serotonínico. El síndrome neuroléptico maligno puede ser un problema importante en las UCI en las que se usa haloperidol para lograr la sedación.

Características de la fiebre inducida por medicamentos:

  • Aparece tras la administración de un nuevo fármaco.
  • No responde a los antibióticos.
  • Desaparece al suspender el medicamento sospechoso.

Manejo:

  • Identificación y discontinuación del medicamento responsable.
  • Monitoreo cercano de los signos vitales del paciente.

4. Trombosis venosa profunda (TVP)

La TVP y el tromboembolismo pulmonar son complicaciones frecuentes en pacientes inmovilizados en la UCI y pueden presentarse con fiebre.

Diagnóstico:

  • Ultrasonido Doppler para detectar coágulos.
  • Detección de dímero D elevado.

Tratamiento:

  • Anticoagulación con heparina de bajo peso molecular o warfarina.
  • Movilización temprana cuando sea posible.

5. Pancreatitis aguda

La inflamación pancreática en pacientes críticos puede ser una causa de fiebre, especialmente en aquellos con antecedentes de alcoholismo o enfermedades biliares.

Síntomas relacionados:

  • Dolor abdominal severo.
  • Elevación de enzimas pancreáticas (amilasa y lipasa).

Manejo:

  • Hidratación agresiva.
  • Control del dolor y soporte nutricional.

6. Enfermedades autoinmunes

En pacientes con antecedentes de enfermedades autoinmunes, como lupus eritematoso sistémico o artritis reumatoide, la fiebre puede ser una manifestación de una exacerbación de la enfermedad.

Manejo:

  • Uso de corticoides o inmunosupresores según la enfermedad subyacente.
  • Control estricto de los signos vitales y parámetros inflamatorios.

7. Hipertermia inducida por trauma o cirugía

El trauma severo o las cirugías mayores pueden causar fiebre no infecciosa debido a la liberación masiva de citocinas proinflamatorias. La cirugía siempre implica algún grado de lesión tisular, y la cirugía mayor conlleva una lesión tisular considerable.

Una cirugía mayor se parece a lo que puede ser sufrir un golpe con un bate de béisbol. La inflamación y la fiebre son la respuesta normal a la lesión tisular, y por esto la fiebre es una consecuencia probable de la cirugía mayor.

En el 15-40 % de los pacientes se observa la presencia de fiebre el primer día tras la intervención quirúrgica mayor, y en la mayor parte de los casos no existe infección asociada. Estas fiebres duran poco y suelen resolverse en 24-48 h.

Intervenciones clave:

  • Monitoreo de parámetros inflamatorios.
  • Uso de antipiréticos si es necesario.
Causas frecuentes de fiebre nosocomial en la UCI – Imagen 1

Otros procedimientos relacionados con fiebre

Los siguientes procedimientos o intervenciones pueden ir acompañados de fiebre no infecciosa.

Hemodiálisis

Las reacciones febriles durante la hemodiálisis se atribuyen a la contaminación del equipo de diálisis por endotoxinas, aunque a veces se produce bacteriemia. Se recomienda realizar hemocultivos a todos los pacientes que presentan fiebre durante la hemodiálisis, aunque la diálisis no tiene que finalizarse salvo que el paciente muestre signos de sepsis (p. ej., cambios en el estado mental o hipotensión).

Se recomienda la administración de antibióticos empíricos tan sólo a los pacientes que parezcan sépticos. Debe bastar con vancomicina más ceftazidima, dependiendo de los resultados de los cultivos. Un gramo de cada antibiótico administrado tras la diálisis proporcionará unos niveles séricos adecuados, pendientes del resultado de los cultivos.

Broncoscopia

Tras la realización de una fibrobroncoscopia se observa fiebre en el 5 % de los casos. Suele aparecer entre 8 h y 10 h después del procedimiento, y desaparece espontáneamente en 24 h. La causa probable es la liberación de pirógenos endógenos desde el pulmón durante el procedimiento.

A menudo, la fiebre se asocia a leucocitosis, aunque la neumonía y la bacteriemia son raras. No es preciso realizar hemocultivos ni administrar antibióticos empíricos, salvo que la fiebre no desaparezca o el paciente muestre signos de sepsis (p. ej., cambios del estado mental o hipotensión).

Transfusiones de sangre

El 5 % de los pacientes que reciben hemoderivados observan reacciones febriles. La fiebre suele deberse a anticuerpos antileucocitos, y aparece durante la transfusión o poco después.

Tromboembolismo venoso

Varios grupos de pacientes hospitalizados tienen riesgo de sufrir tromboembolia venosa, aunque el riesgo es mayor en los pacientes traumatológicos y postoperados, sobre todo tras procedimientos ortopédicos que afectan a la cadera y la rodilla.

La mayor parte de los casos de trombosis venosa profunda hospitalaria son asintomáticos, aunque la embolia pulmonar aguda puede causar fiebre que dura hasta 1 semana.

Colecistitis alitiásica

La colecistitis alitiásica es una afección poco frecuente, pero grave, que se comunica hasta en un 1,5 % de los pacientes en situación grave. Es más habitual en pacientes posoperados, pacientes traumatológicos y en pacientes tratados con nutrición parenteral.

Se cree que esta afección se debe a isquemia y estasis en la vesícula biliar, que finalmente produce edema del conducto cístico que bloquea el drenaje de la vesícula. El síndrome clínico resultante consta de fiebre (70-95 % de los casos) y dolor en hipocondrio derecho (60-100% de los casos).

A menudo, es posible llegar al diagnóstico mediante ecografía del hipocondrio derecho. En las 48 h siguientes al inicio puede producirse la perforación de la vesícula biliar. El tratamiento de elección es la colecistectomía, o la colecistostomía percutánea en los pacientes demasiado enfermos para soportar una intervención quirúrgica.

Infartos

La lesión isquémica en cualquier órgano desencadenará una respuesta inflamatoria local que puede causar fiebre. Los infartos de miocardio y vasculares cerebrales suelen ir precedidos de otros síntomas, aunque el infarto intestinal puede ser asintomático en el anciano, en pacientes debilitados o en aquellos con depresión de conciencia.

El único signo de un infarto intestinal puede ser una fiebre inexplicada o una acidosis metabólica (láctica). Desgraciadamente, no hay pruebas diagnósticas fiables para el infarto intestinal, y el diagnóstico suele realizarse por laparotomía.

Síndrome de respuesta inflamatoria sistémica

El síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SRIS) se caracteriza por signos de inflamación sistémica (p. ej., fiebre, leucocitosis) sin signos de infección. Las posibles causas del síndrome de respuesta inflamatoria sistémica son la lesión tisular por traumatismo, la isquemia o las agresiones tóxicas, y la translocación de endotoxinas y antígenos bacterianos desde la luz del tracto gastrointestinal.

El síndrome de respuesta inflamatoria sistémica va acompañado a menudo de lesión inflamatoria en uno o más órganos vitales (p. ej., síndrome de distress respiratorio agudo), y puede progresar inexorablemente hacia el fracaso multiorgánico y la muerte.

Fiebre iatrogénica

El fallo de los reguladores térmicos en colchones de agua y humidificadores en aerosol puede causar fiebre por transferencia. Se tarda sólo 1 min en comprobar los dispositivos térmicos en colchones calentados y ventiladores, pero se puede tardar mucho más en explicar por qué se ha pasado por alto una causa de fiebre tan simple.

La importancia del enfoque multidisciplinario

El manejo de la fiebre en la UCI requiere la colaboración de médicos, enfermeros, farmacéuticos y otros profesionales de la salud. Un diagnóstico rápido y preciso puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en estos pacientes vulnerables.


Preguntas frecuentes

¿Qué porcentaje de fiebre en la UCI se debe a infecciones?
Aproximadamente el 60% de los episodios febriles en la UCI tienen una causa infecciosa.

¿Cómo distinguir entre fiebre infecciosa y no infecciosa?
Un análisis detallado de los síntomas, la historia clínica y pruebas diagnósticas específicas, como cultivos y estudios de imagen, ayudan a diferenciar estas causas.

¿Qué papel juega la procalcitonina en el diagnóstico de fiebre en la UCI?
La procalcitonina es un biomarcador útil para diferenciar entre fiebre infecciosa y no infecciosa, especialmente en sepsis.

¿Cuál es la causa más común de fiebre en pacientes ventilados?
La neumonía asociada a la ventilación mecánica es la causa más común de fiebre en estos pacientes.

¿Cuándo se debe iniciar antibióticos en un paciente con fiebre?
Se recomienda iniciar antibióticos empíricos en pacientes febriles con signos de infección confirmada o sospecha clínica elevada.

¿Es necesario tratar toda fiebre en la UCI?
No siempre; algunas causas no infecciosas de fiebre pueden resolverse sin intervención específica, como fiebre postquirúrgica.


La fiebre en la UCI es un desafío clínico complejo que requiere un enfoque sistemático y basado en evidencia. Identificar rápidamente la causa subyacente es fundamental para implementar un tratamiento efectivo y mejorar los resultados del paciente. Mediante la colaboración multidisciplinaria y el uso de herramientas de diagnóstico avanzadas, los profesionales de la salud pueden enfrentar este desafío con éxito.

Recordar

La fiebre en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) puede ser un desafío tanto para los médicos como para los pacientes, ya que puede indicar diversas afecciones subyacentes que requieren atención inmediata.

Este artículo explora las causas más comunes de fiebre en la UCI, ayudándote a comprender los posibles desencadenantes y su manejo adecuado. Entre las causas frecuentes se encuentran las infecciones nosocomiales, como las neumonías asociadas a la ventilación mecánica y las infecciones del tracto urinario relacionadas con el uso prolongado de catéteres. Estos casos suelen necesitar un diagnóstico rápido y tratamiento con antibióticos de amplio espectro, una categoría muy buscada en la industria médica.

Otra causa importante es la sepsis, una respuesta inflamatoria grave del cuerpo a infecciones. Este problema puede ser identificado mediante pruebas como la procalcitonina y el hemocultivo, servicios ofrecidos por laboratorios especializados que muchos buscan en línea.

Además, los coágulos sanguíneos o trombosis venosa profunda pueden provocar fiebre y requieren el uso de anticoagulantes, otro término que atrae búsquedas relacionadas con productos médicos. Por otro lado, las reacciones adversas a medicamentos, conocidas como fiebre farmacológica, también son una posibilidad y están relacionadas con la necesidad de cambiar o ajustar tratamientos específicos.

La fiebre también puede ser un síntoma de enfermedades autoinmunes o inflamatorias como el lupus, lo que resalta la importancia de contar con un buen equipo de especialistas. Además, condiciones como la pancreatitis o complicaciones postquirúrgicas, como abscesos intraabdominales, requieren intervenciones avanzadas y herramientas quirúrgicas de alta precisión.

No debemos olvidar los dispositivos médicos contaminados, que pueden actuar como fuentes de infecciones graves y fiebre, un tema de interés para quienes investigan productos de control de infecciones hospitalarias.

Si bien el manejo de la fiebre depende de su causa subyacente, es crucial invertir en seguros médicos completos y recursos como planes de telemedicina, cada vez más buscados por pacientes que desean acceso rápido a especialistas.

Recuerda que un enfoque preventivo y la implementación de prácticas como el control de infecciones y el monitoreo continuo en la UCI pueden marcar la diferencia en el pronóstico del paciente. No dejes de explorar más sobre los tratamientos innovadores para fiebre en la UCI y consulta siempre con profesionales para garantizar una atención médica de calidad.


Información del autor
  1. Enfermería Buenos Aires
Fuentes consultadas
  1. https://enfermeriabuenosaires.com/wp-content/uploads/2021/05/El-Libro-de-LA-UCI-PAUL-MARINO.pdf

Última actualización: [04/01/2025]

Categorías
Anatomía y fisiología

Signos y Síntomas: ¿Cuales son?

Tiempo de lectura: 7 minutos

Signos y Síntomas

Nuestros cuerpos se comunican constantemente a través de diversos signos y síntomas, lo que nos ayuda a identificar posibles problemas de salud de forma temprana. Comprender estos signos y síntomas generales puede salvarle la vida, ya que le permitirá abordar los problemas de salud antes de que se agraven.

Esta guía completa detalla los signos y síntomas más comunes, lo que podrían indicar y cuándo buscar atención médica.

¿Cuáles son los signos y síntomas generales?

En la terminología médica, los “signos” son indicadores objetivos de una enfermedad, como fiebre o un sarpullido, que un médico puede observar. Los “síntomas” son sensaciones subjetivas o cambios en la salud que experimenta una persona, como dolor o fatiga, que pueden no ser visibles para los demás.

En conjunto, los signos y los síntomas ayudan a diagnosticar afecciones de salud y son clave para una intervención temprana. A continuación se enumeran dichos signos y síntomas generales:

  1. Dolor.
  2. Fiebre.
  3. Disnea.
  4. Cianosis.
  5. Edema.
  6. Ictericia.
  7. Astenia.
  8. Pérdida o ganancia de peso.

Dolor

El dolor suele ser un síntoma de enfermedades subyacentes. El dolor agudo, como el que se produce por lesiones, es fácil de identificar, mientras que el dolor crónico, como el que se observa en la artritis, las migrañas o la fibromialgia, requiere un examen detallado.

El dolor es una experiencia sensorial compleja que funciona como un sistema de alerta del cuerpo que nos alerta de posibles daños o lesiones. Puede variar ampliamente en intensidad, duración y tipo, desde una sensación aguda y punzante hasta un dolor sordo y palpitante.

El dolor, que suele ser localizado, puede afectar una zona específica, como una articulación o un músculo, pero también puede ser difuso o irradiarse a otras partes del cuerpo. Las lesiones físicas, la inflamación, el daño a los nervios y las infecciones suelen causar dolor, pero también puede deberse a afecciones subyacentes que requieren una investigación más exhaustiva.

Como resultado, el dolor es tanto un síntoma como una señal, que incita a las personas a descansar, buscar tratamiento o tomar medidas para evitar daños mayores.

Signos y Síntomas – Dolor

Fiebre

La fiebre es un aumento temporal de la temperatura corporal, que suele indicar que el cuerpo está combatiendo una infección o enfermedad. Generalmente definida como una temperatura superior a 37,5 °C (99,5 °F), la fiebre activa la respuesta inmunitaria, ayudando al cuerpo a eliminar virus, bacterias u otros patógenos.

Las causas comunes de la fiebre incluyen infecciones como la gripe, la faringitis estreptocócica o una infección bacteriana, pero también puede ser consecuencia de afecciones inflamatorias, medicamentos o incluso agotamiento por calor. Los síntomas que suelen acompañar a la fiebre incluyen escalofríos, sudoración, dolor de cabeza y malestar general, que indican los esfuerzos del cuerpo por restablecer el equilibrio.

Desde un punto de vista médico, la fiebre suele ser una respuesta beneficiosa más que una afección que requiera tratamiento inmediato. Sin embargo, es importante controlarla, especialmente en bebés, adultos mayores y personas con problemas de salud subyacentes, ya que la fiebre alta o prolongada puede provocar complicaciones.

En la mayoría de los casos, la fiebre desaparece por sí sola a medida que el cuerpo supera la infección. Sin embargo, la fiebre persistente o muy alta puede requerir atención médica, ya que podría indicar un problema de salud más grave.

Signos y Síntomas – Fiebre

Disnea

La disnea, o dificultad para respirar, es una sensación subjetiva de falta de aire o esfuerzo al respirar. Es una manifestación clínica común que puede estar asociada a diversas patologías, como enfermedades respiratorias (asma, EPOC, neumonía), cardiovasculares (insuficiencia cardíaca, embolia pulmonar) y metabólicas (anemia, acidosis).

Se caracteriza por una percepción incómoda de respiración forzada o insuficiente y puede presentarse en diferentes grados de severidad, desde un nivel de incomodidad hasta una grave sensación de asfixia. La disnea puede ser aguda o crónica, dependiendo de su duración y de la enfermedad subyacente que la provoca.

El abordaje de la disnea requiere una evaluación integral del paciente, ya que su etiología puede ser multifactorial. El tratamiento dependerá de la causa específica y puede incluir desde el uso de broncodilatadores en casos de asma, hasta diuréticos en el contexto de insuficiencia cardíaca.

También es fundamental considerar aspectos psicológicos, ya que la disnea puede generar ansiedad y limitar la calidad de vida. La intervención temprana y un enfoque multidisciplinario pueden mejorar los pronósticos del paciente y ayudar a controlar los síntomas de manera efectiva.

Signos y Síntomas – Disnea

Cianosis

La cianosis es una coloración azulada de la piel y las mucosas que ocurre cuando existe una disminución de oxígeno en la sangre, específicamente cuando los niveles de hemoglobina desoxigenada superan los 5 g/dL.

Este fenómeno se presenta con mayor frecuencia en zonas del cuerpo donde la piel es más delgada, como los labios, las uñas y las mucosas, y puede estar asociado a problemas respiratorios y cardiovasculares que afectan la oxigenación adecuada de los tejidos.

La cianosis puede clasificarse en central, cuando el problema radica en el intercambio de gases a nivel pulmonar, y periférico, cuando se debe a una disminución de la circulación sanguínea en las extremidades.

El tratamiento de la cianosis depende de su causa subyacente. En casos de origen respiratorio, como en el asma grave o la neumonía, se deben optimizar los niveles de oxígeno mediante oxigenoterapia. En casos cardiovasculares, como en las cardiopatías congénitas, puede ser necesario un tratamiento médico o incluso quirúrgico para corregir las anomalías que interfieren en la circulación y oxigenación adecuadas.

Es importante una evaluación clínica completa para diferenciar entre los tipos de cianosis y establecer un plan de tratamiento que aborde no solo los síntomas, sino también la causa primaria que compromete el estado de oxigenación del paciente.

Signos y Síntomas – Cianosis

Edema

Las causas del edema son diversas y abarcan desde insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal y problemas hepáticos hasta trastornos venosos o linfáticos. El abordaje terapéutico del edema debe enfocarse en tratar la enfermedad subyacente, ya sea mediante el uso de diuréticos en casos de sobrecarga de líquidos, control de la presión arterial, o de compresión en casos de insuficiencia venosa.

Además, es crucial monitorear el progreso y la respuesta al tratamiento, ya que la persistencia o progresión del edema puede ser indicativo de un empeoramiento de la condición de base, requiriendo ajustes en el manejo clínico para optimizar la salud y el bienestar.

Signos y Síntomas – Edema

Ictericia

La ictericia es una coloración amarillenta de la piel, las mucosas y la esclerótica (parte blanca de los ojos) causada por el aumento de bilirrubina en sangre, un pigmento producido por la descomposición de los glóbulos rojos.

Como signo, la ictericia es observada clínicamente cuando los niveles de bilirrubina superan los 2-3 mg/dL, y su intensidad puede variar desde un leve tinte amarillo hasta una tonalidad más pronunciada en casos graves. Este signo puede estar asociado a diversas patologías hepáticas, como hepatitis, cirrosis o cáncer de hígado, y también puede derivarse de trastornos hemolíticos o problemas en el sistema biliar que dificultan la eliminación de la bilirrubina.

Como síntoma, la ictericia suele acompañarse de otros signos y malestares, según su causa subyacente. En pacientes con problemas hepáticos, puede ir acompañada de fatiga, pérdida de apetito, náuseas y dolor abdominal. En casos de obstrucción biliar, se pueden presentar síntomas adicionales como prurito (picazón), orina oscura y heces de color claro.

El tratamiento de la ictericia requiere un diagnóstico preciso para abordar la enfermedad que la origina, ya sea mediante manejo médico, intervenciones quirúrgicas o terapias de soporte. La pronta identificación y tratamiento de la causa es fundamental para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente.

Signos y Síntomas – Ictericia

Astenia

La astenia es una sensación de debilidad y falta de energía que afecta la capacidad de una persona para realizar actividades cotidianas. Como signo, la astenia puede ser difícil de medir objetivamente, pero su presencia se evidencia cuando el paciente refiere una disminución general de su rendimiento físico y mental.

Es un síntoma común en diversas patologías, como infecciones virales, anemia, trastornos endocrinos (hipotiroidismo, diabetes), y enfermedades crónicas, además de estar presente en cuadros de fatiga crónica y depresivos. La astenia puede ser pasajera o persistente, dependiendo de su causa subyacente y la respuesta al tratamiento.

Desde el punto de vista del síntoma, la astenia suele acompañarse de otros signos y sensaciones que afectan el bienestar del paciente, como dificultades de concentración, cambios en el apetito y trastornos del sueño. Este síntoma puede generar un impacto significativo en la calidad de vida, ya que limita la capacidad del individuo para cumplir con sus obligaciones diarias y disfrutar de sus actividades habituales.

El abordaje de la astenia implica identificar y tratar la causa primaria, además de considerar intervenciones de apoyo como una alimentación balanceada, actividad física moderada y técnicas de manejo del estrés para mejorar el estado general y la funcionalidad del paciente.

Signos y Síntomas – Astenia

Pérdida o ganancia de peso

La pérdida o ganancia de peso, como signo, se refiere a cambios en el peso corporal que pueden ser medidos objetivamente y observados a través de un seguimiento regular. La pérdida de peso involuntaria suele ser indicativa de problemas de salud como infecciones crónicas (por ejemplo, tuberculosis o VIH), cáncer, trastornos endocrinos (hipertiroidismo o diabetes), o trastornos gastrointestinales que afectan la absorción de nutrientes.

Por otro lado, la ganancia de peso, también involuntaria, puede estar asociada a condiciones como el hipotiroidismo, síndrome de Cushing, insuficiencia cardíaca o efectos secundarios de ciertos medicamentos. La identificación de estos cambios es clave para el diagnóstico temprano de múltiples patologías.

Como síntoma, tanto la pérdida como la ganancia de peso pueden influir en el estado emocional y la calidad de vida de una persona. La pérdida de peso no intencionada puede acompañarse de fatiga, debilidad y una reducción de la masa muscular, afectando la vitalidad y funcionalidad del individuo.

La ganancia de peso, en cambio, puede generar incomodidad, falta de movilidad y mayor riesgo de enfermedades metabólicas, además de un impacto psicológico que puede derivar en ansiedad o depresión.

Un abordaje adecuado implica no solo identificar la causa subyacente, sino también brindar soporte nutricional, psicológico y terapéutico, con el objetivo de estabilizar el peso y mejorar la salud integral del paciente.


Información del Autor
  1. Lorena Plazas. Lic. en enfermería. Trabajo propio.
Fuentes consultadas
  1. LeMone Priscilla; Burke Karen; 2009; Enfermeria Medicoquirúrgica; Pensamiento crítico en la asistencia del paciente; 4ta edición; Volumen I; Madrid; España.

Última actualización: [09/11/2024]

Categorías
Cuidados Paliativos Geriatría

Fiebre en la agonía

Tiempo de lectura: 2 minutos

Fiebre en la agonía

Fiebre

No hay datos confiables sobre la frecuencia de la fiebre.

En un estudio prospectivo con 232 adultos de cáncer terminal, que fueron admitidos en un programa o unidad de cuidados paliativos en Taiwán, se indicó que la fiebre era infrecuente o moderada (puntaje promedio de 0,37 en una escala de 1–3).

Fiebre en la agonía

La fiebre no aumentó en los dos días que precedieron a la muerte inminente.

Además de tomar en cuenta la evaluación diagnóstica y la intervención terapéutica, el médico necesita evaluar cuidadosamente si el paciente está en estado de aflicción o afectado negativamente por la fiebre.

No hay datos que muestren que la fiebre afecte de forma física la calidad de la experiencia de una persona moribunda.

Si bien una infección puede causar fiebre, otras etiologías como los medicamentos o el cáncer subyacente se deben tomar en cuenta.

¿El uso de antibióticos?

El objetivo principal de usar antimicrobianos es el tratamiento de presuntas infecciones clínicas en pacientes que están recibiendo cuidados paliativos o participaban de un programa de cuidados paliativos.

La información subyacente indica que el riesgo de usar antibióticos empíricos no parece justificarse ante los posibles beneficios para el moribundo.


Información del autor
  1. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?cmd=Retrieve&db=PubMed&list_uids=24801658&dopt=Abstract
  2. Las fotografías que acompañan este artículo pertenecen a la serie Morgue Work de Jeffrey Silverthorne.
    https://www.galerievu.com/series.php?id_reportage=93&id_photographe=25
  3. Instituto Nacional del Cáncer “Etapa final de la vida (PDQ®)–Versión para profesionales de salud fue publicado originalmente por el Instituto Nacional del Cáncer”.

Última actualización: [13/08/2024]

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