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Disnea: La Alerta Crítica en la Salud Respiratoria que no puedes ignorar

Tiempo de lectura: 9 minutos

Disnea

La Disnea es mucho más que una simple dificultad para respirar. En un mundo en el que la salud respiratoria se vuelve un tema recurrente en debates médicos y mediáticos, comprender este síntoma resulta esencial.

Este artículo, de lectura entretenida y con una mirada crítica, desglosa en detalle qué es la disnea, sus tipos, mecanismos y repercusiones en la calidad de vida. A lo largo de estas líneas, analizaremos sus causas, las implicaciones en enfermedades crónicas y la manera en que puede afectar a individuos aparentemente sanos.

¿Qué es la Disnea?

La palabra disnea proviene de dos raíces griegas: dis, que significa dificultad o dolor, y pneuma, que hace referencia a la respiración. En términos simples, la disnea es la sensación desagradable y difícil de respirar. Es importante diferenciar entre la percepción normal de la respiración y esa molestia que se experimenta en condiciones patológicas o de esfuerzo desmedido.

Mientras que en situaciones de ejercicio moderado el aumento en la respiración es una respuesta fisiológica normal, cuando esta sensación se produce en reposo o con esfuerzos que anteriormente no la ocasionaban, se convierte en un síntoma de alarma.

En situaciones cotidianas, la mayoría de las personas no perciben su respiración en reposo. Sin embargo, durante un ejercicio intenso, el incremento en las necesidades metabólicas obliga a que la ventilación se ajuste, haciendo que la respiración se torne difícil y desagradable. Este fenómeno, aunque esperado en determinadas circunstancias, puede ser interpretado erróneamente como una patología, si se desconoce el contexto en el que se presenta.

Clasificación y tipos de disnea

Una de las claves para entender la disnea radica en su clasificación, ya que sus manifestaciones varían según el momento y la situación en la que aparece:

Disnea de Esfuerzo

  • Definición: Se manifiesta al realizar actividades físicas y desaparece con el reposo.
  • Características:
    • Puede ser leve, moderado o intenso según el grado de esfuerzo.
    • Es considerada patológica si aparece en situaciones en las que antes no se presentaba.
    • Una herramienta útil para evaluar la gravedad es preguntar al paciente el número de cuadras que puede caminar o el número de pisos que puede subir antes de sentir la dificultad para respirar.

Disnea de Reposo

  • Definición: La dificultad respiratoria que se presenta incluso cuando la persona está en reposo, en posición de decúbito.
  • Características:
    • Alivio de los síntomas al sentarse o ponerse de pie.
    • Comúnmente asociada a la insuficiencia cardíaca izquierda, aunque también se observa en condiciones como el asma bronquial y derrames pericárdicos.

Disnea Paroxística Nocturna (DPN)

  • Definición: Aparición súbita de disnea durante la noche cuando el paciente se encuentra acostado.
  • Características:
    • Los episodios son intensos y duran entre 10 y 20 minutos.
    • Se acompañan de tos y sibilancias, razón por la cual se conoce también como asma cardíaca.
    • Se relaciona frecuentemente con la insuficiencia cardíaca congestiva y la hipertensión arterial severa.

Mecanismos de la Respiración y la Disnea

La respiración es el resultado de una compleja interacción entre mecanismos centrales y periféricos. Estos sistemas trabajan de forma coordinada para ajustar la ventilación en función de las necesidades metabólicas, ya sea durante la actividad física o en situaciones emocionales como la angustia y el miedo.

El Papel de los Mecanismos Centrales

  • Control Central: El centro respiratorio, ubicado en el bulbo raquídeo, regula la frecuencia y profundidad de la respiración.
  • Ajuste Metabólico: Durante el ejercicio o situaciones estresantes, este centro incrementa la actividad respiratoria para satisfacer la mayor demanda de oxígeno.

Los mecanismos periféricos

  • Quimiorreceptores: Estos sensores, presentes en la aorta y el cuello, detectan los cambios en los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en la sangre, enviando señales al centro respiratorio para ajustar la ventilación.
  • Mecanorreceptores: Responsables de detectar los estiramientos en los pulmones, ayudan a regular la respiración y previenen el estiramiento de los tejidos pulmonares.

La interacción entre estos mecanismos asegura que la respiración se adapta a las necesidades del cuerpo. Sin embargo, cuando alguno de estos sistemas falla o se ve alterado, la sensación de disnea se vuelve una señal crítica de que algo no funciona correctamente.

Causas de la Disnea: Desde el Esfuerzo hasta la Ansiedad

Las causas de la enfermedad son variadas y pueden clasificarse en origen respiratorio, cardíaco y psicológico.

Causas Respiratorias

Disnea Inspiratoria

  • Descripción:
    • Se produce por la obstrucción de las vías respiratorias altas.
    • La respiración se vuelve difícil y prolongada, obligando al cuerpo a utilizar músculos inspiratorios auxiliares.
  • Signos Característicos:
    • Cornaje: Ruido inspirador intenso.
    • Tiraje: Depresión de partes blandas del tórax.
  • Causas comunes:
    • Presencia de cuerpos extraños en las vías respiratorias.
    • Edema agudo de la glotis.

Disnea espiratoria

  • Descripción:
    • Se asocia a la obstrucción de las vías respiratorias bajas.
    • Causada principalmente por el broncoespasmo.
  • Contextos Clínicos:
    • Crisis asmática: Episodios agudos de dificultad para respirar.
    • Enfermedades Crónicas: Como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y el enfisema.

Causas Cardíacas

  • Insuficiencia Cardíaca:
    • La incapacidad del corazón para bombear eficazmente la sangre puede generar congestión pulmonar, lo que se traduce en una dificultad para respirar.
  • Derrames Pericárdicos:
    • La acumulación de líquido en el pericardio puede afectar la función cardíaca y, en consecuencia, la ventilación.

Causas Psicológicas

Disnea por ansiedad

  • Descripción:
    • La ansiedad y el estrés pueden desencadenar una respiración irregular en frecuencia, con suspiros frecuentes.
  • Síntomas asociados:
    • Cefaleas, mareos, desvanecimientos.
    • Adormecimiento de dedos y labios, y en casos extremos, tetania.
  • Contexto:
    • Este tipo de disnea puede presentarse tanto en reposo como al inicio de una actividad física, resultando desproporcionada al esfuerzo realizado.
  • Momento del día:
    • Es notable que suele ser más acentuada en las mañanas que en la tarde.

Signos y Síntomas que acompañan a la disnea

Identificar los signos asociados a la enfermedad resulta crucial para un diagnóstico adecuado. Los síntomas varían en función de la causa subyacente y pueden incluir:

  • Cianosis:
    • Una coloración azulada en la piel y mucosas, especialmente visible en áreas como el lóbulo de la oreja, la región peribucal y los lechos ungueales, es un indicativo de insuficiente oxigenación de los tejidos.
  • Tos:
    • La obstrucción de las vías respiratorias puede desencadenar episodios de tos persistentes.
  • Dolor Torácico:
    • Puede presentarse o no en sincronía con los movimientos respiratorios.
  • Taquicardia:
    • La aceleración del ritmo cardíaco es una respuesta a la mayor demanda de oxígeno.
  • Fatiga:
    • El esfuerzo adicional requerido para respirar se traduce en una sensación de agotamiento.
  • Ansiedad e Inquietud:
    • La dificultad para respirar genera una respuesta emocional marcada, evidenciada en una facies ansiosa que incluye ojos muy abiertos, aleteo nasal y la boca entreabierta.

Valoración de Enfermeria sobre la Disnea

La recolección de datos de enfermería incluye:

 Datos subjetivos: obtenidos en la entrevista con la persona y que hacen referencia a: Problemas respiratorios y cardiovasculares actuales y pasados. Presencia de tos, esputos, dolor torácico, dificultad para respirar – disnea- Historia medicamentosa, presencia de factores de riesgo: estado nutricional, estilo de vida: hábitos tóxicos, etc.

 Datos objetivos: a través del examen físico: Frecuencia, ritmo y profundidad de la respiración, observando la posición que adopta la persona para respirar. Valorar la presencia de fiebre, taquicardia, bradicardia, hipertensión, etc.

 Variaciones en la forma del tórax, pueden indicar una adaptación a condiciones respiratorias crónicas; por ejemplo, en personas con enfisema frecuentemente desarrollan un tórax en tonel.

 Presencia de dolor torácico a la palpación o con los movimientos respiratorios es importante describir su localización.

 Observar la presencia de signos de dificultad respiratoria tales como: aleteo nasal, uso de los músculos accesorios de la inspiración y la espiración, distensión de las venas del cuello.

 Auscultar la presencia de ruidos anormales como: sibilancias, roncus, estertores, crepitación.

 Observar el color de la piel: presencia de cianosis en lóbulo de la oreja, región periorbital y peri bucal, y en lecho ungueal.

 Valorar la presencia de tos y esputo determinar tipo y sus características.

 Observar la presencia de somnolencia, fatiga, confusión, desorientación, vértigo, ansiedad. Valorar si la expresión de la facies del paciente es ansiosa (ojos muy abiertos, mirada brillante e inquieta, aleteo nasal y boca entreabierta).

 Valorar datos obtenidos a través de los diferentes exámenes de laboratorio.

Diagnostico de Enfermeria

Los diagnosticos de enfermeria podrían ser:

 Disnea r/c dolor – ansiedad, – obstrucción, – deterioro músculo esquelético m/p aleteo nasal, cianosis peribucal

 Vías aéreas no permeables r/c la presencia de secreciones mucosas espesas m/p crepitantes pulmonares, tos.

 Dolor torácico a la inspiración y espiración r/c presencia de tos m/p verbalización del paciente.

 Alteraciones del sueño (especificar) r/c la presencia de tos, ansiedad, ortopnea m/p irritabilidad, cansancio.

 Miedo r/c la sensación de ahogo.

 Acumulación de secreciones r/c expectoración/tos ineficaz.

Intervenciones de enfermería

Intervenciones de enfermería más frecuentes en la atención de estos pacientes:

 Colocar en posición semifowler o fowler (ya que permite una mayor expansión torácico favoreciendo la entrada y salida de aire).

 Realizar cambios posturales (ya que logra una máxima expansión del tórax y se evita la obstrucción por las secreciones respiratorias).

 Aliviar el dolor torácico (administrando analgésico según orden médica).

 Proporcionar alimentos que no fermenten ni produzcan gases (pues la distensión abdominal ejerce presión sobre el diafragma dificultando la respiración, son ejemplos: yogures o prebióticos, cocciones suaves, comino, hinojo, canela, pollo a la plancha, huevo hervido o ponchados, galletitas, etc.).

 Enseñar ejercicios de respiración profunda y a toser para eliminar las secreciones.

Evaluación de Enfermeria

  1. Revalorar signos y síntomas del estado de oxigenación del paciente después de las intervenciones.
  2. Interrogar acerca de la percepción de su oxigenación después de las intervenciones de enfermería.
  3. Preguntar si se están cumpliendo sus expectativas.
  4. La persona es la única que puede evaluar su grado de dificultad respiratoria. Siendo 1 ninguna dificultad y 10 la dificultad más grave. 
  5. Cuando las medidas dirigidas a mejorar la oxigenación fracasan, el enfermero debe modificar de inmediato el plan de cuidados. 
  6. La evaluación continua permite a la enfermera determinar si se necesitan terapias nuevas o bien revisar si se han desarrollado nuevos diagnósticos de enfermería que requieran un nuevo plan de cuidados.

Implicaciones en Enfermedades Crónicas: Asma, EPOC e Insuficiencia Cardíaca

La enfermedad no solo es un síntoma aislado, sino un indicador fundamental en el diagnóstico y seguimiento de diversas enfermedades respiratorias y cardíacas.

Asma bronquial

El asma es una condición crónica caracterizada por la inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias.

  • Manifestaciones:
    • Episodios recurrentes de sibilancias, opresión en el pecho y, sobre todo, disnea.
  • Factores desencadenantes:
    • Alérgenos, ejercicio y estrés, entre otros.
  • Importancia del diagnóstico:
    • Un control inadecuado del asma puede llevar a crisis agudas que afectan la calidad de vida y aumentan el riesgo de complicaciones.

Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y Enfisema

Estas afecciones, que abarcan desde la bronquitis crónica hasta el enfisema, se caracterizan por una obstrucción progresiva del flujo aéreo.

  • Síntomas crónicos:
    • La disnea se vuelve un síntoma constante que limita severamente las actividades diarias.
  • Causas:
    • La exposición a tóxicos, especialmente el tabaquismo, es el principal responsable de la aparición de estas enfermedades.

Insuficiencia cardíaca

La insuficiencia cardiaca es otra entidad en la que la disnea juega un papel crucial.

  • Mecanismo:
    • La incapacidad del corazón para bombear sangre de manera eficiente causa congestión pulmonar, lo que se traduce en una dificultad para respirar tanto en reposo como durante el esfuerzo.
  • Impacto en el paciente:
    • La enfermedad asociada a la insuficiencia cardiaca es a menudo debilitante, afectando la calidad de vida y la funcionalidad del paciente.

Disnea: Un Síntoma Bajo la Lupa

En esta sección, analizamos con mirada crítica el significado de la disnea como indicador de alerta en la salud respiratoria.

La enfermedad no debe ser considerada únicamente como una consecuencia del esfuerzo físico, sino como un síntoma que exige atención en diversos contextos clínicos.

Análisis crítico

  • Subjetividad del Síntoma:
    • La percepción de la enfermedad varía significativamente de un individuo a otro. Mientras que algunas personas pueden experimentar molestias leves, para otras este síntoma se vuelve incapacitante.
  • Relevancia diagnóstica:
    • La disnea es un indicador crucial en el diagnóstico diferencial de enfermedades respiratorias y cardíacas.
  • Impacto emocional:
    • Más allá de las alteraciones físicas, la dificultad para respirar puede generar un fuerte componente emocional, incrementando la ansiedad y, en ciertos casos, provocando un círculo vicioso en el que la ansiedad aumenta la disnea y viceversa.

Importancia para los Profesionales de la Salud

Es vital que los médicos y especialistas en salud respiratoria adopten un enfoque integral al evaluar a un paciente con enfermedad.

  • Evaluación Integral:
    • Se debe tener en cuenta tanto la historia clínica como el contexto en el que aparece la disnea (por ejemplo, la diferencia entre la disnea de esfuerzo y la de reposo).
  • Uso de Herramientas de Diagnóstico:
    • Pruebas de función pulmonar, estudios de imagen y evaluaciones cardíacas son fundamentales para descartar condiciones subyacentes graves.
  • Manejo multidisciplinario:
    • La intervención temprana y el manejo adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida del paciente, reduciendo el riesgo de complicaciones mayores.

Consideraciones y Reflexiones Críticas

La disnea es, sin duda, un síntoma que nos habla de la complejidad del sistema respiratorio y de la interrelación entre el estado físico y emocional.

Reflexión sobre la Percepción del Dolor y el Esfuerzo

  • Diferencias en la percepción:
    • Lo que para un deportista puede ser una respuesta normal al esfuerzo, para una persona sedentaria o con patologías subyacentes, se transforma en una señal de alarma.
  • El Papel del Conocimiento:
    • Comprender los mecanismos detrás de la respiración y la disnea es esencial para evitar diagnósticos erróneos y para orientar al paciente hacia el tratamiento adecuado.

Una Mirada Crítica a la Información Médica

En el entorno digital, abundan las interpretaciones simplistas acerca de los síntomas respiratorios.

  • Información contradictoria:
    • Es fundamental contar con fuentes confiables y contrastadas que permitan una correcta interpretación de la disnea.
  • El Rol de los Medios:
    • Los medios de comunicación tienen la responsabilidad de informar de manera clara y crítica sobre este síntoma, evitando el sensacionalismo que puede generar pánico innecesario.

El Desafío de la Educación al Paciente

  • Promotor la Información Correcta:
    • Los profesionales de la salud deben trabajar para que los pacientes comprendan que la disnea no siempre es sinónimo de una patología grave, pero tampoco debe ser ignorada.
  • Prevención y Detección Temprana:
    • La educación en salud es clave para reconocer los signos de alerta y para fomentar la consulta médica en caso de que la dificultad para respirar se presente de manera recurrente o inesperada.

Conclusión: La Disnea como Indicador de Alerta

La disnea es un síntoma que trasciende la simple dificultad para respirar y se erige como una alarma crítica en la salud respiratoria. La comprensión de sus mecanismos, causas y manifestaciones resulta esencial para una detección temprana y un manejo adecuado, evitando complicaciones graves. Este análisis, sustentado en una visión crítica y periodística, resalta la importancia de una evaluación integral y de la educación al paciente.

La clave reside en no minimizar la disnea, sino en interpretarla correctamente dentro del contexto clínico, ya sea como respuesta fisiológica al esfuerzo o como un signo revelador de condiciones subyacentes. La salud respiratoria es un indicador vital del bienestar general, y la disnea, en sus diversas manifestaciones, nos invita a reflexionar sobre la complejidad y fragilidad del organismo humano.

El futuro del manejo de la disnea dependerá de la integración de avances tecnológicos, la mejora en la educación sanitaria y la implementación de estrategias multidisciplinarias que permitan abordar este síntoma desde múltiples frentes.

En un entorno digital donde la información abunda, es imperativo que los datos sean presentados de manera crítica, precisa y accesible, para que cada individuo pueda identificar a tiempo las señales de alerta y buscar la ayuda médica necesaria.


Información del autor
  1. Plazas Lorena, trabajo propio.
Fuente consultada
  1. LeMone Priscilla; Burke Karen; 2009; Enfermeria Medicoquirúrgica; Pensamiento crítico en la asistencia del paciente; 4ta edición; Volumen I; Madrid; España.

Última actualización: [28/02/2025]

Categorías
Anatomía y fisiología

Signos y Síntomas: ¿Cuales son?

Tiempo de lectura: 7 minutos

Signos y Síntomas

Nuestros cuerpos se comunican constantemente a través de diversos signos y síntomas, lo que nos ayuda a identificar posibles problemas de salud de forma temprana. Comprender estos signos y síntomas generales puede salvarle la vida, ya que le permitirá abordar los problemas de salud antes de que se agraven.

Esta guía completa detalla los signos y síntomas más comunes, lo que podrían indicar y cuándo buscar atención médica.

¿Cuáles son los signos y síntomas generales?

En la terminología médica, los “signos” son indicadores objetivos de una enfermedad, como fiebre o un sarpullido, que un médico puede observar. Los “síntomas” son sensaciones subjetivas o cambios en la salud que experimenta una persona, como dolor o fatiga, que pueden no ser visibles para los demás.

En conjunto, los signos y los síntomas ayudan a diagnosticar afecciones de salud y son clave para una intervención temprana. A continuación se enumeran dichos signos y síntomas generales:

  1. Dolor.
  2. Fiebre.
  3. Disnea.
  4. Cianosis.
  5. Edema.
  6. Ictericia.
  7. Astenia.
  8. Pérdida o ganancia de peso.

Dolor

El dolor suele ser un síntoma de enfermedades subyacentes. El dolor agudo, como el que se produce por lesiones, es fácil de identificar, mientras que el dolor crónico, como el que se observa en la artritis, las migrañas o la fibromialgia, requiere un examen detallado.

El dolor es una experiencia sensorial compleja que funciona como un sistema de alerta del cuerpo que nos alerta de posibles daños o lesiones. Puede variar ampliamente en intensidad, duración y tipo, desde una sensación aguda y punzante hasta un dolor sordo y palpitante.

El dolor, que suele ser localizado, puede afectar una zona específica, como una articulación o un músculo, pero también puede ser difuso o irradiarse a otras partes del cuerpo. Las lesiones físicas, la inflamación, el daño a los nervios y las infecciones suelen causar dolor, pero también puede deberse a afecciones subyacentes que requieren una investigación más exhaustiva.

Como resultado, el dolor es tanto un síntoma como una señal, que incita a las personas a descansar, buscar tratamiento o tomar medidas para evitar daños mayores.

Signos y Síntomas – Dolor

Fiebre

La fiebre es un aumento temporal de la temperatura corporal, que suele indicar que el cuerpo está combatiendo una infección o enfermedad. Generalmente definida como una temperatura superior a 37,5 °C (99,5 °F), la fiebre activa la respuesta inmunitaria, ayudando al cuerpo a eliminar virus, bacterias u otros patógenos.

Las causas comunes de la fiebre incluyen infecciones como la gripe, la faringitis estreptocócica o una infección bacteriana, pero también puede ser consecuencia de afecciones inflamatorias, medicamentos o incluso agotamiento por calor. Los síntomas que suelen acompañar a la fiebre incluyen escalofríos, sudoración, dolor de cabeza y malestar general, que indican los esfuerzos del cuerpo por restablecer el equilibrio.

Desde un punto de vista médico, la fiebre suele ser una respuesta beneficiosa más que una afección que requiera tratamiento inmediato. Sin embargo, es importante controlarla, especialmente en bebés, adultos mayores y personas con problemas de salud subyacentes, ya que la fiebre alta o prolongada puede provocar complicaciones.

En la mayoría de los casos, la fiebre desaparece por sí sola a medida que el cuerpo supera la infección. Sin embargo, la fiebre persistente o muy alta puede requerir atención médica, ya que podría indicar un problema de salud más grave.

Signos y Síntomas – Fiebre

Disnea

La disnea, o dificultad para respirar, es una sensación subjetiva de falta de aire o esfuerzo al respirar. Es una manifestación clínica común que puede estar asociada a diversas patologías, como enfermedades respiratorias (asma, EPOC, neumonía), cardiovasculares (insuficiencia cardíaca, embolia pulmonar) y metabólicas (anemia, acidosis).

Se caracteriza por una percepción incómoda de respiración forzada o insuficiente y puede presentarse en diferentes grados de severidad, desde un nivel de incomodidad hasta una grave sensación de asfixia. La disnea puede ser aguda o crónica, dependiendo de su duración y de la enfermedad subyacente que la provoca.

El abordaje de la disnea requiere una evaluación integral del paciente, ya que su etiología puede ser multifactorial. El tratamiento dependerá de la causa específica y puede incluir desde el uso de broncodilatadores en casos de asma, hasta diuréticos en el contexto de insuficiencia cardíaca.

También es fundamental considerar aspectos psicológicos, ya que la disnea puede generar ansiedad y limitar la calidad de vida. La intervención temprana y un enfoque multidisciplinario pueden mejorar los pronósticos del paciente y ayudar a controlar los síntomas de manera efectiva.

Signos y Síntomas – Disnea

Cianosis

La cianosis es una coloración azulada de la piel y las mucosas que ocurre cuando existe una disminución de oxígeno en la sangre, específicamente cuando los niveles de hemoglobina desoxigenada superan los 5 g/dL.

Este fenómeno se presenta con mayor frecuencia en zonas del cuerpo donde la piel es más delgada, como los labios, las uñas y las mucosas, y puede estar asociado a problemas respiratorios y cardiovasculares que afectan la oxigenación adecuada de los tejidos.

La cianosis puede clasificarse en central, cuando el problema radica en el intercambio de gases a nivel pulmonar, y periférico, cuando se debe a una disminución de la circulación sanguínea en las extremidades.

El tratamiento de la cianosis depende de su causa subyacente. En casos de origen respiratorio, como en el asma grave o la neumonía, se deben optimizar los niveles de oxígeno mediante oxigenoterapia. En casos cardiovasculares, como en las cardiopatías congénitas, puede ser necesario un tratamiento médico o incluso quirúrgico para corregir las anomalías que interfieren en la circulación y oxigenación adecuadas.

Es importante una evaluación clínica completa para diferenciar entre los tipos de cianosis y establecer un plan de tratamiento que aborde no solo los síntomas, sino también la causa primaria que compromete el estado de oxigenación del paciente.

Signos y Síntomas – Cianosis

Edema

Las causas del edema son diversas y abarcan desde insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal y problemas hepáticos hasta trastornos venosos o linfáticos. El abordaje terapéutico del edema debe enfocarse en tratar la enfermedad subyacente, ya sea mediante el uso de diuréticos en casos de sobrecarga de líquidos, control de la presión arterial, o de compresión en casos de insuficiencia venosa.

Además, es crucial monitorear el progreso y la respuesta al tratamiento, ya que la persistencia o progresión del edema puede ser indicativo de un empeoramiento de la condición de base, requiriendo ajustes en el manejo clínico para optimizar la salud y el bienestar.

Signos y Síntomas – Edema

Ictericia

La ictericia es una coloración amarillenta de la piel, las mucosas y la esclerótica (parte blanca de los ojos) causada por el aumento de bilirrubina en sangre, un pigmento producido por la descomposición de los glóbulos rojos.

Como signo, la ictericia es observada clínicamente cuando los niveles de bilirrubina superan los 2-3 mg/dL, y su intensidad puede variar desde un leve tinte amarillo hasta una tonalidad más pronunciada en casos graves. Este signo puede estar asociado a diversas patologías hepáticas, como hepatitis, cirrosis o cáncer de hígado, y también puede derivarse de trastornos hemolíticos o problemas en el sistema biliar que dificultan la eliminación de la bilirrubina.

Como síntoma, la ictericia suele acompañarse de otros signos y malestares, según su causa subyacente. En pacientes con problemas hepáticos, puede ir acompañada de fatiga, pérdida de apetito, náuseas y dolor abdominal. En casos de obstrucción biliar, se pueden presentar síntomas adicionales como prurito (picazón), orina oscura y heces de color claro.

El tratamiento de la ictericia requiere un diagnóstico preciso para abordar la enfermedad que la origina, ya sea mediante manejo médico, intervenciones quirúrgicas o terapias de soporte. La pronta identificación y tratamiento de la causa es fundamental para evitar complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente.

Signos y Síntomas – Ictericia

Astenia

La astenia es una sensación de debilidad y falta de energía que afecta la capacidad de una persona para realizar actividades cotidianas. Como signo, la astenia puede ser difícil de medir objetivamente, pero su presencia se evidencia cuando el paciente refiere una disminución general de su rendimiento físico y mental.

Es un síntoma común en diversas patologías, como infecciones virales, anemia, trastornos endocrinos (hipotiroidismo, diabetes), y enfermedades crónicas, además de estar presente en cuadros de fatiga crónica y depresivos. La astenia puede ser pasajera o persistente, dependiendo de su causa subyacente y la respuesta al tratamiento.

Desde el punto de vista del síntoma, la astenia suele acompañarse de otros signos y sensaciones que afectan el bienestar del paciente, como dificultades de concentración, cambios en el apetito y trastornos del sueño. Este síntoma puede generar un impacto significativo en la calidad de vida, ya que limita la capacidad del individuo para cumplir con sus obligaciones diarias y disfrutar de sus actividades habituales.

El abordaje de la astenia implica identificar y tratar la causa primaria, además de considerar intervenciones de apoyo como una alimentación balanceada, actividad física moderada y técnicas de manejo del estrés para mejorar el estado general y la funcionalidad del paciente.

Signos y Síntomas – Astenia

Pérdida o ganancia de peso

La pérdida o ganancia de peso, como signo, se refiere a cambios en el peso corporal que pueden ser medidos objetivamente y observados a través de un seguimiento regular. La pérdida de peso involuntaria suele ser indicativa de problemas de salud como infecciones crónicas (por ejemplo, tuberculosis o VIH), cáncer, trastornos endocrinos (hipertiroidismo o diabetes), o trastornos gastrointestinales que afectan la absorción de nutrientes.

Por otro lado, la ganancia de peso, también involuntaria, puede estar asociada a condiciones como el hipotiroidismo, síndrome de Cushing, insuficiencia cardíaca o efectos secundarios de ciertos medicamentos. La identificación de estos cambios es clave para el diagnóstico temprano de múltiples patologías.

Como síntoma, tanto la pérdida como la ganancia de peso pueden influir en el estado emocional y la calidad de vida de una persona. La pérdida de peso no intencionada puede acompañarse de fatiga, debilidad y una reducción de la masa muscular, afectando la vitalidad y funcionalidad del individuo.

La ganancia de peso, en cambio, puede generar incomodidad, falta de movilidad y mayor riesgo de enfermedades metabólicas, además de un impacto psicológico que puede derivar en ansiedad o depresión.

Un abordaje adecuado implica no solo identificar la causa subyacente, sino también brindar soporte nutricional, psicológico y terapéutico, con el objetivo de estabilizar el peso y mejorar la salud integral del paciente.


Información del Autor
  1. Lorena Plazas. Lic. en enfermería. Trabajo propio.
Fuentes consultadas
  1. LeMone Priscilla; Burke Karen; 2009; Enfermeria Medicoquirúrgica; Pensamiento crítico en la asistencia del paciente; 4ta edición; Volumen I; Madrid; España.

Última actualización: [27/04/2025]

Categorías
Urgencias Cardiología Técnicas UCO Unidad de Cuidados Intensivos y Coronarios

Manejo de la Insuficiencia Cardíaca Aguda

Tiempo de lectura: 9 minutos

“El paciente frío y húmedo”

Manejo de la Insuficiencia Cardíaca Aguda

Conceptos generales

  • Es el perfil clínico/hemodinámico más grave, de peor pronóstico.
  • A estos pacientes se los llama “Fríos y Húmedos”, ya que muestran signos y síntomas tanto de congestión y/o sobrecarga de volumen, como de hipoperfusión en distintos grados, incluso shock.
Manejo de la Insuficiencia Cardíaca Aguda

La queja principal es la disnea, pudiendo presentarse como:

  • Disnea de esfuerzos
  • Ortopnea
  • Disnea paroxística nocturna

También pueden referir:

  • Tos
  • Mareos
  • Episodios de síncope
  • Vómitos
  • Dolor torácico
  • Malestar
  • Incluso puede llegar francamente hipotenso ya con depresión del sensorio debido a hipoperfusión tisular.

Pueden presentar signos/síntomas de la patología de base que descompensó o provocó la IC aguda:

  • Síndrome coronario
  • Neumonía
  • Infección urinaria
  • Arritmia

¿Cómo reconocemos que el paciente se encuentra realmente en el perfil clínico/hemodinámico “C” o “Frío y Húmedo”?

Imagínense que tienen en la sala de emergencia o en su guardia un paciente con síndrome coronario agudo que presenta “disnea”.

En ese momento ustedes observan que el paciente comienza a presentar signos de congestión y signos de hipoperfusión (o sea, el síndrome coronario se está complicando con IC aguda perfil “frío y húmedo”)

Signos de congestión y/o sobrecarga de volumen

  • Ortopnea
  • Ingurgitación yugular
  • Crepitantes pulmonares
  • Hepatomegalia dolorosa
  • Reflujo hepatoyugular
  • Tercer ruido cardíaco
  • Edemas de miembros

Signos de hipoperfusión

  • Palidez cutánea
  • Extremidades frías
  • Confusión mental
  • Tiempo de relleno capilar lento (más de tres segundos)
  • Pulso filiforme o pulso periférico ausente
  • Oliguria
  • Hipotensión (TA sistólica menor a 90 mmHg o menor a 40% de la TA basal del paciente)
  • Presión proporcional de pulso disminuida
  • Presión de pulso “pinzada”

Entonces, el NÚMERO de la TA no debe valorarse de manera aislada, y si en un conjunto de signos y síntomas!

Términos:

Presión de pulso

Es el resultado de la PAS – la PAD.

En palabras simples, la PAS representa el gasto cardíaco, y la PAD representa el grado de vasoconstricción periférica.

En la IC el gasto cardíaco no es adecuado, por lo tanto la PAS disminuye; mientras que la PAD aumenta para intentar mantener una adecuada perfusión tisular.

En términos hemodinámicos decimos que esto ocurre para mantener una “tensión arterial media” adecuada.

En estos pacientes podemos encontrar una TA de 90/80 mmHg, y esto lo tenemos que valorar como signo de hipoperfusión importante!

En el shock séptico ocurre lo contrario ya que hay vasodilatación periférica (que BAJA la presión diastólica) con aumento del gasto cardíaco (que AUMENTA la presión sistólica), entonces la presión de pulso es MAYOR: 140/50 por ejemplo.

Presión proporcional de pulso

Se obtiene al dividir la presión de pulso sobre la presión sistólica, o sea, “(PS – PD) / PS”.

Cuando el resultado es mayor a 25% se correlaciona con un índice cardíaco mayor o igual a 2,2L/min/m2, o sea, con un “adecuado” índice cardíaco.

Si la “presión proporcional de pulso” está por debajo de 25% se deduce que el índice cardíaco está disminuido, por lo tanto, el paciente está sufriendo hipoperfusión tisular.

Signo semiológico importante

La ausencia de pulso “pedio” bilateral en un contexto clínico de IC aguda indica hipoperfusión tisular con índice cardíaco menor a 2,2 L/min/m2.

¿Por qué son importantes estos parámetros hemodinámicos y semiológicos? 

  • Porque el diagnóstico de IC aguda con SHOCK cardiogénico es inicialmente CLÍNICO!
  • Todos estos signos y síntomas deben valorarse en conjunto, y no verlos de manera aislada.
  • En la práctica el paciente que se presenta con “perfil C frío y húmedo” muestra varios de estos hallazgos juntos.

Resumen

  • Si el paciente presenta tanto signos y síntomas de congestión como de hipoperfusión, decimos que es un paciente en IC aguda “Frío y Húmedo”, o “perfil C”.
  • Cuando el paciente presenta claramente signos de hipoperfusión tisular, TA menor a 90 mmHg, está confuso, oligúrico, piel fría también podemos decir que está en “Shock” cardiogénico.
  • El shock es un término que se usa para describir a un paciente que presenta un estado de hipoperfusión generalizada.
  • El Guideline de la Sociedad Europea de Cardiología lo define como: “Hipotensión (PAS menor a 90 mmHg) con signos de hipoperfusión a pesar de una volemia adecuada”.
  • Ahora, como este paciente presenta tanto signos de hipoperfusión como signos de congestión y/o sobrecarga de volumen, se agrupa toda esta clínica con el término “perfil C – Frío y Húmedo”

Manejo en la sala de emergencia

La causa más frecuente de shock cardiogénico es el IAM, veamos un ejemplo de la vida real con nuestra paciente “Doña María”:

Vuelve doña María de 68 años, diabética, hipertensa, refiere que ya fue operada del corazón hace 5 años y usa remedios para el mismo pero no recuerda cuales.

Nos dice que está nuevamente con “falta de aire” hace unos días con empeoramiento progresivo en las últimas 24 hs acompañada por dolor epigástrico intenso, en “quemazón” hace unas 6 horas.

También refiere mareos, malestar, siente que se va a “desmayar”.

En la exploración física vemos que está realmente disneica, se entrecortan las frases al hablar por la disnea.

Observamos los edemas en los miembros y distensión abdominal.

Al acostarla con la cabeza sobre una almohada vemos que la vena yugular externa no colapsa, esta ingurgitada 3/3 y refiere que no puede permanecer acostada, quiere “sentarse” y colgar los pies (ortopnea).

Viendo y palpando; la punta del corazón está desviada hacia la izquierda (cardiomegalia) y valoramos un hígado aumentado de tamaño, doloroso a la palpación con reflujo hepatoyugular positivo.

Con el estetoscopio auscultamos crepitantes bilaterales hasta la mitad de los pulmones, un poco mayor a la derecha, algunas sibilancias (la famosa“asma cardiaca” y un ritmo de galope en el área cardíaca con un soplo de insuficiencia mitral (todos estos son signos de congestión!).

Está saturando 84% sin oxígeno, su FC es de 139/minuto irregular. Su TA era al inicio 110/90.

En ese mismo momento vemos que la paciente comienza a quedar confusa, la temperatura del antebrazo y piernas están frías, con un sudor pegajoso, su TA ahora es de 85/40, el pulso radial es filiforme, alternante y el pedio está ausente.

Vemos “livideces” en el abdomen, muslos, brazos (todos estos son signos de hipoperfusión!!!).

¿Que pensamos de inmediato de la paciente?

Está teniendo un Síndrome Coronario Agudo, cursando con “congestión e hipoperfusión”, o sea, la paciente está manifestando tanto clínica de edema agudo de pulmón como de hipoperfusión tisular, ya en fase de shock cardiogénico!

Resumiendo, podemos juntar todos estos hallazgos y decir que el paciente está cursando un síndrome coronario agudo, complicado con IC aguda perfil “C” (FRÍA y HÚMEDA)

¿Que hacer de inmediato con el paciente? 

  1. Sala de emergencia Llevarla YA a la sala ROJA!
  2. Administrar por vía oral DOS antiagregantes plaquetarios: Aspirina + Clopidogrel .
  3. MOV “monitor, oxígeno, vena” (Monitor cardíaco, de PA y oxímetro de pulso, Oxígeno ya que esta hipoxémica, y obtener DOS accesos Venosos calibrosos).

En este caso se administra oxígeno con mascarilla y reservorio intentando mantener una saturación por arriba de 90%.

Como hay inestabilidad hemodinámica, la VNI no está indicada.

Si la paciente no mejora con la máscara de oxígeno y continua con baja saturación, o comienza a quedar cianótica y confusa: INTUBAR!.

En el momento en que se obtienen los accesos venosos recordar de extraer sangre para solicitar exámenes de laboratorio:

  • Hemograma
  • Glucemia
  • Función renal
  • Función hepática
  • Ionograma
  • Gasometría arterial
  • Enzimas cardíacas
  • Examen de orina, y otros según sospecha clínica
  • La bibliografía utilizada también recomienda solicitar TSH

4.Realizar un electrocardiograma de 12 derivaciones en menos de 10 minutos!

El Guideline de la Sociedad Europea de Cardiología 2016 recomienda realizar ecocardiograma de urgencia en la sala de emergencia en los pacientes en shock cardiogénico, sobre todo si se sospecha de patología mecánica como ruptura valvular, miocárdica, etc. En la práctica esto no siempre es posible.

5. Una vez obtenido los accesos venosos iniciamos inotrópicos y vasopresores en bomba de infusión, aumentando la dosis hasta obtener una PAS adecuada (90 mmHg de sistólica por lo menos).

6. Cuando se obtuvo una adecuada perfusión tisular mantenemos el vasopresor + el inotrópico y comenzamos a administrar diuréticos y vasodilatadores para el edema agudo de pulmón.

Utilizamos furosemida inicialmente, en dosis de 0,5 a 1mg/kg en bolus, pudiendo repetir luego de una hora hasta dos veces más caso que el paciente no mejore.

Si no mejora con diuréticos agregamos algún vasodilatador, como la nitroglicerina o nitroprusiato.

7. Si electrocardiograma muestra signos de isquemia miocárdica la intervención coronaria percutánea de urgencia está indicada antes de las dos horas del ingreso a la emergencia!

¿Qué pasa si no contamos con servicio de hemodinamia en nuestro hospital? ¿Debemos trasladar al paciente al centro que cuente con el mismo?

La respuesta a esto depende del lugar donde trabajes, ya que si cuentas con un sistema “organizado”, que está preparado para trasladar al paciente hacia un servicio de hemodinamia y tratarlo en menos de 120 minutos, en teoría se podría transferir al paciente.

Ahora, si no contamos con este servicio organizado debemos tratar clínicamente al paciente, utilizando fibrinolíticos y anticoagulantes en los pacientes CON SUPRADESNIVEL DEL ST, y solamente con anticoagulantes SIN fibrinolíticos en los pacientes SIN SUPRADESNIVEL DEL ST.

Una vez obtenida la reperfusión debemos encaminar al paciente a cateterismo cardiaco y angioplastia cuanto antes! de ser posible dentro de las 24 hs.

De igual modo, si no se obtiene la reperfusión con los fibrinolíticos está indicada la angioplastia de rescate.

En este momento razonemos lo siguiente:

Miren nuevamente los signos vitales de la paciente en el caso clínico.

Inicialmente según la TA (110/90) Doña María no estaba “numéricamente” hipotensa, pero recuerden que algunos pacientes, sobre todo los hipertensos crónicos mal controlados, acostumbran presentar signos de mala perfusión tisular y shock con cifras más altas, debido a que están crónicamente adaptados a mantener cifras tensionales muy elevadas.

Nótese también que su “presión de pulso” estaba “pinzada”, esto quiere decir que la sistólica y la diastólica se estaban acercando.

En ese momento hay que abrir los ojos ya que nos está avisando que se viene el SHOCK!

Bien, fíjense lo que hicimos con la paciente: mientras que al mismo tiempo realizamos el tratamiento específico del síndrome coronario, intentamos “mantenerla viva”, estabilizando el cuadro de shock y edema agudo de pulmón!

Uso de inotrópicos

Hay dos tipos más usados:

  • -Beta-agonistas: Dobutamina (el más utilizado)
  • -No beta agonistas: Milrinona (inhibidor de la fosfodiesterasa)
  • -Levosimendana (Sensibilizador del calcio).

¿Cómo y cuándo usar cada uno? 

Los inotrópicos están indicados en dos situaciones:

1) Para corregir el bajo débito cardíaco (o sea, el cuadro de hipoperfusión).

2) En cuadros refractarios (cuando no mejora con las medidas iniciales: vasodilatadores, diuréticos)

IMPORTANTÍSIMO: recuerden que no tenemos que depender de la cifra de presión sistólica (menor a 90 mmHg) para iniciar el inotrópico!

Hay que evaluar todos los signos de hipoperfusión/shock explicados anteriormente.

En los datos del registro ADHERE (Acuted Descompensated Heart Failure Registry) la “hipotensión” (menor a 90 mmHg) fue encontrada en solo el 3% de los pacientes internados por IC aguda, pero el uso de inotrópicos fue necesario en casi el 40% (fueron 25.865 pacientes con disfunción sistólica).

Con respecto a la dobutamina (fármaco B1 agonista), debemos ver primero que el paciente NO sea usuario crónico de Betabloqueantes, ya que ambos se ligan al mismo receptor (B1) y sería más difícil obtener el efecto inotrópico deseado.

Esta se usa en bomba de infusión, diluyendo dos ampollas de 250 mg en 210 ml de suero glucosado al 5% y se la infunde a 5 – 20 microgramos/kg/min.

Se va ajustando la velocidad de infusión hasta obtener una PAS por lo menos de 90 mmHg.

Algunos especialistas en cuadros de hipotensión muy severos, por ejemplo, un paciente que cursa con TA de 70/50, sugieren inicialmente el uso del vasopresor “noradrenalina” para inicialmente aumentar la TA a valores de alrededor de 85-90 mmHg y ahí asociar el inotrópico dobutamina.

Esto se sugiere ya que la dobutamina es buena como inotrópica, mejora la función de bomba cardiaca, pero no aumenta adecuadamente la TA necesitando por esto la ayuda inicial de un vasopresor.

La noradrenalina se utiliza también en bomba de infusión, entre 0,1 a 3 microgramos/kg/min.

Si el paciente es usuario crónico de betabloqueantes se prefiere la utilización de inotrópicos que no interfieren con los receptores beta (milrinona y levosimendana).

Los problemas con estos inotrópicos son principalmente dos:

1) No están disponibles en todos los centros, principalmente los centros de menor complejidad del interior de nuestro país.

2) No pueden ser utilizados si el paciente tiene TA menor a 90 mmHg de sistólica, ya que generan un efecto vasodilatador importante inicialmente, pudiendo empeorar aún más la hipotensión (Fuente: Soporte Avanzado de Vida en Insuficiencia Cardíaca “SAVIC”).

Cuando utilizamos alguno de estos dos inotrópicos NO es necesario reducir la dosis del betabloqueador!

¿Qué hacemos si el paciente está severamente hipotenso (por ejemplo esta con 70/40 mmHg) y es usuario crónico de betabloqueador?

“USAMOS DOBUTAMINA + NORADRENALINA”.

Esto te ayudará tanto en la vida real como en la mayoría de los exámenes, ya que la dobuta es la droga inotrópica de elección en situaciones de hipotensión muy severa! sobre todo asociada a noradrenalina como fue discutido anteriormente.

Si el paciente está usando betabloqueadores y necesitamos igualmente usar la dobutamina lo que hacemos es reducir a la mitad la dosis del betabloqueante e iniciar la dobutamina con el doble de la dosis.

Por ejemplo, en vez de iniciar con 5 mcr/kg/min iniciamos con 10 mcr/kg/min.

De ser necesario, se debe reducir progresivamente la dosis del betabloqueador durante la internación, intentando no suspenderlo por completo ya que esto aumenta la mortalidad.

Aclaración 

En algunos casos cuando el cuadro de hipoperfusión no es “tan marcado”, o sea, no está en un cuadro de franco shock cardiogénico, la presión sistólica está por encima de 90 mmHg ponemos vasodilatadores inicialmente (junto con diuréticos si hay congestión).

Muchas veces esto mejora el cuadro de hipoperfusión sin la necesidad de uso de inotrópicos.

Si el cuadro es refractario o el paciente se hipotensa con estas medidas, los inotrópicos y vasopresores deben ser introducidos.

Lo anterior fue el tratamiento práctico del paciente con IC aguda en edema agudo de pulmón y shock cardiogénico, situación gravísima!

Gracias por leer Manejo de la Insuficiencia Cardíaca Aguda !!!


Información del autor
  1. SAVIC ‘’Soporte avanzado de vida en insuficiencia cardíaca 2016’’ -2016 ESC Guidelines for the diagnosis and treatment of acute and chronic heart failure
  2. European Heart Journal doi:10.1093/eurheartj/ehw128 -www.UpToDate.com
  3. Harrison’s Principles of Internal Medicine-19th Edition 2015
  4. Dr Veller. Cardiología
  5. Por Staff Sgt. Robert Barnett (https://www.dvidshub.net/image/1179207) [Public domain]
  6. Por Michael Rosengarten BEng, MD.McGill [CC BY-SA 3.0]
  7. Por Tony Webster from Minneapolis, Minnesota (Emergency Room) [CC BY-SA 2.0]
  8. Por Jacob Windham de Mobile, USA (Flickr) [CC BY 2.0]
  9. https://nightingaleandco.es

Última actualización: [13/03/2025]

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Cuidados Paliativos

Fatiga y Disnea en la agonía: Disnea pulmonar

Tiempo de lectura: 4 minutos

Fatiga y Disnea en la agonía: Disnea pulmonar

Fatiga

La fatiga es uno de los síntomas más comunes del final de la vida y por lo general aumenta su prevalencia e intensidad según el paciente se acerca a los días finales de vida.

La fatiga en la Etapa Final de la Vida (EFV )es multidimensional y su fisiopatología subyacente es poco comprensible. Podría estar relacionada con el letargo, la debilidad y los trastornos de sueño.

Etapa Final de la Vida

Los puntajes de la Palliative Performance Scale también disminuyen rápidamente durante los últimos 7 días de vidas. No se han llevado a cabo estudios clínicos en pacientes con solo días de esperanza de vida.

El metilfenidato puede ser útil en determinados pacientes con una esperanza de vida de semanas.

Disnea

La disnea describe una respiración dificultosa o jadeante. Es uno de los síntomas que mayor aflicción causa entre los pacientes y con frecuencia aumenta en la medida en que se acercan las últimas semanas y días de vida.

La prevalencia de la disnea en los adultos diagnosticados con cáncer varía de 21 a 90 %, y se correlacionó con cáncer de pulmón y enfermedad avanzada. La disnea puede predecir una supervivencia corta.

Disnea pulmonar

La disnea pulmonar es una sensación de dificultad para respirar que se origina en los pulmones debido a diversas afecciones respiratorias. Esta condición puede estar asociada con enfermedades como el asma, la neumonía, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la fibrosis pulmonar, entre otras.

Los pacientes que experimentan disnea pulmonar suelen describir una sensación de opresión en el pecho, respiración rápida y superficial, y la incapacidad de llenar completamente los pulmones de aire. La disnea puede ser aguda, apareciendo de manera súbita, o crónica, cuando se presenta de forma persistente o recurrente.

El tratamiento de la disnea pulmonar depende de la causa subyacente. En algunos casos, el uso de broncodilatadores, esteroides o antibióticos puede ser necesario para aliviar los síntomas y tratar la afección de base.

Además, se pueden recomendar cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, evitar alérgenos o realizar ejercicios de respiración, para mejorar la función pulmonar y reducir la frecuencia de los episodios de disnea.

Etiología de la disnea

La etiología de la disnea es, por lo general, una enfermedad maligna en estado avanzado, aunque otros factores de riesgo incluyen ascitis, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, desacondicionamiento y neumonía.

La disnea se presenta cuando:

  • Se necesita realizar un esfuerzo respiratorio mayor para vencer la obstrucción o una enfermedad restrictiva (por ejemplo, efusiones tumorales o pleurales),
  • Se requiere una mayor cantidad de músculos respiratorios para mantener una respiración adecuada (por ejemplo, por debilidad neuromuscular o caquexia)
  • Hay un aumento en la necesidad de ventilación (por ejemplo, por hipercapnia o acidosis metabólica).

Las intervenciones intensivas como la toracentesis para tratar causas presuntamente reversibles podrían ser apropiadas o no; primero se debe tomar en cuenta el pronóstico, las metas de cuidados y la logística.

En la etapa final de la vida, muchos pacientes podrían estar confundidos, lo que torna la disnea más problemática. Las medidas objetivas como la frecuencia respiratoria, la saturación de oxígeno y el uso de los músculos accesorios tienen poca relación con la sensación subjetiva del paciente de disnea.

Los cuidadores podrían proveer una respuesta indirecta. La Respiratory Distress Observation Scale se implementó para aquellos pacientes que no podían dar un autoinforme; sin embargo, la correlación de la expresión del paciente con la disnea fue débil a moderada.

Los principios y prácticas para aliviar la disnea en los pacientes con días de vida son similares a las de los pacientes con esperanza de vida mayor.

Fatiga y Disnea en la agonía

Fármacos para la disnea

Los opiáceos, mediante administración oral, intravenosa o subcutánea, se consideran la opción de primera línea. A los pacientes con manifestaciones de broncoconstricción se les puede administrar broncodilatadores.

  • En los pacientes sin contraindicaciones claras se podría tomar en cuenta el uso de corticosteroides.
  • Los pacientes con hipoxemia se pueden beneficiar del uso de oxígeno complementario.
  • Los pacientes con disnea grave e insuficiencia respiratoria hipoxémica o hipercápnica, podrían requerir una presión positiva de dos niveles en las vías respiratorias o un flujo alto de oxígeno, lo que representa alternativas no invasivas a la intubación o la ventilación mecánica.
  • Los antibióticos podrían proveer alivio de las fuentes infecciosas de la disnea; sin embargo, el uso de estos fármacos debe ser congruente con las metas de cuidado de un paciente.
  • Si el paciente presenta broncoespasmo junto con la disnea, los glucocorticoides o broncodilatadores pueden ofrecer alivio. Los broncodilatadores se usan con cuidado debido a que pueden aumentar la ansiedad, lo que conlleva una peor sensación de disnea.

En situaciones poco comunes, la disnea puede ser resistente a todos los tratamientos descritos anteriormente. En estos casos, se puede indicar la sedación paliativa, con el uso de benzodiazepinas, barbitúricos o neurolépticos. De hecho, la disnea resistente al tratamiento es la segunda indicación más común de la sedación paliativa, luego del delirium con agitación.


Información del autor
  1. Instituto Nacional del Cáncer “Etapa final de la vida (PDQ®)–Versión para profesionales de salud fue publicado originalmente por el Instituto Nacional del Cáncer”.

Última actualización: [13/08/2024]

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